Cuando rezamos, cuando cantamos, cuando la fiesta es
Un celebrar gozoso, es el día Grande: Pentecostés.
Cuando llevamos en nuestras manos un resplandor de luz.
/ En nuestro pecho vive y palpita el que murió en la cruz /2
Cuando el Señor alienta en nosotros, siempre es Pentecostés
Cuando el amor nos canta en la vida, siempre es Pentecostés.
Cuando queremos comprometernos en una misma fe,
Una tarea, un compromiso, siempre es Pentecostés.
Cuando decimos sí a la Iglesia con plena lucidez
/ Soplan de nuevo vientos del cielo porque es Pentecostés /2
Cuando el Señor alienta en nosotros, siempre es Pentecostés
Cuando el amor nos canta en la vida, siempre es Pentecostés.
Cuando los hijos ya van creciendo y dicen que quieren ser
Miembros de Cristo y de su Iglesia, siempre es Pentecostés.
No nos separan lenguas ni razas, nuestra consigna es
/ Ser en el mundo un testimonio porque es Pentecostés /2
Cuando el Señor alienta en nosotros, siempre es Pentecostés
cuando el amor nos lanza a la vida, siempre es Pentecostés.
Cuando la fuerza, que estaba oculta, vence con su poder,
Nuestros temores, nuestro egoísmo, siempre es Pentecostés.
Cuando aceptamos ser levadura y llama que quiere arder,
/ Nos vinculamos más a la Iglesia Porque es Pentecostés /2
Cuando el Señor alienta en nosotros, siempre es Pentecostés
Cuando el amor nos canta en la vida, siempre es Pentecostés.
Fuente: https://youtu.be/ZoY-ZQhpgUw
SALMO 92
SALMO 92, 1-3
Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,
Publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,
Al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.
SALMO 92, 4-6
Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:
«¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!»
El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.
SALMO 92, 7-9
Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;
Más tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.
Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.
SALMO 92, 10-12
Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;
Mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.
Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.
SALMO 92, 13-15
Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.
Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,
Para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.
SALMO 95
SALMO 95, 1-3
Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.
Porque es Yahveh un Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses;
SALMO 95, 4-7
En sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.
Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano.
SALMO 150
SALMO 150, 1-3
Alabad a Dios en su santuario, alabadle en el firmamento de su fuerza,
Alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza.
Alabadle con clangor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara,
SALMO 150, 4-6
Alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta,
Alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación.
¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh! ¡Aleluya!.