CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

ESPERABA LA NIÑA DE NAZARET

Esperaba, esperaba la niña de Nazaret.
Esperaba, esperaba y no conocía qué.
Sabía que su dueño siempre era fiel
y por eso esperaba, esperaba con fe.

Dios que a la puerta llama, ¿quién abrirá?
todos los hombres callan dormidos ya.
La virgen vigilante despierta está:
puso aceite en la lámpara que brilla más.

Esperaba, esperaba la niña de Nazaret.
Esperaba, esperaba y no conocía qué.
Sabía que su dueño siempre era fiel
y por eso esperaba, esperaba con fe.

Dios que a los hombres dice: «Quiero venir».
Los hombres que contestan: «No hay sitio aquí».
Pero la Virgen niña responde así:
«Que esa palabra tuya se cumpla en mí».

Esperaba, esperaba la niña de Nazaret.
Esperaba, esperaba y no conocía qué.
Sabía que su dueño siempre era fiel
y por eso esperaba, esperaba con fe.

«Cuando mi niño venga ¿qué haré con Él?
Él se me ha dado todo y yo a Él también.
Quiero darlo a los hombres, para ellos es:
salgamos de camino hacia Belén».

Esperaba, esperaba la niña de Nazaret.
Esperaba, esperaba y no conocía qué.
Sabía que su dueño siempre era fiel
y por eso esperaba, esperaba con fe.

Fuente: https://youtu.be/ttTvQDQGmSE

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SALMO 92

SALMO 92, 1-3

Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,
Publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,
Al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.

SALMO 92, 4-6

Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:
«¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!»
El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.

SALMO 92, 7-9

Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;
Más tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.
Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.

SALMO 92, 10-12

Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;
Mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.
Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.

SALMO 92, 13-15

Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.
Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,
Para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.

SALMO 95

SALMO 95, 1-3

Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.
Porque es Yahveh un Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses;

SALMO 95, 4-7

En sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.
Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano.

SALMO 150

SALMO 150, 1-3

Alabad a Dios en su santuario, alabadle en el firmamento de su fuerza,
Alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza.
Alabadle con clangor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara,

SALMO 150, 4-6

Alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta,
Alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación.
¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh! ¡Aleluya!.

ESPERABA LA NIÑA DE NAZARET

ESPERABA LA NIÑA DE NAZARET