Vino de Galilea
a las aguas del rio jordán
se metió entre la gente
en pos del bautismo de Juan
al salir de las aguas
de repente el cielo se abrió
y el Espíritu Santo
como paloma descendió
y del cielo se oyó la voz
del Padre que dijo
este es mi hijo amado mi elegido.
Oh Jesús siervo elegido
que en la aguas del Jordán
el Espíritu te ha ungido
para tu misión de amar
oh Jesús siervo elegido
que en la aguas del Jordán
nos revelas el misterio
de la Santa Trinidad.
Al bajar de aquel río
nuestra historia tomaste en ti
tú te hiciste pecado
para nosotros resurgir.
Santificas el agua
donde nacen hijos de Dios,
el Espíritu Santo
nos hace ser nueva creación
y a nosotros también la voz
del padre nos dice
este es mi hijo amado mi elegido.
Oh Jesús siervo elegido
que en la aguas del Jordán
el Espíritu te ha ungido
para tu misión de amar
oh Jesús siervo elegido
que en la aguas del Jordán
nos revelas el misterio
de la Santa Trinidad.
/Gloria al Padre de los cielos, gloria al Hijo salvador, gloria al Espíritu Santo, gloria a Dios eterno amor/2
Fuente: https://youtu.be/wkFt2yLEfPY
SALMO 92
SALMO 92, 1-3
Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,
Publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,
Al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.
SALMO 92, 4-6
Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:
«¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!»
El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.
SALMO 92, 7-9
Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;
Más tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.
Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.
SALMO 92, 10-12
Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;
Mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.
Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.
SALMO 92, 13-15
Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.
Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,
Para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.
SALMO 95
SALMO 95, 1-3
Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.
Porque es Yahveh un Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses;
SALMO 95, 4-7
En sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.
Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano.
SALMO 150
SALMO 150, 1-3
Alabad a Dios en su santuario, alabadle en el firmamento de su fuerza,
Alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza.
Alabadle con clangor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara,
SALMO 150, 4-6
Alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta,
Alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación.
¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh! ¡Aleluya!.