Jesús es Pastor y las ovejas de su rebaño son aquellas que le escuchan y obedecen.

Jesús llama a sus ovejas para que le sigan y además está dispuesto siempre a entregar su vida para que las ovejas tengan vida eterna; Él es la vida eterna, da vida a quienes le siguen, además las cuida porque son del Padre de la misma manera que nosotros lo somos.

Jesús nos cuida como un tesoro que el Padre Dios le ha confiado y está dispuesto a llegar a hasta dónde sea necesario para que ninguna de las ovejas que el Padre le ha dado se pierda. Jesús es quien nos cuida, acompaña, protege. De la mano de Jesús llegamos al Padre y gozamos de su amor.

Jesús jamás ha pensado en sí, toda su vida, su obra está en función de la salvación, del cuidado del rebaño, de darse para que al rebaño nada le falte.

En Jesús nosotros nos sentimos seguros, ninguno se perderá porque Él estará vigilante y no dejará que nos arrebaten de sus manos. De la mano de Jesús ninguno se perderá porque además Él es el camino que nos conduce a la salvación. El Padre le ha encargado a su Hijo el cuidado del Rebaño, que ninguno se pierda y es por eso que Jesús con amor, con misericordia y sobre todo con paciencia nos conduce. Es importante entonces que nosotros vivamos atentos a sus Palabras, a su llamado.

La voz del Señor es incomparable, su voz, su Palabra, es nuestra seguridad y fortaleza.

Jesús nos ilumina el camino, nos carga cuando estamos cansados o nos extraviamos. Aquí cuenta mucho nuestra actitud y el que queramos seguirle con la seriedad que implica el ser de su rebaño. Que los oídos estén atentos a la voz del Pastor que quiere llevarnos a pastos abundantes. Su Palabra nos conduce a la salvación.

Jesús se ha hecho responsable de nosotros, su rebaño; nos cuida para el Padre que no quiere que alguno se pierda.

Nosotros le pertenecemos al Pastor porque Él viene de lo alto, enviado por Dios para ser salvación. Conocemos su voz y por eso le seguimos. Que Jesús buen Pastor siga siendo motivo de confianza, de seguridad, de abandono. En Jesús siempre estaremos seguros. Él nos cuida y nos protege; su amor no tiene límites y se entrega por nuestra salvación. Aprendamos a escuchar la voz del Pastor que siempre nos guía.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.