Ve como me duele estar despierto y no poder cantar
como expresarte sin palabras, que me muero si no estás,
el tiempo pasa y todo cambia y lloro de soledad
el sueño que llevo en el alma, de repente ya no está
que la sonrisa se ha marchado,
/mis lágrimas caerán/2
Al taller del maestro vengo, pues él me curará.
me tomará entre sus brazos y cada herida sanará
las herramientas del maestro, mi alma remendará
martillo en mano y mucho fuego, aunque me duela ayudará
a conocerlo y a entenderlo, a saber que nada merezco
amar es más que un pretexto, es una entrega es un negar
más que aquel sentimiento, es la decisión de amar.
Al taller del maestro vengo
allí, allí el sol se pondrá
al taller del maestro vengo
carpintero mi alma aquí está
al taller del maestro vengo
no importa el tiempo que allí he de estar
al taller del maestro
Y de aquellos días que hizo frío, el sol no apareció
cuando el talento no lo es todo, el silencio vale más
que mil palabras sin sentido, la vida que morirá
si tu no estás aquí conmigo, de qué sirve mi cantar
para que la fama y las estrellas, si el maestro allí no está
para que decirte que te amo, si contigo no quiero estar.
Al taller del maestro vengo, pues él me curará
me tomará entre sus brazos y cada herida sanará
las herramientas del maestro, mi alma remendará
martillo en mano y mucho fuego, aunque me duela ayudará
a conocerlo y a entenderlo, a saber que nada merezco
amar es más que un pretexto, es una entrega es un negar
más que aquel sentimiento, es la decisión de amar.
Al taller del maestro vengo
allí, allí el sol se pondrá
al taller del maestro vengo
carpintero mi alma aquí está
al taller del maestro vengo
no importa el tiempo que allí he de estar
al taller del maestro vengo
Aquí estoy carpintero
Fuente: https://youtu.be/yVaASZzMfx4
SALMO 92
SALMO 92, 1-3
Bueno es dar gracias a Yahveh, y salmodiar a tu nombre, Altísimo,
Publicar tu amor por la mañana, y tu lealtad por las noches,
Al son del arpa de diez cuerdas y la lira, con un susurro de cítara.
SALMO 92, 4-6
Pues con tus hechos, Yahveh, me regocijas, ante las obras de tus manos grito:
«¡Qué grandes son tus obras, Yahveh, qué hondos tus pensamientos!»
El hombre estúpido no entiende, el insensato no comprende estas cosas.
SALMO 92, 7-9
Si brotan como hierba los impíos, si florecen todos los agentes de mal, es para ser destruidos por siempre;
Más tú, Yahveh, eres excelso por los siglos.
Mira cómo tus enemigos perecen, se dispersan todos los agentes de mal.
SALMO 92, 10-12
Pero tú alzas mi frente como la del búfalo, derramas sobre mí aceite nuevo;
Mi ojo desafía a los que me acechaban, mi oído escucha a los malvados.
Florece el justo como la palmera, crece como un cedro del Líbano.
SALMO 92, 13-15
Plantados en la Casa de Yahveh, dan flores en los atrios del Dios nuestro.
Todavía en la vejez producen fruto, se mantienen frescos y lozanos,
Para anunciar lo recto que es Yahveh: mi Roca, no hay falsedad en él.
SALMO 95
SALMO 95, 1-3
Venid, cantemos gozosos a Yahveh, aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él, aclamémosle con salmos.
Porque es Yahveh un Dios grande, Rey grande sobre todos los dioses;
SALMO 95, 4-7
En sus manos están las honduras de la tierra, y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo, y la tierra firme que sus manos formaron.
Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano.
SALMO 150
SALMO 150, 1-3
Alabad a Dios en su santuario, alabadle en el firmamento de su fuerza,
Alabadle por sus grandes hazañas, alabadle por su inmensa grandeza.
Alabadle con clangor de cuerno, alabadle con arpa y con cítara,
SALMO 150, 4-6
Alabadle con tamboril y danza, alabadle con laúd y flauta,
Alabadle con címbalos sonoros, alabadle con címbalos de aclamación.
¡Todo cuanto respira alabe a Yahveh! ¡Aleluya!.