Segundo domingo de Adviento:
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo cargado de bendiciones y mis mejores deseos para la semana que comenzamos y en la que estamos invitados a recuperar nuestro compromiso con el plan de Dios, con el hecho de ser servidores y seguidores, compromiso de “salir” y anunciar el Reino.
Lo nuestro es preparar los caminos del Señor, facilitar con nuestras palabras y obras que Él sea conocido, aceptado y amado. El Evangelio comienza a ser proclamado cuando Dios dispone corazones como el nuestro para que seamos mensajeros que anuncian, enderezan caminos y así Jesús llegue a habitar en los corazones dispuestos.
En este segundo domingo del Adviento la figura de Juan el Bautista cobra todo su protagonismo. Ha sido elegido por Dios para prepararle el camino a Jesús, al salvador, el Hijo de Dios. Y Juan en el desierto proclama y dispone a las personas invitándolas a la conversión. Dios se acerca, está por llegar y debemos recibirlo de la mejor manera.
Limpio el corazón y con el deseo grande de no fallar.
Juan al anunciar la cercanía del Señor quiere que ninguno se pierda la oportunidad de tener a Dios en su corazón. Bautizaba como signo de una vida que nace para Dios, las personas acogían el mensaje y entendían que para Dios había que disponerse y confesaban sus pecados. Dios en Juan restauraba vidas, sanaba heridas y llenaba de anhelos los corazones para que con amor esperaban a Jesús, la nueva vida en Dios.
Juan Bautista, con su coherencia, acerca a muchas personas al misterio del Padre que cumple las promesas. Juan siendo grande se hace pequeño, es humilde; no opaca el acontecer de Dios en su vida. Sabe que Jesús es el Hijo del Padre, es el Mesías, el Cordero que tenía que llegar para que el mundo, por medio de Él, se salve. Juan se sabe instrumento. Y así estamos llamados a obrar, que nuestra vida sea testimonio y que junto con la Palabra acerquemos a las personas a Jesús.
Y siempre con la claridad que Dios es quien debe brillar. La humildad es la nota importante para nunca olvidar que por encima de nosotros hay un Dios que nos ama. Preparemos caminos para que todos podamos ver al Dios que se acerca y que hace nuevas todas las cosas. Allanemos caminos y que todos, desde nuestro trabajo, nos conduzcan a la paz.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
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18. Oración para antes de tomar una decisión
19. Ave María en varios idiomas
20. Coronilla de la divina misericordia
Fuente: P. Jaime Palacio
Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd.