
DIA SEPTIMO
María, modelo de fidelidad
Oración preparatoria
Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.
Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.
Comienzo de la novena
- Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
- Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.
Oración para todos los días
Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.
Escuchemos la Palabra. (Lc 11,27-28)
“Estaba él diciendo estas cosas cuando alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”
Palabra del Señor.
Consideración para el día séptimo
Consideremos la suma fidelidad de la Madre a los designios de Dios, especialmente en la pasión de su divino Hijo, pues fue allí en el Calvario donde más se descubrió la entera conformidad de ambos corazones; en el Corazón de la Madre se encuentran los dolores del Hijo y por eso el corazón materno se hizo entonces, dice San Lorenzo Justiniano, un espejo de la pasión de Cristo, y una perfecta imagen de la afrentosa muerte, al mismo tiempo que los dolores de la Madre atravesaban el Corazón del Hijo. Oh Virgen Madre, que a la hora de nuestros dolores nos acordemos de ti y que, en fidelidad al amor de Dios, encontremos consuelo en tu regazo.
Compromiso.
Como muestra de fidelidad a Dios celebraré con amor la santa Eucaristía junto a María la Madre siempre fiel.
Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.
Oración final
¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nombre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encontrará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súplicas jamás serán desatendidas. Amén.
Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)
Canto final.
Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos
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