CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Día quinto novena a la Virgen del Quinche

DÍA QUINTO NOVENA A LA VIRGEN DEL QUINCHE

Quinto día de la novena

(María, Madre de la esperanza) 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. 

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra. (Lc 15, 8-10).

O ¿Qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido”. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. Palabra del Señor

Consideración para el quinto día.

María y José hicieron una peregrinación a Jerusalén. Se les perdió Jesús. Después de tres días interminables de amargura y sufrimiento, de pre­ocupación y búsqueda, lo encuentran en el templo en medio de los doctores de la ley. Pues bien, en muchas partes del mundo se contempla hoy en día el extravío no solamente de los niños, sino de jóvenes y de muchas personas que, alejándose de los valores enseñados por sus padres, prefieren caminar por sendas oscuras despreciando los caminos de la luz. Madre de amor, te suplicamos que en medio de nuestros extravíos no dejes de buscarnos para ponernos ante la presencia de tu divino Hijo.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Dulce Madre me preocuparé de alegrar tu corazón despreciando en todo momento cualquier extravío que se me separe de la voluntad de Dios.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final)

Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

Novena a nuestra Madre la Virgen Santísima de el Quinche

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Santa Sede


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10. Oración de la noche

11. Nueve domingos al divino niño Jesús

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13. El Magnificat

14. Oración por los hijos

15. Oración de cumpleaños

16. Oración antes de la confesión

17. Alma de Cristo

18. Oración para antes de tomar una decisión

19. Ave María en varios idiomas

20. Coronilla de la divina misericordia

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

CAPÍTULO 6

Capítulo 6, 9-11

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánoslo hoy;

Capítulo 6, 12-15

y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Capítulo 6, 16-18

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Capítulo 6, 19-21

No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
Acumulad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Capítulo 6, 22-24

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso;
pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.

Capítulo 6, 25-27

Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
Por lo demás, ¿Quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?

Capítulo 6, 28-30

Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?

Capítulo 6, 31-34

No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿Qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

Día quinto novena a la Virgen del Quinche