CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Día segundo novena a la Virgen del Quinche

DÍA SEGUNDO NOVENA A LA VIRGEN DEL QUINCHE

Segundo día de la novena

(María, Madre del servicio)

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.  

Comienzo de la novena. 

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.  

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén.  

Escuchemos la Palabra.  (Lc 10, 38-42).

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada». Palabra del Señor. 

Consideración para el segundo día.

María Santísima en cuanto sabe que su prima Isabel está encinta, corre presurosa a casa de su pariente y se entrega a los servicios del hogar, brindándoles alegría y seguridad. El hombre ha re­cibido de Dios todos los dones para poderse entregar a los hermanos con generosidad sin esperar recompensa alguna, anhelando solo el cielo prometido por Dios Padre. 

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria…

Compromiso

Madre mía de El Quinche en este día quiero imitar tu entrega a Dios, por eso, no dejaré pasar oportunidad alguna para ayudar a mis herma­nos sin esperar ninguna gratificación.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén. 

(Canción final)

Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

Novena a nuestra Madre la Virgen Santísima de el Quinche

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Santa Sede


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7. Oración para antes de leer la biblia

8. Oración para antes de un viaje

9. Oración por los padres difuntos

10. Oración de la noche

11. Nueve domingos al divino niño Jesús

12. Novena del trabajo

13. El Magnificat

14. Oración por los hijos

15. Oración de cumpleaños

16. Oración antes de la confesión

17. Alma de Cristo

18. Oración para antes de tomar una decisión

19. Ave María en varios idiomas

20. Coronilla de la divina misericordia

EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO

CAPÍTULO 6

Capítulo 6, 9-11

Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre;
venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo.
Nuestro pan cotidiano dánoslo hoy;

Capítulo 6, 12-15

y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores;
y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas.

Capítulo 6, 16-18

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas, que desfiguran su rostro para que los hombres vean que ayunan; en verdad os digo que ya reciben su paga.
Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro,
para que tu ayuno sea visto, no por los hombres, sino por tu Padre que está allí, en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Capítulo 6, 19-21

No os amontonéis tesoros en la tierra, donde hay polilla y herrumbre que corroen, y ladrones que socavan y roban.
Acumulad más bien tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que corroan, ni ladrones que socaven y roben.
Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.

Capítulo 6, 22-24

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará luminoso;
pero si tu ojo está malo, todo tu cuerpo estará a oscuras. Y, si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué oscuridad habrá!
Nadie puede servir a dos señores; porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y al Dinero.

Capítulo 6, 25-27

Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellas?
Por lo demás, ¿Quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir un solo codo a la medida de su vida?

Capítulo 6, 28-30

Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan.
Pero yo os digo que ni Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos.
Pues si a la hierba del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con vosotros, hombres de poca fe?

Capítulo 6, 31-34

No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿Qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

Día segundo novena a la Virgen del Quinche