CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

77. Novena a la Santísima Virgen del Cisne

NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE EL CISNE

Intención de la novena

Los Padres Oblatos te invitamos a orar esta novena con fe y devoción para alcanzar del cielo la bendición de Dios Nuestro Señor por intercesión de la Santísima Virgen de El Cisne.

Si deseas progresar en tu vida espiritual, afirmarte en la fe o vencer las tentaciones del mal, acude con confianza a Aquella que un día le dijo “sí” a Dios nuestro Señor.  No olvides ofrecer la novena por la Congregación de Misioneros Oblatos.

DIA PRIMERO

María, modelo de pureza

 Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Lc 1,26-38)

“Y entrando el Ángel le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.” Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El Ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin”. (…) Dijo María: “He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra”. Y el Ángel dejándola se fue”.

Palabra del Señor.

Consideración para el primer día.

Pensemos que la pureza de María llegó a tan subida eminencia, cual, según San Anselmo, no es dable en humana criatura, habiendo aventajado a la de todos los Santos, pues a todos alcanzó la culpa original, de que tan solo ella se preservó. Se aventajó también a los mismos ángeles, pues, aunque libres ahora de la culpa, pudieron mancillarse, y muchos pecaron con efecto trocándose en espíritus malignos, al paso que la Virgen por especialísimo privilegio fue impecable desde el primer momento de su concepción. Por tanto, su pureza es la que más se acerca a la de Cristo, y se llama justamente Madre de El Cisne, espejo sin mancha e imagen vivísima de la bondad de Dios.

Compromiso.

Obsequiar frecuentemente a Nuestra Señora de El Cisne el saludo del Ángel por tres veces.   Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

 

DIA SEGUNDO

María, modelo humildad

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Lc 1,46-55)

“Y dijo María: “Engrandece mi alma al Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen”.

Palabra del Señor.

Consideración para el segundo día.

Consideremos cuan profunda fue la singular humildad de María, comparable a un abismo sin final. Únicamente las humillaciones del Verbo, cuando bajó a encarnarse en sus purísimas entrañas, pueden darnos idea de la humildad de María. El Altísimo la eligió por Madre, y ella se da el título de esclava. Pero no solo se apropia este título, sino que realmente como esclava sirve a Santa Isabel, y entre las piadosas mujeres que siguen a Jesucristo pretendiendo siempre el último lugar, como asegura San Bernardo, no obstante, de ser a los divinos ojos la primera, entre las hijas de los hombres y entre las jerarquías angélicas, como Madre de Dios.

Compromiso

Ofrecernos a María Santísima como siervos suyos desde la humildad del corazón.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

DIA TERCERO

María, modelo de protección.

 Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Lc 2,41-52)

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo de tres días, le encontraron en el templo sentado en medio de los maestros”.

Palabra del Señor.

Consideración para el tercer día

La verdadera devoción a María consiste en estar desprendidos de todo lo terreno, y unidos al Creador por caridad. Según esto, piensa que, el primer movimiento de la Virgen María fue entregarse a Dios de tal manera que, vino a quedar internamente desprendida de todas las cosas, consagrándose y uniéndose a Él con lazo indisoluble, por lo cual repetía con la mayor ternura: “Mi amado para mí y yo para mi amado”. (Cant. 2,16).

Compromiso

Cuidar de las personas que comparten la vida cotidiana conmigo, especialmente los más pequeños y los más débiles.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

DIA CUARTO

María, ofrenda de amor

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Ecl 24, 17-22)

“Como vid hermosa retoñé: mis flores y frutos son bellos y abundantes. Yo soy la madre del amor puro, del temor, del conocimiento y de la esperanza santa. En mi está toda gracia de camino y de verdad, en mi toda esperanza de vida y de virtud”.

Palabra de Dios.

Consideración para el cuarto día.

Reflexionemos en la nobleza y carácter del amor de la Virgen María. Su amor es amor de Madre: ama a Dios como a su propio hijo, y se ve igualmente amada y correspondida. ¿Puede hallarse un amor más noble ni sublime? Ciertamente que no. El amor a Dios en las demás criaturas, o es servil o es filial, pero el amor de María es amor de Madre, así como el de Dios para con Ella es amor de Hijo.

Compromiso

Visitaré a Jesús sacramentado, y repetiré durante el día esta jaculatoria: “Oh Virgen santa, alcánzame de tu Hijo una centella del incendio de su amor.”

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final

DIA QUINTO

María, tesoro de gracia

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Jn 2,1-11)

Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino, porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre: “No tienen vino.” Jesús le responde: “¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.” Dice su madre a los sirvientes: “Hagan lo que él les diga”.

Palabra del Señor.

Consideración para el quinto día.

Pensemos en la fiel correspondencia de la Virgen María a la gracia del cielo desde el primer instante de su concepción hasta el último de su vida. No hallando en Ella la gracia de Dios ningún obstáculo, corrió acelerada al impulso del Espíritu Santo para manifestar con el corazón: “Hágase en mí según tu palabra”; que nosotros Madre a ejemplo tuyo, abramos nuestro corazón a las gracias que nos vienen del cielo y que en todo momento podamos decir, gracias.

Compromiso

Pedir perdón a Dios en la oración porque muchas veces no hemos correspondido con un corazón agradecido a las gracias con las que Dios nos ha bendecido.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final

DIA SEXTO

María, Madre de dolores

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la palabra. (Jn 19,25-34)

“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús, viendo a su madre y junto a ella al discípulo a quien amaba, dice a su madre: “Mujer, ahí tienes a tu hijo.” Luego dice al discípulo: “Ahí tienes a tu madre.” Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa. Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, para que se cumpliera la Escritura, dice: “Tengo sed.” Había allí una vasija llena de vinagre. Sujetaron a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre y se la acercaron a la boca. Cuando tomó Jesús el vinagre, dijo: “Todo está cumplido” e inclinando la cabeza entregó el espíritu”.

Palabra del Señor.

Consideración para el sexto día.

Consideremos el inmenso mar de dolores en que fue sumergida la Virgen Madre. Dicen algunos santos que sus penas fueron tan grandes como las del Hijo de Dios, pues a todas se halló presente, y todas las sufrió juntas en su materno Corazón. Cuántos fueron los golpes que lastimaron el cuerpo de Jesús, otras tantas heridas se abrieron en el Corazón de la Madre. Vuelto a ella San Buenaventura lleno de compasión le dice: “Todas y cada una de las llagas esparcidas en el cuerpo de Jesús, estaban reunidas en tu Corazón; y Tu por la angustia excesiva ya no estabas en ti, sino en la aflicción de tu Hijo”. El Espíritu Santo nos aconseja: “No te olvides de los gemidos de tu Madre.” Y nosotros ¿Qué hacemos? ¿Por qué no nos hemos de compadecer de una Madre tan afligida y Madre nuestra? Tal era la exhortación de San Agustín: “Digamos pues con la Iglesia a la Santísima Virgen ¡Oh dolorida Madre, fuente de amor! Haced que sienta la fuerza de tu dolor, y que mis lágrimas se mezclen al raudal de las tuyas”.

Compromiso

Orar la Corona de los Siete Dolores de la Virgen María especialmente el primer viernes o el primer sábado.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final

DIA SEPTIMO

María, modelo de fidelidad

 Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Lc 11,27-28)

Estaba él diciendo estas cosas cuando alzó la voz una mujer de entre la gente y dijo: «¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!» Pero él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la guardan!”

Palabra del Señor.

Consideración para el día séptimo

Consideremos la suma fidelidad de la Madre a los designios de Dios, especialmente en la pasión de su divino Hijo, pues fue allí en el Calvario donde más se descubrió la entera conformidad de ambos corazones; en el Corazón de la Madre se encuentran los dolores del Hijo y por eso el corazón materno se hizo entonces, dice San Lorenzo Justiniano, un espejo de la pasión de Cristo, y una perfecta imagen de la afrentosa muerte, al mismo tiempo que los dolores de la Madre atravesaban el Corazón del Hijo. Oh Virgen Madre, que a la hora de nuestros dolores nos acordemos de ti y que, en fidelidad al amor de Dios, encontremos consuelo en tu regazo.

Compromiso.

Como muestra de fidelidad a Dios celebraré con amor la santa Eucaristía junto a María la Madre siempre fiel.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

DIA OCTAVO

María, Madre de la Iglesia

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Hch 1,12-14)

Entonces se volvieron a Jerusalén desde el monte llamado de los Olivos, que dista poco de Jerusalén, el espacio de un camino sabático. Y cuando llegaron subieron a la estancia superior, donde vivían, Pedro, Juan, Santiago y Andrés; Felipe y Tomás; Bartolomé y Mateo; Santiago de Alfeo, Simón el Zelotes y Judas de Santiago. Todos ellos perseveraban en la oración, con un mismo espíritu en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos”.

Palabra de Dios.

Consideración para el octavo día

Consideremos la solicitud de la Virgen María en edificar a la Iglesia con sus santísimos ejemplos. Confirmaba con ellos lo que enseñaban sus palabras. “Vemos dice San Jerónimo, después de la Ascensión del Señor, a la Santísima Virgen enseñando a los fieles en la escuela de las virtudes, y meditando los mandamientos de la ley para alcanzar la perfección querida por Dios”. La Virgen Madre perseveró junto a los apóstoles, los llenó de fortaleza en los momentos más difíciles, para ellos fue Madre, así como Madre es para la Iglesia.

Compromiso.

Perseverar en el rezo del santo rosario y pedir por las necesidades de la Iglesia.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

 DIA NOVENO

María, Madre de la contemplación.

Oración preparatoria

Reina misericordiosa de los cielos y la tierra, que bajo la advocación de El Cisne has querido protegernos especialmente haciéndonos destinatarios de favores y gracias particulares, hoy venimos a buscar consuelo en nuestras aflicciones y necesidades, acógenos bajo tu maternal amparo y acepta benigna el humilde homenaje de esta novena y los votos de nuestro amor reverente.

Confiados a tu intercesión haz que logremos conseguir el remedio a nuestras necesidades (petición) y ser exaltados a la Jerusalén celestial a donde te rogamos nos conduzcas para ser dignos de tus alabanzas, por los siglos de los siglos. Amén.

Comienzo de la novena

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Topoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días

Oh Dios, que quisiste que nuestra Madre la gloriosísima Virgen María fuera venerada en la hermosa imagen de Nuestra Señora de El Cisne; concédenos, bondadoso, que sepamos imitar siempre en este mundo el testimonio cristiano de aquellas cuyas alabanzas merezcamos contemplar en el cielo. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Mt 2,1-12).

Entonces Herodes llamó en privado a los Magos, y les hizo precisar la fecha en que se les había aparecido la estrella. Después los envió a Belén y les dijo: “Vayan y averigüen bien todo lo que se refiere a ese niño, y apenas lo encuentren, avísenme, porque yo también iré a rendirle homenaje.” Después de esta entrevista con el rey, los Magos se pusieron en camino; y fíjense: la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que se detuvo sobre el lugar donde estaba el niño. ¡Qué alegría más grande: habían visto otra vez a la estrella! Al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron después sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes, así que regresaron a su país por otro camino”.

Palabra del Señor

Consideración para el noveno día.

Pensemos en el sublime grado a que llegó la contemplación de la Reina de los cielos. Es propio de la contemplación unir el alma con Dios y transformarla en él, con razón San Bernardo llama a la Virgen, imagen infinita de la bondad divina. También dicen los maestros de espíritu, que el alma unida a Dios y transformada en su imagen se hace esposa del divino Verbo. Pero María ¡qué asombro! Llegó a tanto, que el Verbo Eterno se unió con su misma carne, y quiso en cuanto al cuerpo parecerse a ella, así como la Virgen era, en alma, semejante a él. El que con Dios se une se hace con él amor para los demás.

Compromiso

Propagar de la mano de María la oración contemplativa y en el silencio unir el corazón humano al Corazón de Cristo.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria.

Oración final

¡Oh amantísima Madre de El Cisne! Tu nom­bre llena de gozo el corazón y de suave paz el alma. Y ¿Quién podrá contar las penas que has remediado?, ¿Qué corazón habrá tan duro que no se haya convertido al invocarte?, ¿Qué pesar no encon­trará en tus labios una sonrisa de calma y de ventura? Sí, Madre, confiados en que eres toda bondad y hermosura, te encomendamos las necesidades que, por todos lados nos oprimen; en tus manos está el omnipotente Corazón de Dios, muévele, pues, a favor nuestro y ya que somos tus hijos, tenemos derecho a tu maternal compasión y nuestras súpli­cas jamás serán desatendidas. Amén.

Nuestra Señora de El Cisne, ruega por nosotros. (Tres veces)

Canto final.

 

Salve de El Cisne, Señora,

Santa Madre del amor,

oye al pueblo que te implora

de rodillas con fervor.

 

En humilde romería

hoy venimos a dejar

a tus plantas, oh María,

nuestra vida, nuestro hogar. (Bis)

 

Hijos tuyos ya de hinojos,

te miramos en tu altar:

vuelve a nos esos tus ojos

Madre del dulce mirar, (bis)

 

Madre tierna y cariñosa,

que escuchas nuestra oración

danos siempre generosa,

la gracia y la salvación, (bis)

 

Virgen de El Cisne,

Señora refugio del pecador,

da consuelo al que te implora

en el valle del dolor, (bis)

 

Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

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