CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

74. Novena a nuestra Madre la Virgen Santísima de el Quinche

NOVENA A NUESTRA MADRE LA VIRGEN SANTISIMA DE EL QUINCHE

Intención de la novena.

Cuando te encuentres en alguna situación difícil, amarga o dolorosa, recurre con toda confianza a nuestra Madre Santísima de El Quinche mediante el rezo de su novena. Cuando hayas recibido algún favor de Dios por intercesión de la Madre de Dios, también, acude a Ella para agradecerle mediante el rezo de esta novena.

Si deseas progresar en tu vida espiritual, afirmarte en la fe o vencer las tentaciones del mal, acude con confianza a Aquella que un día le dijo “sí” a Dios nuestro Señor.  No olvides ofrecer la novena por la Congregación de Misioneros Oblatos. 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza el Reino de tu Hijo de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.  

Comienzo de la novena. 

  • Por la + señal de la santa Cruz, +de nuestros enemigos, +líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre + y del Hijo + y del Espíritu Santo +
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Primer día de la novena

(María, Madre de la obediencia) 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén.  

Escuchemos la Palabra. (Lc 8, 23-25).

Mientras ellos navegaban, se durmió. Se abatió sobre el lago una borrasca; se inundaba la barca y estaban en peligro. Entonces, acercándose, le despertaron, diciendo: «¡Maestro, Maestro, que perecemos!» El, habiéndose despertado, increpó al viento y al oleaje, que amainaron, y sobrevino la bonanza. Entonces les dijo: «¿Dónde está vuestra fe?» Ellos, llenos de temor, se decían entre sí maravillados: «Pues ¿Quién es este, que hasta los vientos y al agua le obedecen?  Palabra del Señor. 

Consideración para el primer día.

Los pensamientos de Dios son distintos de los pensamientos de los hombres. Los caminos de Dios, distintos de los caminos de los hombres. María Santísima recibe el anuncio de la Encarnación del Hijo de Dios y se turba, pues no sabe el cómo ni el por qué; pero acepta la voluntad del Señor: «Hágase en mí según tu Palabra». Madre Santísima de El Quinche, en este día quiero aprender de Ti a aceptar todo lo que el Señor se digne enviarme; por eso, desde este momento también repito: «Hágase, Señor, tu santa voluntad». Sé que mi Dios desea sólo mi bien. Por eso en Él confío. 

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Me comprometo a escuchar, Madre Santa la Palabra de tu Hijo y a ponerla en práctica. 

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén. 

(Canción final)

 

Segundo día de la novena

(María, Madre del servicio)

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.  

Comienzo de la novena. 

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.  

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén.  

Escuchemos la Palabra.  (Lc 10, 38-42).

Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada». Palabra del Señor. 

Consideración para el segundo día.

María Santísima en cuanto sabe que su prima Isabel está encinta, corre presurosa a casa de su pariente y se entrega a los servicios del hogar, brindándoles alegría y seguridad. El hombre ha re­cibido de Dios todos los dones para poderse entregar a los hermanos con generosidad sin esperar recompensa alguna, anhelando solo el cielo prometido por Dios Padre. 

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria…

Compromiso

Madre mía de El Quinche en este día quiero imitar tu entrega a Dios, por eso, no dejaré pasar oportunidad alguna para ayudar a mis herma­nos sin esperar ninguna gratificación.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén. 

(Canción final)

 

Tercer día de la novena

(María, Madre de la alegría) 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos

llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.  

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.  

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén.  

Escuchemos la Palabra.  (Lc 6, 7-11).

Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle. Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio». El, levantándose, se puso allí. Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla». Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano». Él lo hizo, y quedó restablecida su mano. Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús. Palabra del Señor.  

Consideración para el tercer día.

Nació Jesús pobre y humilde sobre unas pajas, júbilo para María y José y para todos sus parientes, familiares y amigos.

Cada niño es criatura de Dios, enviado por Dios, y, por tanto, debe ser acogido con alegría porque es un regalo de Él.  Madre Santísima de El Quinche ayúdame a comprender que toda vida es fruto de la generosidad de Dios Padre y que por tanto debo protegerla y cuidarla como si fuera la mía.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

En este día oraré por los niños no nacidos y trataré con dulzura a todas las personas con las que interactúo a diario, pues son un don de Dios para mí.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén. 

(Canción final)

 

Cuarto día la novena

(María, Madre de la oración)

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos

llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.  

Comienzo de la novena. 

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. 
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra.  (Lc 17,11-19)

Y sucedió que, de camino a Jerusalén, pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ¡ten compasión de nosotros!»

Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios. Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿Dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?»

Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado.» Palabra del Señor. 

Consideración para el cuarto día

María Santísima, luego del nacimiento de su Niño, acude al templo para agradecer ese don maravilloso y entregarlo a Dios como principio y fin de toda criatura. La consagración a Dios de un niño significa el encargo que hacen los padres para que el Señor lo tome bajo su responsabilidad, lo cuide con más amor y le rodee de mayores cuidados, ¿Puede el padre y la madre de familia, hacer beneficio más grande a sus hijos?

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Madre amorosísima, en este momento me uno a ti y desde el fondo de mi alma me entrego y consagro a tu servicio para toda la eternidad. 

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final) 

 

Quinto día de la novena

(María, Madre de la esperanza) 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. 

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén.

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra. (Lc 15, 8-10).

O ¿Qué mujer que tiene diez dracmas, si pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca cuidadosamente hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, convoca a las amigas y vecinas, y dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la dracma que había perdido”. Del mismo modo, os digo, se produce alegría ante los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta. Palabra del Señor

Consideración para el quinto día.

María y José hicieron una peregrinación a Jerusalén. Se les perdió Jesús. Después de tres días interminables de amargura y sufrimiento, de pre­ocupación y búsqueda, lo encuentran en el templo en medio de los doctores de la ley. Pues bien, en muchas partes del mundo se contempla hoy en día el extravío no solamente de los niños, sino de jóvenes y de muchas personas que, alejándose de los valores enseñados por sus padres, prefieren caminar por sendas oscuras despreciando los caminos de la luz. Madre de amor, te suplicamos que en medio de nuestros extravíos no dejes de buscarnos para ponernos ante la presencia de tu divino Hijo.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Dulce Madre me preocuparé de alegrar tu corazón despreciando en todo momento cualquier extravío que se me separe de la voluntad de Dios.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final)

 

Sexto día de la novena.

(María, Madre del consuelo) 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. 

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra. (Lc 9, 23-26).

Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve al hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se pierde o se arruina? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras, de ése se avergonzará el Hijo del hombre, cuando venga en su gloria, en la de su Padre y en la de los santos ángeles. Palabra del Señor. 

Consideración para el sexto día.

Hoy, Madre mía de El Quinche, quiero contem­plarte acompañando a tu Hijo Jesús diariamente y a través de todos los caminos y en medio de todas circunstancia, unas alegres y otras dolorosas. Lle­gas hasta el Calvario porque allá sube tu Hijo. Tu pecho está siempre listo a recibir a Jesús en los momentos de bonanza como a recogerlo en su agonía y muerte. ¡Señora y Madre mía de El Quinche! Que aprenda de ti a tener siempre mi corazón abierto al prójimo como tú lo hiciste.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Acogeré a todos sin distinción, y compadecido del dolor ajeno, elevaré una plegaria a Dios por ellos.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final)

 

Séptimo día de la novena

(María, Madre de la familia)

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. 

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra. (1Pe 3,8-11)

Tengan todos unos mismos sentimientos, sean compasivos, ámense como hermanos, sean misericordiosos y humildes. No devuelvan mal por mal, ni insulto por insulto; por el contrario, bendigan, pues han sido llamados a heredar la bendición. Pues quien quiera amar la vida y ver días felices, guarde su lengua del mal, y sus labios de palabras engañosas, apártese del mal y haga el bien, busque la paz y corra tras ella. Palabra de Dios. 

Consideración para el séptimo día.

¡Madre! Quisiera haber vivido un solo día en tu compañía, con san José y tu Hijo Jesús. Qué manifestaciones de amor y de cariño. Qué responsabilidad en tu trabajo; diariamente el mismo y sin rutina, sin enfado. Concédeme la gracia de ser protagonista de la unidad y del amor en mi familia y que, por sobre todas las cosas, sea instrumento de paz y de perdón.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Madre mía de El Quinche, haz que siga tus pasos y que, a ejemplo tuyo, sea pregonero de la unidad familiar.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final) 

 

Octavo día de la novena

(María, Madre de la vida) 

Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén. 

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén. 

Escuchemos la Palabra. (Jn 11, 17-26)

Cuando llegó Jesús, se encontró con que Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.

Betania estaba cerca de Jerusalén como a unos quince estadios, y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano. Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa, dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano. Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.» Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.» Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.» Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Palabra del Señor.

Consideración para el octavo día.

María murió, pero su cuerpo santísimo no estuvo sujeto a la corrupción del sepulcro y fue llevado en manos de los ángeles a los cielos.

Así como María, sé que mi destino es el paraíso y que debo labrarlo aquí en la tierra haciendo el bien, concédeme la gracia de no aferrarme a las cosas de este mundo para caminar sin apegos a la gloria de Dios Padre.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Madre de El Quinche en el instante de mi muerte me pondré en tus brazos y me entregaré a Dios con el alma en paz.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final)

 

Último día de la novena

(María, Reina del corazón humano)

 Oración preparatoria.

Madre de El Quinche, sálvanos de los peligros hoy como ayer, vuelve a esparcir a manos llenas tus milagros. Danos la paz del alma y la obediencia a los mandatos de tu Hijo. Destierra la violencia en el mundo y la confusión de las ideologías, siembra Madre en nosotros la esperanza para anunciar con fortaleza tu Reino de amor y paz.

Protege la fe y la unidad de nuestras familias y confírmanos en el amor y la adhesión a Jesucristo que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos, amén.

Comienzo de la novena.

  • Por la + señal de la santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro, en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
  • Yo confieso ante Dios Todopoderoso y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión, por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa, por eso ruego a la Santísima Virgen María, a los ángeles, a los santos y a ustedes hermanos que intercedan por mí ante Dios nuestro Señor. Amén. 

Oración para todos los días.

Dulcísima Madre de El Quinche. ¡Refugio de los desamparados, consuelo de los que sufrimos en este valle de lágrimas! Vuelve a nosotros tu mirada llena de misericordia y compadécete de nuestra situación. (En un momento de silencio haz tu petición). Te damos gracias por todos los benefi­cios que por tu intercesión hemos recibido y espe­ramos alcanzar las gracias que te pedimos en esta novena. Amén.

Escuchemos la Palabra. (Lc 16,10-15)

El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fueron fieles en el dinero injusto, ¿Quién les confiará lo verdadero? Y si no fueron fieles con lo ajeno, ¿Quién les dará lo suyo? «Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero.» Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él.

Y les dijo: «Ustedes son los que se consideran justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. Palabra del Señor. 

Consideración para el noveno día.

María Santísima es coronada en el cielo como Reina del Universo. La coronación de María no significa un don gratuito del Padre sino el premio a una vida ejemplar, sin tacha; a una vida de unión constante con su Dios para hacer en todo su Volun­tad. La vida de María puede resumirse en: Amar a Dios diariamente y servir a los hombres sus herma­nos. No olvidemos que Jesucristo nos dejó a María como nuestra Madre. Virgen Santísima de El Quinche, Madre mía bondadosísima, quiero terminar esta Novena dándote gracias por tantos ejemplos y lec­ciones que me has dado y prometo ser fiel a tus enseñanzas.

Padre nuestro, Dios te salve y Gloria… 

Compromiso

Mi propósito será venerar a la María Santísima todos los días con el rezo del ángelus o del santo rosario.

Oración final

Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza a Ti celestial Princesa, Virgen, sagrada María, te ofrezco en este día alma, vida y corazón, mírame con compasión, no me dejes Madre mía, ahora y en mi última agonía, sed mi amparo y protección. Amén.

(Canción final)

 


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Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

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