CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

NUESTRA SEÑORA DE MAGADAN

NUESTRA SEÑORA DE MAGADAN

Icono de la Virgen que recuerda las víctimas de la Siberia. Es una Pietá en el estilo del arte religioso tradicional del Este, sostiene el cuerpo sin vida de su amado Hijo.

La ciudad de Magadan fue fundada por Stalin en 1938 como centro administrativo del inmenso complejo de campos de concentración de la Siberia. Aunque desconocidos y olvidados por el mundo en estos campos de trabajo forzado vivieron y murieron unos 65 millones de seres humanos. Vivían en sufrimientos horribles. Cada uno había sido arrancado de su familia para vivir en las condiciones más indignas de esclavitud, en un martirio prolongado donde la miseria, el dolor y la muerte asechaban cada instante. Eran prisioneros políticos y religiosos que, con pocas excepciones, jamás volvían a ser vistos por sus seres queridos. Allí reinaba la injusticia, el ateísmo, el completo desprecio al ser humano.

Entre los prisioneros se encontraban miles de sacerdotes y obispos que murieron martirizados

El cardenal Swiatek, uno de los pocos sobrevivientes, fue hecho prisionero poco después de su ordenación en 1938 y vivió muchos años en los campos de Siberia. Fue él quien bendijo el icono en la misa de clausura de la Primera Conferencia Internacional sobre la Iglesia Católica en la Antigua Unión Soviética que se celebró en Colorado Springs, USA: 70 años de comunismo no pudieron borrar la fe.

La Madre de Dios de Magadan es una Pietá en el estilo del arte religioso tradicional del Este. La Madre, sumida en dolor, sostiene el cuerpo sin vida de su amado Hijo. Es la Madre Dolorosa que no abandona a sus hijos. Es un signo de fe. Todo sufrimiento, unido al de Jesús y María, da fruto que dura para la vida eterna. La sangre de los mártires da vida y crecimiento a la Iglesia. Ellos sufrieron por Cristo, hoy recogemos los frutos en una nueva esperanza para los pueblos que surgen del comunismo. Al final, será plenamente manifiesto el triunfo de todos los que sufrieron en fidelidad al amor de Cristo. El mal será vencido para siempre. La resurrección y la gloria esperan a los que sufrieron y son vencedores con el Cordero.

Fuente: https://es.catholic.net/

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