
Programa Bienaventuranzas: Dignificación Humana y Opción por Jesucristo
El Programa Bienaventuranzas es la respuesta organizada y profunda de los Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos de Jesús y María a un llamado fundamental del Evangelio. Una de las bienaventuranzas se refiere de forma explícita a los pobres: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos». En un sentido amplio, todas las obras de misericordia, corporales y espirituales, reflejan esta prioridad.
En efecto, los Misioneros Oblatos estamos profundamente alineados con el Evangelio y tenemos una convicción clara: optar por los pobres es optar directamente por Jesucristo. No es solo un acto de bondad, sino una exigencia teológica y un camino de seguimiento. Jesús se identificó con el más pequeño, y es en el servicio a los débiles donde encontramos su rostro.
Una Línea de Acción Social Profunda y Permanente
Por esta razón fundamental, la Congregación destina una parte significativa de sus bienes, recursos y esfuerzos misioneros a la acción social. Este compromiso busca lograr tres objetivos esenciales en la vida de los más débiles:
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Resignificación Personal: Ayudar a la persona a redescubrir su valor inherente. Trabajar para que se vean a sí mismos no como víctimas o receptores pasivos, sino como hijos amados de Dios con un propósito único.
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Dignificación Humana: Promover condiciones de vida que respeten la dignidad humana fundamental. Esto incluye asegurar el acceso a necesidades básicas, salud, educación y oportunidades de desarrollo. La dignidad no se pide, se tiene, y nuestro trabajo es ayudar a restaurarla.
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Valoración como Seres Humanos: Fomentar la inclusión y el reconocimiento social. Luchar contra la estigmatización y la exclusión que sufren a menudo los más vulnerables, integrándolos activamente en la vida comunitaria.
Todo esto se convierte en una línea de acción social oblata y eclesial prioritaria. Este compromiso no es flexible, sino que constituye el eje de la misión.
Distancia de Concepciones Superficiales
Es crucial entender la naturaleza de este trabajo. Por lo antes mencionado, esta acción social dista de cualquier concepción superficial que se acerque al providencialismo. No se trata de esperar que «Dios proveerá» sin hacer nada. Tampoco tiene que ver con el paternalismo, que trata a los pobres como menores de edad dependientes de la ayuda.
Sobre todo, el programa se distancia de toda sombra de asistencialismo pasajero. Nuestro enfoque no es solo «dar un pez», sino enseñar a «pescar» y, lo más importante, construir un sistema donde no se necesite mendigar. Buscamos promover el desarrollo integral.
En consecuencia, el Programa Bienaventuranzas se orienta a generar procesos de empoderamiento. Creemos que la verdadera caridad transforma las estructuras. Buscamos que las personas recuperen su capacidad de ser agentes de su propia vida y de su historia. Este es el verdadero espíritu de las Bienaventuranzas vivido en la misión de los Misioneros Oblatos.
