PARA ESTA SEMANA FEBRERO 14 DE 2021
El leproso sabe que Jesús puede curarlo y se lo pide con humildad.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo, mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor que ha venido a restaurarnos y a llevarnos a la plenitud de la felicidad.
El leproso del que nos habla el Evangelio de hoy (Mc.1, 40-45) se atreve a dar el paso y se lanza hacia Jesús para pedirle que le ayude. El leproso quiere arriesgarlo todo e inclusive hace lo que le está prohibido en la ley y se acerca a Jesús. Es un excluido, da miedo y es tenido como un peligro, está lejos porque los demás le han puesto ya una etiqueta en su ser; la vida de ellos en la marginación es una vida que se cae a pedazos, que se desbarata sin futuro.
El leproso no tiene reclamos, solo le pide con humildad a Jesús porque sabe que Él lo puede sanar.
Si el Señor no quiere seguramente lo asumirá con la misma fe que hoy lo acerca al Señor que quiere sanarlo y en él sanarnos a todos de nuestras marginaciones, enfermedades y frustraciones que podamos tener en la vida.
Jesús ha sentido compasión por este hombre; pienso que la compasión es la máxima expresión del amor porque nos lleva a ponernos en el lugar del otro, llegando casi a sentir lo que la otra persona siente y a experimentar la necesidad que tiene. Dios es compasivo, cercano, se pone en nuestro lugar. Dios también rompe las lógicas humanas cuando de hacer el bien se trata. Extiende las manos, obra con misericordia, nos toca, se nos hace mucho más cercano. Y todo sucede en la cotidianidad, en ese diario pasar de Jesús por nuestra vida e historia.
Jesús nos purifica, nos vuelve a la dignidad, nos sana. Como el leproso debemos animarnos a dar el paso, hacerle notar al Señor nuestro deseo de cambio, estar dispuesto a una nueva vida y con humildad estar abierto a lo que Dios quiera. Que a nosotros no nos falte la fe para acercarnos a Jesús, para cambiar la vida, para aceptar la voluntad de Dios y para ser dóciles y obedientes a la Palabra.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/yNJb50D4tDR
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