
Tesoros de la Fe: El Museo del Santuario de la Virgen de El Quinche
Para conservar la memoria histórica del santuario, se han dispuesto tres salas para que los peregrinos y visitantes tengan la ocasión de contemplar entre otras bellezas museológicas, algunas obras de arte, por ejemplo: obras pictóricas del siglo XVI, XVII y XVIII, también exvotos, que representan la gratitud de los devotos por los favores recibidos por la intervención de Nuestra Señora del Quinche, así como telares y diversos documentos que dan razón de cinco siglos de vida y fe. El sostenimiento de este proyecto se hace con las donaciones de los devotos.
Un Viaje al Siglo XVI: Origen de la Devoción
Para comprender la riqueza del museo, es imprescindible conocer la fascinante historia de la imagen. La devoción a la Virgen de El Quinche se remonta a finales del siglo XVI. La imagen fue tallada por el famoso artista español Diego de Robles en Quito. La leyenda cuenta que, tras un desacuerdo en el pago con quienes la habían encargado, Robles la entregó a los indígenas del pueblo de Oyacachi a cambio de tablones de madera.
Los nativos de Oyacachi quedaron asombrados, pues la Virgen ya se les había aparecido en una cueva, prometiéndoles liberarlos de una plaga de osos si se convertían a la fe católica. La talla, con sus rasgos que evocan a las facciones mestizas y su tono de piel oscuro, pronto se convirtió en objeto de veneración. Durante quince años, permaneció en Oyacachi, siendo conocida como la «Virgen de la Peña». Sin embargo, debido a las dificultades de acceso, en 1604, el obispo de la época ordenó su traslado al poblado de El Quinche, donde finalmente la advocación tomó su nombre definitivo.
Esta historia de sincretismo religioso, donde la devoción mariana se fusiona con elementos de la religiosidad indígena (como la asociación de la figura triangular de la Virgen con la Pachamama o Madre Tierra), es el primer capítulo que el museo se encarga de preservar y divulgar.
El Corazón del Museo: Las Joyas y el Ajuar
El Museo de la Iglesia, ubicado dentro del convento sacerdotal contiguo al santuario, está diseñado para ser un testimonio vivo de los milagros y favores concedidos por la Virgen. La pieza central de su colección está directamente relacionada con la imagen: sus joyas, vestimentas y el ajuar litúrgico.
La imagen original es una pequeña talla de madera, lo que la hace aún más vulnerable y valiosa. El museo exhibe las innumerables ofrendas que la fe popular ha acumulado a lo largo de los siglos. Estas incluyen:
Coronas y Metales Preciosos: Obsequios de oro, plata y piedras preciosas que adornan a la Virgen y al Niño Jesús. Se menciona que la media luna y el pedestal a sus pies en la talla son de plata pura, destacando la riqueza material donada por los devotos en agradecimiento.
Vestimentas: Una colección de mantos y vestidos bordados con hilos de oro y plata, donados por familias y cofradías. Estos textiles no solo demuestran el arte sacro de la Real Audiencia de Quito, sino también la generosidad y el fervor de la feligresía.
Objetos Litúrgicos: Cálices, copones, custodias y otros elementos de culto donados al santuario, a menudo elaborados con gran detalle artístico.
Un Centro de Memoria y Devoción
El museo, con su atención limitada a fines de semana (sábados y domingos), se convierte en un complemento esencial a la experiencia de peregrinación. Mientras el Santuario actual, cuya última construcción data de 1905, impresiona por su arquitectura, el museo ofrece una ventana íntima al origen, la trayectoria y la manifestación más personal de la fe en la Virgen de El Quinche.
Al albergar la historia de la talla, los obsequios de la Corona (como su coronación canónica en 1943) y el arte de la gratitud popular, el Museo de la Iglesia en El Quinche garantiza que la historia de la «Reina del Camino» de Ecuador se conserve, no solo en la memoria de los peregrinos, sino en los objetos tangibles de la fe.
