CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

MARÍA VIRGEN Y MADRE EN BETANIA

MARÍA VIRGEN Y MADRE EN BETANIA

Finca Betania, estado de Miranda, Venezuela 25 Marzo, 1976. Vidente: Sra. María Esperanza de Bianchini. Aprobada oficialmente por el obispo Pío Bello Ricardo el 21 de noviembre de 1987.

Primera Aparición: 25 de marzo de 1976 – 8:30 a.m.

«Hijita: aquí me tenéis con Mis manos enriquecidas de Gracias y envueltas con los resplandores de Luz, para llamar a todos Mis hijos a la conversión; esta es la Semilla de Gloria que les ofrezco como MARIA RECONCILIADORA DE LOS PUEBLOS, porque vengo a reconciliarles. ¡Reconciliación es la herencia de la Fraternidad Divina de mi Divino Hijo! Hijita, lleva Mi Mensaje a todos, ¡os guardaré aquí en Mi Corazón desde hoy y para siempre!

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Segunda Aparición: 22 de agosto de 1976 – 1:30 p.m.

«Hijita: cuando todos los hombres de la Tierra tomen su cruz amorosamente, ya no habrá más dolor ni llanto, porque vivirán resucitando cada día con mi amadísimo Hijo en un constante y vivido ¡aleluya… aleluya… aleluya!

Hijita mía, Yo deseo que vos les hagas sentir el valor de la oración y la importancia de Mi Nueva Aparición como Reconciliadora de los Pueblos, ya que bajo esta Advocación encontrarán las condiciones esenciales y determinantes en preparar sus almas para recibir la Gracia del Espíritu Santo… con las comunicaciones y visitas del Señor por la Fe… ya que la Fe es la base del Cristianismo y el aumento de esa misma Fe hará que busquen con sincero amor al Padre nuestro y al Corazón de mi Divino Hijo junto al mío.

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Tercera Aparición: 25 de marzo de 1977 – 11:00 a.m.

«Hijita, Hijitos: debéis desde hoy revestiros de espiritualidad divina, ya que esto os servirá como fuente de pureza para llevar una vida ejemplar, cumpliendo a cabalidad las obras buenas dedicadas al Señor, ya que toda siembra en Su Nombre es ¡Luz, Verdad y Amor! También el Patriarca San José intervino diciendo: Yo guardaré con Jesús y María esta Fuente de Amor para que se salve este Pueblo porque la Familia será la esperanza de un Mundo Nuevo…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Cuarta Aparición: 3 de mayo de 1977 – 11:00 a.m.

En el mismo Año, el 1°, 2° y 3° de Mayo se presentó de nuevo y el día 3°, que se conmemora la Santa Cruz, le dijo:

«Hijita, seguid vuestro caminito que lo hemos preparado. Hijita, la obediencia ha de ser la base de vuestra vida interior para permanecer en contacto y en unión con el Señor. Hijitos, sed muy buenos, espontáneos y naturales, ello les hará la vida más tranquila y feliz.

Hijita, hijitos: ¡ayudadme a conquistar el corazón de todos vuestros hermanos!

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Quinta Aparición: 25 de marzo de 1978 – 10:30 a.m.

«Hijita: no son sueños, es una realidad Mi Presencia entre vosotros. Obedece y sigue fiel a esta Madre para que puedas gozar por toda la Eternidad. A vos toca una ardua tarea, llevar Mi Mensaje de Amor y Reconciliación a todos los Pueblos y Naciones. Sufrirás, pero qué gozo y dicha será ver que has sido fiel a esta vuestra Madre. Os llevo de la mano…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Sexta Aparición: 27 de noviembre de 1978 – 9:00 a.m.

«Hijita mía, para el Año 1983 podrás con gran claridad comenzar a realizar la labor del movimiento de tierra, y luego en el 84, el Gran Acontecimiento de Mi Presencia en el Lugar. Y he allí el Gran Triunfo de una marcha que unifica, restablece y aquilata a multitudes que irán llegando a Mi Lugar Escogido para estos tiempos. Y para un 13 de Mayo, Yo les arrullaré en Mis brazos. Volverán a ser como niños sanos, buenos y honestos. Todos los allí presentes. Me sentirán unos, otros me verán conmoviéndose sus corazones. Hijita, ya llega ese Gran Día…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Séptima Aparición: 25 de marzo de 1984 – de 3:00 a 6:30 p.m.

«Hijos míos: Yo soy María, Virgen y Madre Reconciliadora de los Pueblos que vengo con mi Hijo en brazos para reconciliarles. Oh sublime esperanza la vuestra… Rezad el Rosario…

Hijitos, me habéis sentido y visto palpando la realidad de que convivo entre vosotros. Seguid fieles al Llamado que hoy les hago y recorramos juntos el camino. Os conduzco…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Octava Aparición: 27 de marzo de 1984 – 11:30 a.m.

«Hijitos: hoy de nuevo me hago presente porque ha llegado el GRAN TIEMPO ANUNCIADO… una IGLESIA PARA TODOS… LA IGLESIA UNIVERSAL, quien fija las pautas y señala conforme a la Ley una guía moral de cómo deben comportarse sus hijos, respetando los Mandamientos y Doctrina de mi Divino Hijo… y todos dedicándose al bien de todos, especialmente de los más necesitados, comenzando por mejorar su vida interior, renovando con particular atención su espíritu a un encuentro con el Señor, pudiendo así entrar de lleno a defender los Derechos Humanos.

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Novena Aparición: 25 de enero de 1985 – 3:00 p.m.

«Hijitos: desde ésta Mi Montaña Santa de éste Lugar Bendito, entre éstos árboles les contemplo en Mi Gruta de Oración y en el silencio y recogimiento me hago sentir, para que la Gracia del Espíritu Santo entre de lleno en vosotros y recibáis la Divina vocación a un servicio aquí en Mi Tierra de Promisión y trabajéis dulcemente por el amor de mi amadísimo Hijo…

Bienaventurados los que ofrecen sus vidas al servicio del Señor…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Décima Aparición: 27 de noviembre de 1985 – 10:30 a.m.

«Hijita, Hijitos: Los Frutos de éste Día es Gracia Santificante para vuestras almas… es vida sobrenatural de días mejores en la empinada cuesta que vais subiendo. Mis Rayos les deslumbrarán… por el Sol de Justicia de mi Divino Hijo. Sed fieles a la Doctrina Suya… Vivid vida evangélica, apostólica secular y aquilatad la fe, el amor y la unión de los Bienaventurados. Ahora mirad el resplandeciente Sol entre copiosas nubes de algodón y fina lluvia divina.

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Decimoprimera Aparición: 8 de diciembre de 1986 – 11:00 a.m.

«Hijita, Hijitos: como ya os anunciara anteriormente, aquí estoy; unos me sentirán… otros me verán entre los arbustos… otros apercibirán las perfumadas rosas de Mi Jardín del Cielo… y aún más, los enfermos que beban Mi Agua en Mi Gruta de Oración serán aliviados unos, curados otros, obteniendo la salud y la paz.

Hijita, donde Yo pongo Mis Pies es como sembrar la semilla, y he aquí que la Doctrina y el Evangelio se hacen cumplir por la fe que brota del corazón de quien me busca. Y Yo os digo: Se salvarán todos… ya que la Iglesia renueva y llama a la fe ardiente… cuando se acercan sus hijos al aprisco de mi Divino Hijo… para alimentarse con su Cuerpo Místico… y hoy hijita, se alimentarán muchos. Hoy es Fiesta de Ángeles en el Mundo Entero y aquí en Mi Tierra de Promisión vengo a llamar al hombre a una Reconciliación con sus hermanos. Yo vengo a dar paz al Mundo y tranquilidad a los Pueblos y Naciones. Yo vengo a reinar en el corazón de los más humildes y vengo a enternecer a los más soberbios y orgullosos para que rectifiquen su actuación… ¡acompañándome todos!

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Duodécima Aparición: 21 de junio de 1987- 4:30 p.m.

«Hijitos: ya se avecina la hora… y sentiréis lo que producirá en vosotros ese algo maravilloso que comunica al alma esa cualidad de discernimiento sobre Su Presencia en medio de vosotros. Hijitos, recogeos en el silencio… éste es y será el milagro de vuestra propia vida… ved claramente y comprobad lo que está sucediendo a vuestro alrededor, pudiendo estar en paz y vivir desde éste momento para atestiguar y proclamar, a cada hora del día, el milagro de vuestra propia existencia, con un corazón que palpita con el de mi Divino Hijo Jesús.

Si hijitos, porque sentiréis sus suspiros, Su calor, Su presencia, ¡y los Cielos y la Tierra cantarán juntos! Ahora a esperar serenamente con la clave que abre la puerta de la salvación… y decid silenciosamente: «Señor Jesús, te esperamos porque nos los has prometido, y las Promesas de Dios no pueden fallar y estamos aquí para poseerte, amarte y vivir siempre a tu lado con Tu Madre.»

Hijitos, esperad unos segundos, el Señor os repite: Quien come Mi Cuerpo y bebe Mi Sangre estará sano y salvo, entrando a morar para siempre en la Casa de Mi Padre. Estáis aquí para aprender y entro de lleno en vuestros corazones para modelarlos y hacerlos dignos de este Mi Cuerpo Místico

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Decimotercera Aparición: 6 de julio de 1987 – 11:30 a.m.

«Hijitos míos: reafirmad vuestra confianza al adorable Corazón de mi Jesús enamorado de las complacencias de Su Padre. Apoyaos en las Promesas del Señor que oye las plegarias de sus hijos y la Misericordia Suya los afianza para siempre. No os preocupéis, ya que se multiplicarán las Vocaciones Religiosas y Sacerdotales. ¡Apóstoles de Mi Corazón! Llenaos de gratitud… que saborearán el amor y la sabiduría… ya que el Espíritu Santo los iluminará en estos tiempos apocalípticos con Su Divina Gracia, sosteniéndoles con frutos copiosos y Lluvia Divina. Hijos, no dejéis de llevar Mi Medalla Milagrosa para cubriros, siendo protegidos… como también, repartidla a manos llenas para que se convierta al pecador, se sanen los enfermos y se reconstituyan los valores morales del mundo de hoy

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Decimocuarta Aparición: 6 de marzo de 1988 – 11:00 a.m.

«Hijita, Hijitos: aquí con vosotros, en un abrazo estrecho, sentido, viviendo un encuentro de Madre con sus hijos y en el cual cada uno de esos hijos le expresan sus sentimientos, anhelos y cuanto realmente desean que su Madre les comprenda para prodigarles su protección materna…

Sí hijitos, nuestro encuentro de hoy es para abrir caminos amplios en los linderos del conocimiento, ya que Jesús mi Divino Hijo, con Su Palabra de Sabiduría, con Su Rectitud y Su Pureza Inmutable, por Su anhelo de seguir sirviendo y ser útil a Su Pueblo, está reviviendo en estos días, aquí en Betania, Su Lenguaje del Corazón, valiéndose de esta Madre… y puedan vosotros en esta soledad de Mi Montaña Santa, dialogar, comentar y analizar el porqué de nuestro llamado al Pueblo de Dios en estos tiempos… en éste lugar…

Él está denotando aquí, en estos días, Su Presencia, manifestándose con esta Su Madre, que está recorriendo las calles de toda Palestina en busca de todos Sus hijos. No viene a recoger solamente a los buenos, sino que justamente es a los rebeldes a quien viene a recoger para darles a beber de la Fuente de las Aguas Santas de ésta Madre, para que laven sus cabezas, sus manos y sus pies, para su conversión….

Hijitos, os ruego, aprovechad los días, horas, minutos y segundos para prepararos. La Evangelización es la representación de la Nueva Edad de Oro de un Mundo Nuevo… donde la Paz, los Caminos del Amor, os lleven a alcanzar la rectitud y el conocimiento de los hijos de Dios. ¡Sois hijos de Dios, Pueblo Suyo, Hijos de Dios!

Os guardo en Mi Corazón con una espinita, latente y viva. Amar, Amar, Amor sin límites…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Decimoquinta Aparición: 16 de febrero de 1989 – 4:00 p.m.

«Hijita, Hijitos: Aquí estoy, conviviendo entre vosotros. Hijitos, Mi Corazón late de Delicias Celestiales al contemplar cada rostro vuestro que viene a buscar la esperanza de días mejores, para afianzar vuestros pasos en el camino que conduce al Monte Sión, ya que Mi Fuente de Aguas de Betania debe reconstituir vuestras almas a una vida nueva, que los conlleve a vivir vida de apóstol, o sea, servicio, entrega a la Misión de Amor, que debe reafirmar vuestra confianza a la Luz del Nuevo Amanecer de mi Divino Jesús.

Él, mi amadísimo Hijo, desea que todos vosotros viváis acunados en este Corazón Materno, con los Carismas y Gracias del Espíritu Santo, logrando por ese medio que todos mis hijos se den las manos basados en el Mandamiento «Amaos los unos a los otros…» Es la Única Verdad que puede salvar al hombre de una guerra entre hermanos, o sea, que en éstos tiempos recurran a la buena siembra del Bien, que es la identificación del Amor y la Verdad de un Pueblo de Dios, que anhela Justicia Social ya que mientras no se unan vivirán vida de angustia, pena, sombra y quebranto. He aquí hijitos, el Amor de una Madre que os ama… para servir de punto de partida a una Ley de Justicia, Amor, Paz y Reconciliación.

Oración… Meditación… Penitencia… Eucaristía…

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Decimosexta Aparición: 22 de febrero de 1989 – 12:00 a.m.

«Hijita mía: Mi Corazón os di, Mi Corazón os doy, y Mi Corazón os seguiré dándoos por siempre. Hijita, abre, dilata tu corazoncito y sé dócil a la Gracia, o sea, a su Acción Santificante, porque os deseo que te santifiques con todos mis demás hijitos de Mi Corazón y ello a fuerza de amar, de donarse, ofreciéndose todos incondicionalmente a una participación, por la Gracia, por la plenitud de vida que en Mi Jesús hay, por Su Humanidad de Cristo en la cruz, y ello para trabajar, luchar con vuestros esfuerzos y vuestras acciones, y más que todo, por vuestra oración permanente, seguida, dando el fruto de buena siembra.

Hijitos, me habéis visto hace algunos minutos entre las enramadas de los árboles de ésta Mi Gruta de oración, como María de la Soledad, con llanto y dolor de Madre.

¡Ay mis pequeños!

¡Cuánta pena hay en Mi Corazón! No quisiera que sufrieseis, no deseo preocuparlos, ni mucho menos que pasen días de tribulación… pero hay cosas tan difíciles de poder llegar a comprender entre los hombres, que la única verdad que resta es la fe, que injerte a vuestras familias la firmeza y la seguridad de que el Señor y esta Madre convivimos entre todos nuestros hijos, demostrándoles el sendero, de que sólo los actos de fe pueden aminorar las sombras que circundan vuestro vivir diario.

Es por ello hijitos, vuestra oración debe ser seguida, mañana, tarde y noche, porque ¡sólo la oración puede salvarles! No olvidéis nunca que cuánto más sufráis estaremos más cerca de vosotros, aliviando y sanando las heridas de vuestros corazones para seguir viviendo con la responsabilidad de ser redentores de éste tiempo y salvadores dentro de la esperanza de la Gran Eternidad. He aquí el comprender Mi Mensaje de hoy. Hijitos, ánimo y estad dispuestos todos a donar su siembra de paz y amor. Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Madre de la soledad de María!»

Decimoséptima Aparición: 4 de marzo de 1989 – 4:00 p.m.

«Hijitos, me veis… aquí estoy presta al servicio de todos cuántos lleguen a visitarme en busca de Mis Fuentes de Aguas Santas para bañar sus cabezas y purificar sus corazones ansiosos de esperanzas, consuelos y paz espiritual.

Hijos, adelante, que la jornada es larga para toda una vida de peregrinaje en busca de ¡La Esperanza Prometida de un Día Poderoso!

Hijitos, ¡cuánto os ama Mi Divino Hijo! Él os invita a que entréis de lleno en nuestro Templo de la Naturaleza, para que los Principios de Amor, de docilidad humana y fervor cristiano les sirvan de guía… enseñanzas éstas para comprender la esencia encerrada en Sus Mandamientos de vida nueva, difundiendo así en todos los medios de comunicación que acudan atraídos y llenos de fe y humildad al Corazón de esta Madre a implorar Su Maternal Protección. Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Guía vuestra!»

Decimoctava Aparición: 28 de marzo de 1989 – 5:00 p.m.

«Hijita mía, Hijitos míos, aquí estoy. Os ruego a cada uno de vosotros que especialmente enmienden sus vidas con la penitencia y la oración necesaria para desagraviar la Justicia de Dios, tan ofendida en estos tiempos por los hombres.

Por otra parte, es muy importante que con frecuencia escuchen la Santa Misa y reciban la Eucaristía para que el Alimento de mi Divino Hijo les ayude en una forma tal que se sientan iluminados por dentro, por una Luz desconocida, maravillosa y sublime que es la Gran Señal de que Dios nuestro Padre desea la salvación de todos cuantos humildemente se entreguen fieles a Su Corazón.

Es por ello, alimentaos y acrecentad vuestro fervor con ansias de superación espiritual para servir

Donando sus vidas con la fraternidad, con la participación de hermandad profunda, vivida, para que podáis gozar de los bienes que Dios creó para todos.

Hijitos, os amo mucho y es tanto Mi Amor que a todos os llamo a Mi Gruta de oración para que reflexionéis y viváis el Evangelio, amparados bajo la Gracia del Espíritu Santo con Sus Carismas Divinos.

He aquí que os ofrezco Mi Corazón, unido al Corazón de mi Divino Hijo Jesús, para que hagáis con nosotros la vivencia más profunda para disfrutar el momento sublime de un testimonio viviente que será la Base Fundamental de una Gran Verdad: ¡QUE CONVIVIMOS ENTRE VOSOTROS! Participad hijitos y acunaos aquí en Mi Corazón. Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Corazón Inmaculado de María!

Decimonovena Aparición: 1 de abril de 1989 – 4:30 p.m.

«Hijita, Hijitos míos: trato de hablar con todos vosotros para deciros que os llevo de Mis Manos, cubriendo vuestras espaldas con Mi Manto Materno. Hijitos: os llamo a Mi Lugar de Mi Nueva Aparición como María Reconciliadora de los Pueblos para que abráis operaciones sobre la siembra que haréis en los corazones de los niños inocentes; otros, jóvenes ansiosos de Verdad, Amor y Justicia.

Os llamo porque ha llegado el GRAN MOMENTO DE RECONCILIACION, en un darse las manos, y necesitáis cuánto antes prepararos, como por ejemplo: la siembra de Doctrina, Catequesis, Ejercicios Espirituales, Evangelio y más que todo, Eucaristía, comunión diaria, alimento del alma, acompañada del trabajo, de una labor en la cual podáis producir, sembrando los surcos con la Semilla Santa del Alimento, porque la Tierra que les he puesto en vuestras manos es justa para realizar La obra de Amor que debe salvar a muchas almitas ansiosas de dar de sí su contributo de sembrar. Es por ello hijitos, extiendo Mi Amor a todos Mis hijos, moradores de la Tierra y fieles a Jesús, para que descubran el maravilloso Secreto de La Unidad, que contribuye a encontrar la Clave del Reino de Dios.

Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Vigésima Aparición: 2 de abril de 1989 – 1:30 p.m.

«Hijitos, os doy la bienvenida en esta Hora Jubilosa cuando me habéis visto en Mi Gruta de oración con las Manos extendidas para acunarlos aquí en Mi Pecho, y todo ello hijitos para que os realicéis en comunión conmigo… por la Gracia que os legara mi amadísimo Hijo.

Hijitos, os llamo a todos para que recibáis Gracias Infinitas del Cielo de nuestro Reino y os deseo paz a sus días, paz a sus espíritus, corazones, a vuestras familias, a este Pueblo Venezolano y a todas las Naciones. Que la paz cubra toda la Tierra Santificada del Señor. Hijitos, sois peregrinos. Cuidad nuestra tierra con devoción, no la abandonéis. Unid vuestras manos todos para elevar a Dios su oración en un «gracias Señor mío y Dios mío.»

Hijitos, deben ser optimistas. AIzad vuestros ojos en una plegaria, en una invocación de amor, para que Él pueda contemplar la faz vuestra y mirar dentro sus pupilas, y entrar de lleno en sus almas para fortalecer sus corazones. Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Vigesimoprimera Aparición: 9 de abril de 1989 – 2:00 p.m.

«Hijitos, aquí de nuevo entre vosotros, llamándoles a que deben ser optimistas, constructivos, con la esperanza nueva de los Apóstoles de este Corazón Materno, pudiendo ser edificantes, pródigos con los días y lograr superarse. Vuestra visión futurista debe ser altruista, conquistando la altura y coronarse del Cielo, con las nubes a sus pies, sencillos, calmados, humildes, y permanecer sirviendo a Dios en sus hermanos. Ascended hijos míos llenos de contentamiento, como los pequeños niños inocentes, pensando que vivir en el Señor es ser feliz eternamente.

Así pues, si me obedecéis, habrá gozo en vuestros corazones porque vais hacia la edificación de vuestro propio paraíso y de un Mundo de Felicidad y Paz.

Bueno hija mía, tal como me habéis visto, éste esbozo que te presento es la Advocación de la Reconciliación como «MARIA CON LOS NIÑOS», o sea, Yo como Madre de todos los inocentes del Mundo que anhelan crecer bajo la tutela de esta humilde Mujer, que sigue tenaz en su intento de salvar la niñez para que sigan creciendo en el Reino de Dios y Su Justicia… ¡Os guardo aquí en Mi Corazón!

¡María Reconciliadora de los Pueblos, María con los Niños!»

Vigesimosegunda Aparición: 13 de mayo de 1989 – 7:00 p.m.

«Hijita mía, Hijitos míos, con Mi Amor y celo apostólico, por las almitas llamadas a un servicio de entrega a la Misión Encomendada, la cual deben cumplir con la orientación plena de cristianos y su vocación auténticamente humana, con un gran espíritu de amor y participación en las situaciones y problemas donde se les necesite, sean morales, espirituales o religiosos… ello debe ser algo personal, con su misión específica, insustituible, ya que su tarea debe ser la de la fe, transmitiéndola, llevándola a los hermanos… la oración, la caridad fraterna por la catequesis… y aún lo más grande y hermoso, la Vida Sacramental, la protección, la ayuda a los hermanos.

Hijita mía, tu propia experiencia te ha enseñado muchas cosas, para que la evangelización se arraigue en tu alma con vigor y amor infinito. Piensa que tu experiencia personal es un lenguaje del amor para ejercer una forma singular de vuestra tarea en bien de la colectividad humana, creciendo y tomando posiciones claras en los medios de comunicación social.

Tu posición debe ser libre de condicionamiento humano

Tus criterios básicos de la vida con tu actividad personal como testimonio de fe, de esperanza y de caridad, amor sublime, bondad, fidelidad a tus deberes, con la paciencia y con esa alegría innata, la cual brindas comunitariamente a los demás. Así pues, con valentía, proponte ejercer con capacidad tu actuar, reformando, con el progresar y con la vivencia de cada día, la verdad del amor que conlleva el respeto a la vida y a la dignidad de las familias. He aquí hija mía, ¡trabajar y Iuchar, sirviendo a todos!

Hijita, me habéis visto envuelta con mis vestiduras blancas, con mi Rosario en mano… hijitos, y vosotros también pudieron mirarme y ver a los pastorcitos que me hacían compañía. ¡Ay hijitos, Cuánta bondad la de mi Señor! Poder darles esta Gracia de infinita ternura…

Y ahora hijita, hijitos míos, acrecentaos en vuestra fe y en vuestra fidelidad al Amor de Mis Amores… a El… Jesús… y vivid en comunidad. Los he llamado aquí en este día para que recibáis Mi Mensaje de amor y pudieseis sentirme y vivir a mi lado horas de convivencia espiritual. Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, María de Fátima, Madre de la Comunidad!»

Vigesimotercera Aparición: 25 de mayo de 1989 (Corpus Christi) – 6:00 p.m.

«Hijita mía, Mi Corazón os di… Mi Corazón os doy… y Mi Corazón os seguiré dándoos por siempre… Mis pequeños, os he llamado en este día para confirmar Mi Presencia entre vosotros, para que se haga más cálida y vivida… porque Yo soy la Madre de la Misericordia… es la Misericordia la que necesita este Pueblo vuestro… es lo que necesita la Familia… es lo que necesitan también los niños y las Madres abandonadas… como algunas de ellas que vinieron en este día a reunirse con vosotros… es Mi dolor el de cada uno de ellas, su pena es mi pena… su alegría es mi alegría, su quebranto es mi quebranto…

La soledad y el sufrimiento asolan como el viento huracanado, así también son las pasiones del hombre sin formación religiosa… es aquí donde se destruyen las criaturas, los niños sufren. Pero desde hoy esos niños sentirán el aliciente, la dulzura, el amor de mi Divino Hijo… El en los niños… y Yo en El… con vosotros, unidos en la corriente maravillosa de este atardecer…

¡Que bella es la Naturaleza!

Hijitos, os convido al Festín de Ángeles de mi amado Hijo… sentaos en el Mesón como invitados de honor…. Mis pequeños, qué hermosa es la criatura inocente… ayudad a los niños, sonreíd a las Madres solas… pero no están solas, ¡Yo estoy con ellas! Hijitos, están aquí para aprender las clases de mi Hijo Jesús. Él se vale de Sus Sacerdotes para reafirmar que Sus Palabras no pasarán nunca… que ellos son los encargados de darles las enseñanzas debidas con la orientación de aquilatar vuestra fe y renovar vuestro corazón a una vida nueva… con el conocimiento de que el Mensaje de Paz y Solidaridad Humana es abrazaros todos en concordia y unión fraternal.

Hijitos, dad Gloria al Padre Celestial y a mi Divino Hijo Jesús

Por permitiros venir todos a albergar a nuestra Tierra de Promisión… buscando este Corazón Materno. Mis pequeños, cómo contemplo cada rostro vuestro, mirando muy dentro… ¡Cómo os amo hijitos! Seguid viniendo porque tenéis la generosidad de esta vuestra Madre que viene a convivir entre vosotros… y aseguraos hijitos, que nada detendrá la marcha de la realidad de Mi Presencia en este Lugar… convivo con vosotros y todos mis hijos por una Ley de Amor… irán llegando… poquito a poco, pero irán entrando… especialmente los Religiosos, o sea, Mis amados Cardenales, Obispos, Sacerdotes, Religiosas y en fin, todo el Pueblo de Dios, ¡Oh Pueblo mío busca ésta tu Madre, que te estará esperando con los brazos abiertos para mitigar tu dolor, pena o quebranto!

Yo soy la Madre de la Misericordia que viene a reconciliarlos a todos… y ello para que se amen, se soporten y puedan vivir vida ejemplar. Os amo mucho. Os guardo aquí en Mi Corazón…

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Madre de la Misericordia!»

Vigesimocuarta Aparición: 21 de junio de 1989 – 9:30 p.m.

«Hijitos, os contemplo y estoy feliz de esta visita que me hacéis hoy a Mi Nueva Sede de estos tiempos… si hijitos, vine y sigo viniendo a encontrarme con vosotros porque Yo soy la Madre Reconciliadora que los viene a reconciliar con todos sus hermanos y es por ello que he depositado en vosotros la confianza de que cumpliréis con vuestros deberes de hijos de Mi Corazón Materno… y he aquí que cada persona que se acerque a Mi Lugar será escuchado y socorrido, porque soy la Madre del hambriento… soy la esperanza del sediento… y el afligido necesita ayuda y protección…

Hijitos, hoy habéis venido realmente a discernir Mi Mensaje y a escuchar al mismo tiempo, al amanecer, el canto de los pájaros… pudiendo ver Mi Figura al pie del árbol de Mi Gruta… viendo correr sobre las piedras el agua de Mis Manantiales, cantándole al Señor… ¡Oh hijitos! Mi pupila mística se ha fijado en cada rostro vuestro y he podido mirar en el fondo de vuestro corazón, el deseo de una renovación interior para analizar y contemplar todas las cosas bellas que encierra éste Templo de la Naturaleza que he escogido para recibir a todos mis hijos… Así hijitos, de hoy en adelante tendrán la capacidad de comprender la gama maravillosa, celestial, que existe aquí… y con la voluntad podréis tomar parte en el Banquete de Amor que les ofrecemos mi Divino Hijo y esta Madre para que vivan vida nueva, cantándole al Señor sus salmos Dios de amor…

Y ahora hijitos, os recomiendo: orad diciendo todos a un tiempo, «¡Bendito seas Señor!». Os guardo aquí en Mi Corazón,

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Vigesimoquinta Aparición: 16 de julio de 1989 – 6:30 p.m.

«Hijita, Hijitos míos: Aquí entre vosotros en éste anochecer, cuando los pájaros recogen sus vuelos para acogerse a sus nidos en los ramajes de estos árboles que me han visto descender sobre esta Comarca tranquila… si hijitos, haciéndome presente en todos vosotros, y que podáis sentir

Mi Voz en vuestro corazón con ritmos divinos de vida nueva… pudiendo con ello todos consolar a sus hermanos, aliviando su carga y ofrecerles los frutos del Árbol de la Gracia y el Agua Bendita de Mi Cascada… sí hijitos.

He aquí Mi Anuncio al Mundo:

Que hay un Lugar en la Tierra donde todos mis hijos se pueden refugiar en busca de los Tesoros de Dios, ocultos en la Montaña Santa… preparándose todos… y poder comprender con claridad que sólo con la Oración en el retiro, viviendo con sencillez y humildemente, podrán defenderse de las violencias de los hombres de la tierra y tener fuerzas para expresar el Verbo del Señor con serenidad, que es la paz del justo… y con la sabiduría, que es la razón de Dios…. He aquí, que viviendo en comunidad, aprenderéis mucho… perdonando muchísimo y amando más a todos sus hermanos.

Hijitos, Yo soy la Madre del Carmen, que con Mis Escapularios vengo a salvarlos para que puedan vivir de acuerdo a la Voluntad Divina, llenos de paz y de quietud, donde no cabe ninguna sombra, ni tempestades, ni pasiones, ni errores…. Hijitos, aquí les ofrezco el Arca de la Libertad de un Día Poderoso.

Y ahora Mis pequeños, ¡que desciendan cantando las Lluvias generosas y pródigas del Cielo! Os guardo,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Madre del Carmelo!»

Vigesimosexta Aparición – 15 de agosto de 1989 – 5:00 p.m.

«Hijita mía, Mi Corazón os di… Mi Corazón os doy… y Mi Corazón os seguiré dándoos por siempre. Hijitos, hablo con todos vosotros que me habéis visto hace unos segundos ascendiendo al Cielo con Mis brazos abiertos, con lluvia de Rosas, y habéis tenido la prueba de esos pétalos, rojos fuego, que como significativo representa el Corazón de mi Divino Jesús. El, como Cristo Redentor y Salvador, renovando y purificando a todos los hombres de la Tierra. Hijitos, os parece todo esto un sueño, pero es una realidad vivida y única en éstos tiempos de gran calamidad para el hombre.

Hijitos, Yo quiero comunicaros que se acercan días de revolución universal

Pero con la orientación espiritual, masivamente podréis superar todos esos momentos difíciles, con la fuerza constructiva del amor hacia la redención colectiva… si mis pequeños, hay una Esperanza Nueva y es que todos se den las manos con espíritu de soportación, perdonándose y amándose como hermanos.

En esta fecha que se recuerda Mi Tránsito al Cielo quiero dejarles Mis Rosas de Amor, para que conservándolas en sus corazones, me tengan presente con mi Hijo amadísimo. Os guardo aquí en Mi Corazón,

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Asunción de María!»

Vigesimoséptima Aparición: 8 de septiembre de 1989 – 6:30 p.m.

«Hijita, Hijitos míos, en este día que se conmemora Mi Nacimiento, «Natividad de María», he querido que me viesen, tal cual, como la niña cuando me llevaron al Templo mis Padres y deseo que esa Imagen quede grabada en vuestras almas, para conservar en sus corazones la paz, que emana como un fulgor del propio seno del Padre nuestro… si hijitos, quiero que me llevéis con vosotros de manera que nada los separe de esta vuestra Madre. Debéis de saber que la verdad resplandece siempre… y así camináis junto a mí… les conduciré hacia los remansos, donde está más clara el agua porque viene de los Manantiales de Mi Gruta de oración… si hijitos, Yo los quiero proteger de las tentaciones del mundo, a vosotros jóvenes, para que hagáis la voluntad de Dios en vuestros caminos y ser así merecedores de Su Misericordia y de Su Amor Infinito.

He aquí pues, que estando en Mi compañía, habrá gozo en vuestros corazones, alabanza y música de una oración nacida de las colinas de Mi Monte Santo. Es por ello, que al congregarse todos vosotros en el Nombre del Señor en esta Mi Tierra de Promisión, sembraré con mi Divino Hijo en todos los surcos la Semilla Santa, porque esta Tierra es buena y bendita, y hay que realizar las obras de amor que constituirán la realización de un Mundo Nuevo, donde la Unidad será el Sello y la Clave del Reino de Dios entre todos los Hombres de la Tierra.

Hijitos, os ruego, defended vuestros Derechos

Y aquilatad vuestra fe en ansias de superación espiritual, llevando el Mensaje de una Madre que bajo distintas Advocaciones se presenta a sus hijos para llamarlos a la conversión.

Todos los lugares donde me he hecho sentir están llenos de espiritualidad, comprensión y mucho amor a Mis hijos para que se salven todos… y aquí, en vuestra Patria, basta adentrarse en la constitución de la estructura del hombre del pueblo para encontrarse con almas sensibles y dignas del amor de mi Señor. Es por ello que confiad en vuestra Madre y seguid vuestro camino que conduce al Monte Santo. ¡Os guardo aquí en Mi Corazón!

¡María Reconciliadora de los Pueblos, María de Coromoto, Patrona de Venezuela!

Vigesimoctava Aparición: 22 de octubre de 1989 – de 2:30 a 3:00 a.m.

«Hijita mía: Mi Corazón os di… Mi Corazón os doy… y Mi Corazón os seguiré dándoos por siempre. Hijita, hijitos, les he llamado a que vinieran a Mi encuentro, de manera que pudieran sentirme y mirar reflejada Mi Imagen en Mi Gruta de oración, dándoles Mi Mensaje en el silencio de este apartado rinconcito del Refugio Mater y pudieran atender a Mi petición.

Hijita, Hijitos, hablo con todos vosotros… escuchadme: En todas partes y lugares del Mundo hay muchas Familias que a través de los días, del tiempo, han ido transformándose en Grandes Familias… y he aquí que Yo vengo para que todas esas Familias no lleguen a separarse o a dividirse nunca, porque deseo que cuánto más grande fuese la familia, se amen más y más… pudiendo aumentar su propia fuerza espiritual para vivir la vida evangélica y para que desde ahora mismo se haga un Llamado para un Programa de Solidaridad Humana, de Familias sanas, con espiritualidad renovada, reuniéndose y creando un núcleo de hijos de Dios verdaderos, y vayan creciendo, convirtiéndose en Grandes Comunidades que establezcan contactos con todos sus hermanos del Mundo entero. Así mis pequeños, ¡comenzad desde ahora mismo! Os guardo aquí en Mi Corazón, ¡María Reconciliadora de los Pueblos, Madre de la Generosidad!»

Vigesimonovena Aparición: 8 de noviembre de 1989 – 6:00 p.m.

«Hijita mía, Hijitos míos, aquí estoy entre vosotros, invitándoles en éste atardecer a la oración y la meditación, para reflexionar y sentir en vuestras almas la belleza del amor, la belleza de la vida, fraternizando con el colorido variante de plantas, flores y frutos. Sí hijitos, sintiendo realmente en vuestros corazones un extraño lenguaje del amor que sabe expresar y entender todas las cosas de una manera clara y precisa…. He aquí ésta convivencia en la participación de la oración vivida, que es la esperanza del cristiano, con la Iuz votiva del Santuario de la Reconciliación, que es la llama y el fuego que arde en el Corazón de mi Divino Jesús, El, mi amado Sol de la Verdad, Justicia y Ley de un Padre Celestial… pudiendo todos vosotros ir aquilatando en vuestras almas la fe, la concordia y la armonía.

Hijitos, estoy tocando los corazones de mis hijos, para que aumenten su fe

Y aún más, el renovamiento en sus células para que abran sus corazones al de ésta Madre que viene a donarles, por el Amor de su Divino Hijo, la Gracia del Espíritu Santo, con el Don del Entendimiento… para que sigan la corriente de la Gran Verdad que tienen frente a ellos. Hijos, quien sabe vivir en cónsona con la Doctrina de mi Jesús ha encontrado su Tesoro… y al encontrarlo ha roto con el pasado de cadenas que los retenían en medio del camino para dar paso a la Luz, abriendo sus ojos, comenzando a despertar… y fraternizando con todos sus hermanos.

Hijitos, les estoy brindando la gran oportunidad de que puedan unirse realizando un Movimiento Estructural de conciencias, con la Llama ardiente de mi Jesús… siendo ello la Única vía a seguir… revistiéndose todos de espiritualidad. He aquí pues, reafirmad vuestros pasos para encontrar la Fuente Pura de esa vida ejemplar que es mi Divino Hijo, el cual hay que vivirlo y sentirlo en sí mismo. Os guardo aquí en Mi Corazón,

¡María Reconciliadora de los Pueblos María Madre!»

Trigésima Aparición: 8 de Diciembre de 1989 – 6:30 p.m.

«Hijitos míos: hoy hemos convivido un Gran Día de Luz con la esperanza de que todos mis hijos que han venido a celebrar a mi lado Mi Fiesta de Ángeles, como La Inmaculada Concepción, hayan recibido la Suma Pureza de lo Divino Espiritual… y en consecuencia hayan podido haber sentido en sus corazones, no sólo Mi Presencia, sino la Presencia de mi Divino Hijo… descubriendo los motivos del porqué en estos tiempos de gran calamidad para la Humanidad estamos llamando a todos los hijos esparcidos en distintos lugares del Mundo para que acojan nuestro Mensaje, siendo útil y saludable para todos, pudiendo así cultivar el amor para vencer, por medio de la sana convicción, a un mundo que está perdiendo el camino de la mística.

He aquí, llenaos de la fuerza y la Gracia del Espíritu Santo, emprendiendo el camino y siguiendo la figura luminosa de mi amadísimo hijo, que como su Maestro sigue enseñando en las aulas de nuestra Madre la Iglesia en quien le representa en la Tierra, el Sumo Pontífice, que con gran acierto obra con sano criterio y comprensión en su misión de servir a la Humanidad, dando a entender a todos cual es el deber de todo cristiano… he aquí su trabajo, edificando y renovando las conciencias de los hombres. Y ahora hijitos, finalizo diciéndoles: ¡Obrad con rectitud y caridad!. Os guardo aquí en Mi Corazón,

¡María Reconciliadora de los Pueblos!»

Trigesimaprimera Aparición: 5 de enero de 1990 – 8:00 p.m.

«Hijita, Hijitos, aquí estoy contemplando vuestra preparación espiritual en esta nueva fecha de principios de año de 1990. Veo que es bastante difícil para vosotros entender ciertas cosas, pero a medida que pasen los días os daréis cuenta de la realidad. Así pues, he aquí que desde hoy se levanten todos para evolucionar y se hagan conscientes del momento que vive el mundo, pudiendo superarse y obtener los logros de aquilatar las virtudes que concienticen el valor del hombre de hoy, que busca un aliciente a su medio ambiente turbulento.

Es por ello que no hay otra cosa que procurar no desmayar en la Empresa a desarrollar, en constituir un valor de siembra, pues se avecinan grandes acontecimientos y disturbios dolorosos alrededor del mundo, Países y Naciones sacudidas por los malos tiempos. El hombre ha aminorado su potencial en cuanto a su espiritualidad, he aquí que está navegando en contra de la Corriente Divina de la Paz, el Amor y la Unión fraternal.

Es por ello que me estoy haciendo sentir con mi Divino Hijo

para que mis hijos sientan en sus corazones el toque suave nuestro y que escuchen la Anunciación: De que ha llegado la Hora de su liberación… y se hagan presentes por el Amor Santificado… y sigan sus caminos en busca de la Luz, y así, sus pensamientos puedan recibir la Gracia del Espíritu Santo para que se hagan dignos de esa Luz y Música del Universo.

Pensad: Basta adentrarse en la constitución de la estructura del hombre para encontrarse en una inmensa fragua, con la misión de realizar un deber ineludible, o sea, injertar el amor en cada obra que representa la parte divina. ¡Cuánta voluntad se necesita! Es por ello, obedeced humildemente las enseñanzas de los Mandamientos de mi amadísimo Hijo para que asciendan los hombres a la etapa de la «Gran Verdad del Encuentro de Dios con sus hijos», porque El viene a dar de nuevo, Ya que cualquiera, sea su condición de raza, casta o religión, para El son todos iguales. La única Verdad existente deberá ser la de practicar el bien y una vida generosa. ¡Os guardo aquí en Mi Corazón!

¡María Reconciliadora de los Pueblos, Lámpara Votiva!»

Fuente: https://es.catholic.net/

MARÍA VIRGEN Y MADRE EN BETANIA

 

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