CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

EL PAN NUESTRO DEL 31 DE ENERO

«LA PALABRA»: EL PAN NUESTRO DE CADA DIA. (Mc 5,21-43)

En el evangelio de hoy encontramos la admirable sorpresa de ver cómo Jairo, un alto funcionario de la sinagoga, antes que acudir a los poderosos de la sinagoga, escribas, letrados, maestros de la ley y sacerdotes, entre otros, buscando la sanación para su hija, acude al Señor Jesús y Él sin hacer distingo de vertientes doctrinales le responde de inmediato y se dirige a su casa sin vacilación, a darle vida a un escenario de burla y muerte.

Lo anterior nos lleva a pensar que el Señor está siempre atento a escuchar nuestras súplicas y peticiones, no obstante nuestra condición de pecado. Nunca es tarde para pedir su auxilio.

 Por otra parte es bueno fijarnos en el detalle de la cifra 12 que la encontramos dos veces en este evangelio. La hemorroísa llevaba 12 años de postración, de enfermedad y de exclusión; por su parte la hija ya sin vida de Jairo tenía tan sólo 12 años; en este contexto es bueno anotar que la mujer enferma simboliza la preeminencia de la ley veterotestamentaria por encima del mandamiento del amor, simboliza la exclusión, es el signo de la idea anquilosada de las 12 tribus de Israel y su sistema legal; en el caso de la niña, la hija de Jairo, representa la imagen de la Iglesia naciente, de la Iglesia nueva, fortalecida ésta por la fuerza del Espíritu Santo y construida sobre los cimientos de los 12 apóstoles. Es la imagen de una Iglesia viva y por tanto nacida del RESUCITADO.

Hermanos y hermanas, inspirados por el evangelio de hoy, le suplicamos a Dios nuestro Padre, que por medio de su Hijo Jesucristo, nos conceda el firme deseo de acercarnos a Él siempre y sin desmayar, y que motivados por la asistencia maternal del Corazón Inmaculado de María, vivamos nuestra fe con la alegría y la esperanza de saber que en Jesucristo encontramos suficientes motivos para seguir viviendo. «Ob amorem Dei».

EL PAN NUESTRO DEL 31 DE ENERO

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