
Cáritas Parroquial: Un Compromiso Fundamental y Permanente con los Más Necesitados
El servicio de Cáritas Parroquial no es una simple actividad de beneficencia, ni una respuesta esporádica a crisis puntuales. Para nuestra comunidad y la misión de los Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos de Jesús y María, este trabajo en favor de los más necesitados se concibe como una opción fundamental y permanente en el tiempo. Es un pilar inamovible de nuestra identidad y evangelización, que se mantiene firme día tras día, año tras año.
La Raíz Teológica y Espiritual de Nuestra Acción
La fuerza inagotable para esta acción social y solidaria nace de la persona misma de Jesucristo. Él es el «Caritas» (el Amor) que se hizo carne y nos dejó un mandato claro: amar al prójimo como a nosotros mismos, identificándose de manera radical con el pobre, el enfermo y el forastero (Mateo 25:31-46). Su espíritu nos compromete hasta lo más profundo con los más débiles, los excluidos y los que viven en las periferias existenciales y sociales.
En este sentido, el trabajo parroquial, vigorizado y estructurado por el apoyo y la metodología de Cáritas, no conoce tregua ni eclipse alguno en el servicio social y evangelizador con los pobres. La pobreza no es solo una carencia material; a menudo viene acompañada de soledad, exclusión y pérdida de dignidad. Nuestra respuesta debe ser integral, tocando el cuerpo, el alma y el espíritu.
El Corazón Oblato en la Caridad
Los Misioneros Oblatos de los Corazones Santísimos de Jesús y María, con nuestro enfoque en los corazones más vulnerables, encontramos en Cáritas Parroquial el vehículo perfecto para vivir nuestro carisma. Nuestro fundador, el venerable padre Julio María Matovelle, nos enseñó a servir a los pobres con humildad y celo apostólico. La red de voluntarios de Cáritas es un reflejo de esta misión, transformando la fe en obras concretas que sanan las heridas de la sociedad.
En resumen, nuestra Cáritas Parroquial es una puerta abierta a la esperanza, un taller de amor donde la fe se hace visible. Es la expresión más auténtica de nuestra vocación de ser misioneros del amor de los Corazones Santísimos, comprometidos de forma definitiva con la construcción del Reino de Dios aquí y ahora, empezando por aquellos que más lo necesitan.
