CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

SERMÓN DE LA SOLEDAD DE MARÍA

SERMÓN DE LA SOLEDAD DE MARÍA

PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DEL TRÁNSITO
Misioneros Oblatos de los cc.ss de Jesús y María
SERMÓN DE LA SOLEDAD DE MARÍA
(Por Jackeline González – Catequista de la Parroquia Nuestra Señora del Tránsito)

«Jesús dice a su madre: Mujer, ahí tienes a tu hijo. Y al discípulo: Ahí tienes a tu Madre. Desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa». (Jn 19,26)

Hoy es un día de silencio, esperanza y oración; día propicio para acompañar a María en su dolor, en su soledad, hoy nos encontramos con la imagen de una mujer que tomó en su regazo a su hijo, lo contempló, lo cuidó como al más grande de sus tesoros y lo entregó a la humanidad con absoluto desprendimiento, pues sabía de su misión.

Fueron 30 años de cuidados y de dedicación por parte de María Santísima para con Jesús, ella nos entregó un hombre lleno de vigor, de gracia y de hermosura y solo bastaron 3 años para que la humanidad se lo devolviera, ultrajado y desfigurado. María Santísima observo atónita a su hijo y lo tomó en sus brazos como cuando era un niño, acarició sus cabellos, organizó su barba, y limpió cada una de sus heridas y le hizo sentir su presencia.

El drama de Jesús, destruido por algunos hombres y mujeres de su tiempo, se repite hoy en la vida de muchos jóvenes, de muchos hijos desfigurados por falsas ideologías, maltratados por la cultura de muerte y casi inertes por el deseo del dinero fácil; no obstante lo anterior, muchos de ellos cuentan con la mano amiga y la tierna mirada de sus madres, ellas como María les muestran el camino de la vida y con disposición perenne los acogen en su regazo diciéndoles los amamos.

Esta sociedad necesita Madres al estilo de María

Madres fuertes, madres que sepan superar las adversidades y restaurar el corazón de sus hijos, madres que nunca se den por vencidas, madres discípulas, madres que siempre estén firmes en el cumplimiento de su misión, que orienten a sus hijos en la toma de decisiones, madres que sepan guardar silencio, que nunca se cansen de orar, porque son consientes de la responsabilidad que tienen en sus manos, pues aceptaron la misión que Dios les encomendó.

Es por eso que hoy Sábado Santo, elevamos una oración por todas las madres, pedimos a la Virgen Madre que nos acompañe en esta labor, que nos de fortaleza para no desfallecer, que así como ella tuvo valor para recibir a su Hijo muerto entre sus brazos, que así también nosotras las madres de familia tengamos valor para enfrentar todas las dificultades que se nos presenten en la educación y formación de nuestros hijos. Hoy ponemos en tus manos Virgen doliente, el corazón de todas aquellas mujeres que han escogido el aborto como un escape fácil ante la responsabilidad de la vida, entra en el corazón de estas mujeres, sánalas e intercede para que a través de tu Hijo obtengan la redención.

Hermanas y hermanos, hoy María se siente sola

Los que acompañaban a su Hijo no están, se han ido, están escondidos, están aterrorizados, tienen miedo, no entendieron, no captaron la necesidad de la muerte de Jesús, María siente dolor por la muerte de su Hijo y la cruz sobre sus hombros se vuelve pesada.

La cruz define y forma discípulos, algunos que estaban cerca se alejan y otros que estaban lejos se acercan, es el caso de aquel que dijo en medio de la cruz, «Verdaderamente este era el Hijo de Dios». Lo reconoció en el momento de la tribulación, y aquellos que recibieron sus sanaciones, los leprosos, los que escucharon sus enseñanzas, ¿Dónde están?, efectivamente la soledad de Jesús fue la soledad de María.

En este tiempo María experimenta soledad, cuando se sabe abandonada por los gobernantes que erigen sus gobiernos sobre una base materialista, permitiendo la aprobación de leyes que van en contra de la moral y con total ausencia de valores, María se siente sola y abandonada por el padre de familia irresponsable, por la madre indolente, por los hijos altaneros, por los abuelos sumergidos en el abandono total, por los docentes irresponsables en la formación de sus estudiantes. El Corazón de María sufre por la miseria humana, la mujer que todo lo entregó, nada recibe.

Hoy Madre queremos que te sientas acompañada por nosotros

Sabemos que tú nos recibes, pues eres nuestra Madre. En realidad no estás sola, pues somos tus hijos y estamos contigo. No importa que en nosotros haya maldad, tú nos aceptas como tus hijos, y nos cuidarás como lo hiciste con Jesús.

No nos odias, por que tu corazón se purificó en el crisol del dolor, y solo sabe amar como Jesús y perdonar a imagen de él, por eso venimos a hundirnos en tu regazo. Somos nosotros los que nos hemos quedado solos, los que sufrimos sin esperanza. Somos nosotros los que sentimos el peso de nuestros pecados, somos nosotros los que necesitamos consuelo y compañía, por que el mal nos hunde en el aislamiento y en la más cruel soledad.

María Madre nuestra

Estamos aquí para acompañarte en tu dolor. Te damos el pésame por la muerte de tu hijo, y no queremos que sigas llorando por tus hijos secuestrados y asesinados, consuela al accidentado por imprudencia, al muerto por sobredosis, al suicida que creyó escapar de sus problemas, a la joven fácil que se aparto de sus padres para hacerse juguete de cualquiera, al apático que desperdicio sus capacidades, al hijo engendrado que nunca nació, al que sufre por falta de techo, escuela y amor, a los desplazados por la violencia así como a los desmovilizados que desean un futuro promisorio.

Perdiste un hijo muy bueno, adquiriste unos hijos que te causan preocupación, pero los quieres como a tu hijo único, como a tu único apoyo y los acompañas en su vía dolorosa. Te has quedado sola, pero no queremos dejarte sola. Estamos contigo María, te acompañamos en tu pesar, te acompañamos con nuestros cuidados.

Cuenta con nosotros y delante de ti hacemos el firme compromiso de ser verdaderos discípulos de Jesús tu Hijo amado, estando de rodillas ante Él, para poder estar de pie ante los problemas.

Amén.

Santa Sede

Más Homilías del Padre Ernesto León

SERMÓN DE LA SOLEDAD DE MARÍA