CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

SABIDURÍA

Sabiduría

Sabiduría.

  1. f. Grado más alto del conocimiento.
  2. f. Conducta prudente en la vida o en los negocios.
  3. f. Conocimiento profundo en ciencias, letras o artes.

Aprendizaje.

  1. m. Acción y efecto de aprender algún arte, oficio u otra cosa.
  2. m. Tiempo que en ello se emplea.

Aprender.

  1. tr. Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia.

Ingenio.

  1. m. Facultad del hombre para discurrir o inventar con prontitud y facilidad.
  2. m. Intuición, entendimiento, facultades poéticas y creadoras.
  3. m. Industria, maña y artificio de alguien para conseguir lo que desea.
  4. m. Chispa, talento para ver y mostrar rápidamente el aspecto gracioso de las cosas.

Conocimiento.

  1. m. Acción y efecto de conocer.
  2. m. Entendimiento, inteligencia, razón natural.
  3. m. pl. Noción, ciencia, sabiduría.

—Diccionario de la Lengua Española, Vigésimo segunda edición.

La posesión más valiosa

A todos nos llama la atención poseer objetos materiales: casas, automóviles, relojes, ropa llamativa… La verdad cada vez es más difícil conseguirlos y, cuando llegamos a tener alguno de ellos, nada nos garantiza que duren para siempre. En general, corremos el riesgo de perder cualquier artículo que nos guste (piensa en alguna experiencia de ese tipo que hayas tenido). Si nos apegamos mucho a ellos nos sentiremos muy mal cuando eso ocurra. Por otro lado, también prestamos demasiada atención a nuestra imagen personal: algunas chicas quieren ser las más guapas, y algunos chicos tener un cuerpo musculoso. Pero a causa de la edad, esos rasgos se van perdiendo poco a poco y algún día todos estaremos viejos y arrugados.

Si todo eso se marchita tan pronto como las flores del cerezo ¿Cuál es entonces la posesión más valiosa?, ¿Qué vale la pena adquirir y conservar? Muchos siglos antes de nosotros, los filósofos griegos hallaron la respuesta: los conocimientos que se obtienen mediante el aprendizaje y nos conducen a la sabiduría. Cuando tú recibes nuevos conocimientos aunque siempre los lleves contigo nadie te los puede quitar y también puedes compartirlos sin que disminuyan o se acaben para ti. Tampoco tienen límite de edad o fecha de caducidad, cuando seas un anciano tendrás a tu disposición todo lo que aprendiste a lo largo de tu vida: no sólo la información y los datos, sino la suma de todas las experiencias.

Mini-sección
Extremos contrarios

  • Los ignorantes se encuentran en desventaja por su falta de conocimientos.
  • Quienes no se interesan por aprender desperdician su inteligencia.
  • Los que se resignan a ser tontos serán constantes víctimas de los listos

Reflexiona: El laudista

Hace mucho tiempo vivían en Rusia el rey Iván y la reina Catalina. Una mañana el rey amaneció inquieto y, nada más porque sí, decidió hacer la guerra a Nicolás, rey famoso por su crueldad. Iván reunió a su ejército y se embarcaron a la tierra del enemigo. Al llegar iban conquistando todo a su paso. Sin embargo, Nicolás cobró fuerza y las cosas cambiaron. Una semana después Iván y sus oficiales estaban presos en un feísimo calabozo. Como castigo, de día tenían que arar la tierra atados a yuntas y de noche volvían a encerrarlos.

Así pasaron tres años. En ese lapso Iván se hizo amigo de un celador y le envió una carta a Catalina. En ella le indicaba vender todo y entregar el dinero al malvado Nicolás para que lo pusiera en libertad. Al leerla, Catalina se afligió. “No puedo ir a pagar el rescate pues Nicolás me arrestaría también a mí”, pensó, “¿qué haré?”. De repente tuvo una idea. Se cortó el cabello, vistió ropa de trovador (un músico ambulante de aquellos días) y salió del palacio. Disfrazada de joven, durante varias semanas caminó hacia el reino de Nicolás, interpretando hermosas canciones. Una vez frente al castillo del malvado entonó una melodía tan dulce que hizo callar a los pájaros. Nicolás ordenó que fuera ante él.

—Muchacho, tu música me tranquiliza. Canta y toca en mi palacio por tres días y te daré lo que me pidas —le ofreció.

—Así lo haré, majestad —respondió Catalina. Durante los tres días permaneció en el palacio cantando y tocando; al cuarto llegó el momento de partir.

—Usted me ofreció darme lo que yo le pidiera —le recordó Catalina.

—Así es, hermoso joven. ¿Qué deseas? —preguntó el rey.

—Quiero a uno de los presos del calabozo para que me acompañe.

—No hay problema —dijo el rey— vamos para allá.

Una vez ahí Catalina identificó a Iván quien, sin embargo, no la reconoció. Muy a regañadientes Nicolás aceptó entregarle al prisionero. Catalina inició su viaje al lado de Iván sin revelarle su identidad. Después de varias semanas, llegaron al reino de ambos.

—Trovador, yo soy el rey de estos campos. Si me dejas libre te daré una generosa recompensa —ofreció Iván.

—No hay necesidad. Toma tu camino y vete en paz —indicó la reina.

—¿Pero cómo? —respondió Iván— quiero hacer una fiesta para darte las gracias.

—No, alcornoque —respondió la reina Catalina y se fue andando.

El rey Iván caminó a su castillo. La reina Catalina conocía un atajo y llegó antes que él. Se quitó el disfraz, vistió sus ropajes reales y se sentó en la sala del trono. Entre la aclamación del público, el rey Iván entró. Al ver a la reina tuvo una reacción inesperada.

—No quiero saber nada de esta mujer que no hizo nada por liberarme. Me han dicho que en las últimas semanas no estuvo aquí. Seguro me engaña. ¡Fuera de mi vista!

La reina regresó a sus aposentos, se puso el disfraz de trovador, tomó el laúd y comenzó a cantar frente al castillo.

—¡Escuchen, escuchen! —dijo el rey— allí está el buen mozo que me rescató—. Acto seguido salió corriendo a encontrarse con el supuesto trovador y lo abrazó.

—Joven músico, pídeme lo que quieras, pues debo recompensarte —le dijo.

—Lo que quiero es quedarme contigo —dijo la reina mientras se quitaba el disfraz y revelaba su identidad. El rey Iván se quedó mudo por un instante. Entonces tomó las manos de su mujer y las apretó con amor. Le pidió perdón por haber dudado de ella y ordenó a sus  súbditos hacer una gran fiesta en su honor. Vivieron felices para siempre.

—Adaptación de un cuento tradicional ruso

Para reflexionar

  • ¿Valió la pena que Iván le hiciera la guerra a Nicolás?
  • ¿Te pareció ingenioso el plan de la reina? ¿Qué otra forma de rescate se te ocurre?
  • ¿Crees que debería perdonar al rey por haber desconfiado de ella?
  • ¿Piensas que el malvado Nicolás merecía un castigo?

Mini relato

Oportunidad para todos

Como alumno de una escuela te encuentras en una situación formidable para adquirir conocimientos. A veces se te olvida, pero precisamente a eso vas a la escuela. Si te fijas, éstos van avanzando poco a poco. Cuando eras pequeño sólo sabías dibujar, luego aprendiste a leer y escribir, ahora estás recibiendo información sobre el cuerpo humano, las plantas, los animales, la historia del mundo y la forma de hacer operaciones matemáticas. Así que una buena idea es aprovechar al máximo la experiencia del estudio.

escuela o incluso en la universidad (si llegas a estudiar una carrera) vas a adquirir sólo unos cuantos conocimientos. Tu responsabilidad es buscar muchos más por tu cuenta. Lo más divertido es saber un poco de todo, pero también profundizar en los temas que te interesan, buscar información por tu lado en los medios disponibles, como las bibliotecas, algunos canales de televisión y páginas de Internet. Es interesante combinar ese trabajo solitario con el aprendizaje que pueden ofrecerte las personas: tus padres y otros familiares, el señor que vende periódicos, la señora que ofrece verduras en el mercado y los operarios del camión de la basura. Todos ellos saben algo especial, tienen experiencias distintas que enriquecen tu panorama.

Tus conocimientos acumulados no son adornos: son recursos que te ayudan a pensar mejor y, por supuesto, a ser más feliz. El extremo contrario, la ignorancia, provoca aflicciones y sufrimientos. Si estás leyendo este libro significa que ya te interesa aprender nuevas cosas. No te detengas: lee siempre con cuidado, escucha con atención, aprende de tus errores y comparte todo lo que sabes. Cuando todos pensemos así la humanidad llegará a ser inmensamente rica.

Un mensaje para los padres

Educar a los hijos y darles una buena formación es el anhelo de cualquier padre. Ese proceso consiste, simplemente, en transmitirles los conocimientos adecuados y facilitarles el aprendizaje. La escuela cumple una parte importante de esa función pero no la agota. Los responsables de un menor deben enriquecer constantemente su vida con enseñanzas. No sólo con las que se incluyen en los libros, sino con la transmisión de sus propias experiencias vitales. Bien se dice por allí que un capital de conocimientos es lo mejor que podemos heredar a los chicos.

Acciones a seguir

  1. Si usted se dedica a algún oficio, comparta sus habilidades y secretos con el pequeño. Con ello le estará abriendo la posibilidad de una digna forma de vida. El mundo no sólo necesita licenciados y doctores, sino también buenos carpinteros, albañiles y agricultores.
  2. Así como a usted le gusta tener en casa lo necesario para alimentación e higiene, acerque a su hogar recursos que permitan obtener conocimientos. Vale la pena hacer el esfuerzo y adquirir una enciclopedia o formar una pequeña colección de libros a su alcance.
  3. Aproveche las actividades culturales que, gratuitamente, se presentan en los medios urbanos. Visitar un museo, recorrer una zona arqueológica o asistir a un concierto al aire libre ofrece nuevos conocimientos a pequeños y adultos.

El valor en el mundo

Niños prodigio de todos los tiempos

Cuando pensamos en las ideas de sabiduría y conocimiento las relacionamos con los adultos y los ancianos que se fueron haciendo sabios gracias a todo lo que aprendieron en sus vidas. Sin embargo en la historia ha habido fascinantes casos de niños de tu edad, o más pequeños, que destacaron por su ingenio, memoria y creatividad.

El pequeño Julián Morella nació en Barcelona, España, en 1592. Era tan inteligente que a los doce años ya podía participar en debates especializados sobre temas de lógica, matemáticas y moral. Conocía a la perfección catorce idiomas, era un experto en derecho y teología y tocaba varios instrumentos. Viajaba de un país a otro desafiando a los grandes sabios universitarios. Sin embargo, pronto se hartó de la tontería y la superficialidad del mundo y se retiró a un monasterio donde vivió hasta los 62 años.

La italiana María Cayetana Agnesi (1718-1799) nació en Milán y, aunque era tímida y callada, antes de los trece años dominaba varios idiomas aparte del suyo: latín, griego, hebreo, francés, español y alemán. A los nueve años escribió un ensayo sobre el derecho de las mujeres a recibir educación superior y en la adolescencia cautivaba a los amigos de su padre hablando sobre teorías astronómicas y el funcionamiento de los órganos corporales. Llegó a convertirse en una gran matemática.

Cuando apenas tenía diez meses de edad el chico alemán Chrétien-Henri Heineckem (1791-?) ya podía hablar a la perfección. A los catorce meses se sabía de memoria la Biblia y a los dos años era un experto en historia y geografía que podía competir con los adultos. A los tres años sabía francés y latín y sostenía largas conversaciones con el rey de Dinamarca y otros miembros de la corte danesa. Sin embargo, era débil y enfermizo, y falleció de pequeño.

Los hermanos Eichorn fueron un dueto de violinistas. En 1828, cuando tenían cinco y seis años, se presentaron con gran éxito en casa de un noble y su padre pensó en hacer negocio con ellos. Todo el día se dedicaban a ensayar y lograron claros progresos. Realizaron exitosas giras en Europa donde el público los aclamaba. Sin embargo, su ambicioso padre les exigía demasiado y ni siquiera les permitía jugar. Uno de ellos murió de agotamiento a los 22 años. El otro nunca quiso volver a saber nada de la música. En otra actividad también es interesante el caso de José Gómez Ortega, “Joselito” (1825-1920), un chico español que a los trece años debutó como valiente torero con un peligroso novillo.

Aparte de ellos debemos mencionar a grandes figuras que, desde muy corta edad, demostraron un talento excepcional: los escritores Arthur Rimbaud (1854-1891) e Isaac Asimov (1920-1992); los matemáticos Johann Carl Friedrich Gauss (1777-1855) y Norbert Wiener (1894 y 1964) y, sobre todo, al mayor niño prodigio de la historia, el compositor Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791). A los cuatro años ya tocaba el clavicordio y el violín y había compuesto algunas obras de gran dificultad. Cuando murió, a los 35 años, dejó cientos de composiciones hermosas e importantes que hoy todavía disfrutamos.

Pero no todos los niños prodigo son personajes del pasado. El pequeño coreano Song Yoo-geun nació en 1997, en la ciudad de Guri. Aunque sus padres nunca le impusieron una disciplina de estudio en nueve meses logró concluir la primaria y la secundaria (¡qué envidia!), a los ocho años ingresó a la universidad a estudiar Física y hoy los grandes expertos suelen consultarlo para resolver las ecuaciones más difíciles. Mencionemos, para terminar, a la niña española Gisela Pulido (1994-) que a los doce años se convirtió, por tercer año consecutivo, en campeona mundial de surfeo. Y tú… ¿ya te pusiste a pensar qué hacer con tu talento? No importa si es poco o mucho… ¡Aprovéchalo!

Recuadro
La Enciclopedia de Diderot

Las enciclopedias ponen millones de datos, cifras e ideas en tus manos. Son un resumen de los conocimientos de la humanidad. Estos libros surgieron entre 1751 y 1772 en Francia. Un grupo de sabios encabezados por Denis Diderot (1713-1784) y Jean D’Alembert (1717-1783) pensaron en reunir por escrito el saber acumulado en los siglos anteriores y ofrecerlo al público. En las 25 mil páginas de su Enciclopedia o diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios presentaron 70 mil artículos sobre los temas más diversos y transformaron nuestra forma de ver el mundo: pensaban que podemos mejorarlo mediante la inteligencia, la observación y la investigación. Visita la biblioteca, busca la sección de enciclopedias y recorre sus páginas. Aprende a usarlas todos los días.

Mini-sección
Un reto nacional

Aprender de los libros
Los libros son una importante fuente de conocimientos dentro y fuera de las escuelas. Sin embargo en México cada persona lee menos de tres libros al año y, según una encuesta, a más del 90% no le gusta leer. Eso significa, simplemente, que muchos mexicanos optan por ser ignorantes. La ignorancia produce sufrimiento, reduce la calidad de vida y limita el desarrollo personal y nacional. El remedio es tan sencillo como tomar un volumen de la biblioteca y recorrer detenidamente sus páginas, así como recomendar a los demás el hábito de la lectura. Una vez que se adquiere, es una fuente inagotable de conocimientos. ¿Cómo puedes contribuir a que tus paisanos lean? ¿Qué estás dispuesto a hacer por México?

Lo que dicen los libros

Elogio de la sabiduría

“La sabiduría es la rectitud y la hermosa composición del hombre en su conjunto. Consiste en dos aspectos esenciales: conocerse bien a uno mismo y permanecer constantemente bien ordenado y moderado en todas las cosas y para todas las cosas. No se trata sólo de las exteriores, que se dicen y se hacen en el mundo, sino, en primer lugar, de las cosas internas, los pensamientos, las opiniones y las creencias. Llamamos sabio a quien conoce lo que es, su bien y su mal; al que sabe hasta qué punto la naturaleza lo ha favorecido y dónde ha desfallecido, y que a través del razonamiento y la virtud trata de corregir y fortalecer lo que le ha dado de malo, de controlar sus debilidades y de hacer valer todo lo que tiene de bueno.”

—Pierre Charon, De la Sabiduría, 1601.

Actividades

Mi valor

El conocimiento y el ingenio te abren puertas, te divierten y te entretienen. Ya viste cómo, gracias a su inteligencia, la reina Catalina rescató a su esposo. Aprendiste un poco sobre el origen de las enciclopedias y cómo muchos de los mexicanos prefieren quedarse “burros” en vez de ponerse a leer. Si eres un niño prodigio, hablas veinte idiomas y tocas como virtuoso el violín, simplemente te felicitamos y aquí nos despedimos. Pero sí no, a partir de este momento tienes que vivir al máximo el valor de la sabiduría.

  • ¡A entrenar esa memoria! Si todavía no te sabes las tablas de multiplicar y los estados de la república con sus capitales, ponte a entrenar ahora. Desafía a los adultos de casa para ver si pueden recordarlos.
  • ¡No “bajes” tu tarea de Internet! Muchos niños tramposos (ayudados por sus papás) se limitan a buscar cualquier información en la red y pegarla en un documento. Merecen un cero grande como una catedral. Busca en tus libros y aprende a usar la biblioteca.
  • ¿Cuál es tu afición? ¿El cine? ¿Algún deporte? ¿Alguna manualidad? Escribe lo que sabes sobre ese campo y lo que te gustaría saber. Empieza a investigar desde ahora.

Experiencias que valen

Escribe qué aprendiste en este capítulo. ¿Qué te llamó más la atención?
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Escribe una experiencia que tuviste con los valores de sabiduría, aprendizaje, ingenio y conocimiento después de leer este capítulo.
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Frases

“En el camino a la sabiduría, el primer paso es silencio; el segundo, escuchar; el tercero, recordar; el cuarto, practicar; el quinto, enseñar a otros.”
—Salomón Ibn Gabirol

“El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona.”
—Aristóteles

“El joven debe aprender. El viejo, aprovechar lo aprendido.”
—Lucio Anneo Séneca

“El único error verdadero es aquel con el que nada se aprende.”
—John Powell

“Hay muchas cosas que no quiero saber. Es de sabios marcar límites al conocimiento.”
—Friedrich Nietzsche

“No basta tener buen ingenio; lo principal es aplicarlo bien.”
—René Descartes

“Por la ignorancia nos equivocamos, y por las equivocaciones aprendemos.”
—Proverbio romano

“Es más fácil juzgar el ingenio del hombre por sus preguntas que por sus repuestas.”
—Charles-Pierre-Gaston François de Lévis

“La mayor sabiduría que existe es conocerse a uno mismo.”
—Galileo Galilei

Fuente: www.valores.com.mx

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