Cristo se manifestó en su condición de hombre,
triunfó en su condición de espíritu
y fue visto por los ángeles.
Fue anunciado a las naciones, creído en el mundo
y recibido en la gloria.
(1 Ti 3,16)
Esta es la primera de las cartas llamadas «pastorales».
Cuando, en su segundo viaje, el apóstol llegó a Listra, conoció a Timoteo, que vivía allí. Era un joven de unos veinte años de edad, «hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego» (Hch 16.1). Es decir, su madre, Eunice, era cristiana (2 Ti 1.5) de origen judío, y su padre, pagano, había llegado a ser un amado y valioso colaborador suyo. Esta carta y la siguiente, dirigida también a Timoteo, se consideran como la Carta Magna del joven ministro cristiano. Ambas están llenas de consejos, más que pastorales, paternales y rebosan de solicitud y afecto.
Fecha: Indeterminada
Temas Principal: Consejos y exhortaciones a un joven evangelista acerca de su conducta personal y de su trabajo ministerial.
Texto Clave: 3:15
«para que, si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la iglesia del Dios viviente, columna y defensa de la verdad.»
TIMOTEO
La leal compañía y fiel colaboración de Timoteo fueron una ayuda constante y esencial en el trabajo misionero del apóstol Pablo. Desde el primer momento se estableció entre ellos una relación, nunca rota, de confianza y amistad.
De esa relación son testimonio fidedigno las repetidas menciones a Timoteo en el libro de los Hechos (Hch 17.14–15; 18.5; 19.22; 20.4), las que de él hace el propio Pablo en ocho de sus doce cartas (Ro 16.21; 1 Co 4.17; 16.10; 2 Co 1.1; Flp 2.19; Col 1.1; 1 Ts 1.1; 3.2, 6; 2 Ts 1.1; Flm 1) y el hecho de que, además, le dirigiera dos epístolas en las que lo llama «verdadero hijo en la fe» (1 Ti 1.1) y «amado hijo» (2 Ti 1.2; 2.1).
Pablo incorporó a Timoteo a aquel grupo misionero que muy pronto habría de llevar a Europa el primer anuncio del evangelio. Más tarde, pasados algunos años, el joven discípulo recibiría el encargo de velar por la «sana doctrina» en Asia Menor, y de impedir posibles desviaciones hacia otras enseñanzas, falsas y destructivas (1.3–4; 4.6, 9, 13, 16; 6.3–5), que habían comenzado a penetrar en comunidades cristianas de reciente formación (1.3–11). La alusión a los «doctores de la Ley», así como el énfasis puesto en los valores auténticos de la ley de Moisés (1.6–10) denuncian la actividad que los judaizantes estaban desplegando en las iglesias asiáticas.
Propósito
Esta epístola revela una seria preocupación de su autor por la organización de la iglesia. Resulta evidente su interés por dotarla de normas de vida y de conducta, válidas tanto para cada miembro individualmente como para la edificación y el crecimiento espiritual de las congregaciones cristianas en conjunto. Por eso, la carta contiene instrucciones sobre diversos temas: la necesidad de la oración y el buen orden en la comunidad (2.1–15), las bases para llegar a una eficiente organización de la iglesia (3.1–13), la vigilancia frente al error doctrinal (4.1–5; 6.3–5), y la atención a la administración congregacional y al ejercicio del ministerio pastoral (3.14–15; 5.1–6.2).
Mención aparte ha de hacerse del texto de 3.16. Es un breve poema formado por tres pares de versos, que parecen ir marcando el camino de la exaltación de Jesucristo, desde su manifestación humana hasta su ascensión y glorificación en los cielos. El autor llama «gran misterio de la piedad» a esta hermosa afirmación de fe que viene a ser como el centro de gravedad de la teología de 1 Timoteo (=1 Ti).
Fecha y lugar de redacción
Nada dice la carta a propósito de fecha o lugar de redacción. Quizá fue escrita en Macedonia, si, como es probable, Pablo siguió en esta región después de haber sido liberado de su primera prisión en Roma (cf. Hch 28.16, 30–31). Por aquel mismo tiempo, Timoteo estaría viviendo en Éfeso, adonde quizás le habría sido remitida la misiva (1.3).
Puede pensarse, sin embargo, que Pablo se acercaba ya al final de su vida cuando redactó esta carta, en la que se descubre una estructura eclesiástica que parece ser posterior a los primeros esfuerzos de organización en la historia del cristianismo.
ESQUEMA DEL CONTENIDO:
Salutación (1.1–2)
Advertencia contra falsas doctrinas (1.3–11)
El ministerio de Pablo (1.12–20)
Instrucciones sobre la oración (2.1–15)
Requisitos de los obispos (3.1–7)
Requisitos de los diáconos (3.8–13)
El misterio de la piedad (3.14–16)
Predicción de la apostasía (4.1–5)
Un buen ministro de Jesucristo (4.6–16)
Deberes hacia los demás (5.1–6.2)
Piedad y contentamiento (6.3–10)
La buena batalla de la fe (6.11–19)
Encargo final de Pablo a Timoteo (6.20–21)
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