CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PERDÓN

Dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa.

Perdón.

  1. m. Acción de perdonar.
  2. m. Remisión de la pena merecida, de la ofensa recibida o de alguna deuda u obligación pendiente.

Perdonar. (Del lat. per y donare, dar).

  1. tr. Dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa.

—Diccionario de la Real Academia Española.

De ida y vuelta

Algunas cosas que hacen los demás nos disgustan, nos causan molestia, malestar o sufrimiento. Nosotros también realizamos ciertas acciones que no les gustan a los demás y pueden ocasionarles perjuicios. Los ejemplos son muy variados y, por desgracia, bastante comunes dentro y fuera de la casa: palabras ofensivas, mentiras, agresiones físicas, promesas que no se cumplieron cuando se debía hacerlo, enojos o gritos.

En el mejor de los casos es obligación de todos nosotros evitar esta clase de acciones mediante la bondad, la sinceridad, la empatía y el autodominio, no dañar nunca a los otros ni permitir que los otros nos causen daño. Pero cuando ese daño ocurre hay una acción que abre nuevas oportunidades: el perdón, que consiste en olvidar el mal que nos causaron los demás, o en pedirle a los demás que olviden el mal que les causamos nosotros.

Cuando alguien nos disculpa por algo que le hicimos, sentimos que somos libres de nuevo y contamos una vez más con la confianza de esa persona. Cuando nosotros disculpamos a alguien por el mal que nos hizo, nos deshacemos de una carga pesada que impide desarrollarnos. El extremo contrario del perdón, la venganza, sólo hace más honda la pena y el sufrimiento del inicio. El perdón es una fuente de alegría y aprendizaje que contribuye a construir un mundo más tranquilo y feliz en el que todos nos acostumbramos a dar y esperar lo mejor de los demás.

Perdón

El valor del perdón

Reflexiona: ¿Cómo pedir perdón?

Cuando pedimos perdón a alguien es porque nos detuvimos a pensar cómo puede sentirse por lo que hicimos. Esos pensamientos a veces causan vergüenza. Pedir una disculpa quita ese malestar y hace que la otra persona se sienta menos mal porque se da cuenta que nos importa y queremos arreglar las cosas con ella. ¿Cómo hacerlo? Existen muchas formas de pedir perdón, lo importante es que salgan del corazón: “Me da pena haberte gritado”, “lamento haber perdido el radio que me prestaste”, “discúlpame por haberte mentido”… Es muy probable que estas expresiones motiven una respuesta igual de sincera: “La verdad sentí muy feo que me gritaras, ¿por qué lo hiciste?” y así puede comenzar un diálogo que nos ayude a perfeccionar y fortalecer nuestras relaciones.

Pero no creas que todo se arregla con palabras… En ocasiones tenemos que reparar el daño que causamos (por ejemplo, reponer un objeto que dañamos) y comprometernos a no causarlo de nuevo. A veces también hay que tener paciencia para que la otra persona olvide lo que le hicimos y comprenderla si tal vez ya no quiere estar cerca de nosotros. Lo que siempre hay que recordar es que perdonar y pedir perdón son un plan de superación y crecimiento sin límites: al perdonar y al pedir perdón serás una mejor persona; con esas actitudes simplemente estás haciendo que crezca tu amor por quienes te rodean.

Mini-relato: El pulgar rencoroso.

Los dedos de una mano eran amigos. El dueño de la mano empezó a hacer un trabajo de herrería y a pesar del cuidado que ponían los dedos, el pulgar se lastimaba. Los otros dedos le pedían disculpas y él los perdonaba, pero luego decidió apartarse. Al principio iba recto y separado, una posición tan rara que el dueño tenía que esconder la mano en el bolsillo. El pulgar entendió que era su culpa y pidió perdón a los otros dedos. Éstos lo aceptaron pues sabían que todos podemos equivocarnos. Desde entonces los dedos trabajaron juntos y la mano salió del bolsillo donde estaba  escondida.

Problemas para pensar.

La mejor forma de aceptar un error que cometimos es aprender a perdonar los errores que cometen los demás. Este ejercicio sirve para conectar esas dos acciones:

Para perdonar a alguien Para aceptar algún error tuyo
¿Qué hizo esa persona? ¿Qué error cometí yo?
¿En alguna ocasión he hecho o haría algo así? ¿Conozco a alguien que haya hecho algo así?
Dado ese caso, ¿me gustaría que me perdonaran? ¿Merece esa persona que la castiguen por sus errores?
De ser así, puedes liberarte del rencor con la otra persona. Si puedes ver la inocencia de otra persona, puedes ver la tuya y aceptar tu error.

Esta reflexión nos enseña que perdonando a los demás, puedes aprender a aceptar tus errores y aceptando tus errores puedes aprender a perdonar a los demás.

Lo que dice la gente

“El perdón es una actitud que nos ennoblece y nos da salud en cuerpo y alma.”
—Rodrigo Medina, artesano, 32 años

“El verdadero perdón libera el corazón.”
—Gabino Rueda, instructor físico, 27 años

“Aunque me dé vergüenza, prefiero pedir perdón que quedarme con la inquietud.”
—Paloma Uribe, estudiante de sexto de primaria, 11 años.

El perdón en símbolos

Cuando dos personas que estaban enojadas se perdonan y vuelven a ser amigas, se dan la mano en señal de que renuevan su confianza y afecto. De esta forma, el “apretón de manos” es el símbolo del perdón.

Lo que dicen los libros

“El perdón sincero no está teñido con la esperanza de que las otras personas nos pidan disculpas o cambien de alguna forma. No te preocupes si, finalmente, no te entienden cuando las perdonas. Tú simplemente ámalas y libéralas. La vida le enseña sus verdades a la gente con su propia manera y a su propio tiempo.”

—Sara Paddison