PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 13 DE 2020
“Gaudete”, “Estén siempre alegres”.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores de paz y bien en el Señor Jesús que en su amor viene a encontrarnos y a indicarnos el camino que conduce al Padre. Una semana para acoger la invitación del apóstol Pablo para que estemos alegres, siempre alegres en el Señor. Que Jesús sea la razón de ser de nuestra alegría y de la paz del corazón.
Dios ha tomado la decisión de rescatarnos, de ofrecernos un plan de salvación que se funda en el amor y por lo tanto en unas relaciones nuevas. Relaciones que tienen que ver con el respeto que merece la otra persona, por la dignidad que tiene de ser presencia de Dios; relaciones que tienen que ver con el servicio desinteresado que pretende ayudar a los más pobres y a los injustamente tratados debido a nuestras ambiciones de poder y de tener. Dios piensa en nosotros, desde el cielo mira nuestras posibilidades y capacidades; Dios sabe que fuimos hechos por amor, para el amor y para llevar a plenitud una obra cuyo final ha puesto en nuestras manos.
A unos Dios ha dado muchos talentos a otros menos, a unos ha hecho grandes y a otros pequeños, pero todos somos parte de una obra maravillosa que se llama creación, todos con capacidad de dar, todos con capacidad de amar y de ser felices. Pero la humanidad ha tomado caminos diferentes a los trazados por Dios; unos se han perdido por esos caminos, otros han hecho de sus caminos la única senda válida y han descalificado y desconocido el camino trazado por Dios. Todos tenemos un origen, pero en la libertad cada uno puede elegir lo que más quiera para su vida. Lo que se escapa del proyecto de la creación es el hecho que los humanos tomen la decisión de vivir sin Dios, caminar por senderos que no son de luz y apoderarse de lo que ha sido un don para todos.
Y Dios quiere salvarnos, indicarnos de nuevo su camino. Dios quiere iluminar las tinieblas y llevarnos de nuevo a la plenitud de la eternidad, de la cercanía de estar entre nosotros, de habitarnos. Y Dios prepara el terreno, envía a Juan Bautista que nos hace una primera invitación: a la fe y también a la conversión. Vino a presentarnos al Hijo de Dios, el que tenía que venir para llevar a plenitud la obra de la salvación, el Mesías. Juan es la voz que clama en el desierto, es el que quiere llamar la atención para que corrijamos todos aquello que es contrario al querer de Dios, el es que quiere disponer nuestro corazón diciéndonos que allanemos los caminos al Señor.
Jesús es grande, es el Mesías. Jesús es quien puede conducirnos a la verdad plena y desde Él nosotros podemos construir un mundo nuevo.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.
Fuente: http://ow.ly/c1wW50CkSQW
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