CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA MAYO 24 DE 2020

PARA ESTA SEMANA MAYO 24 DE 2020

La Ascensión del Señor.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Les mando un abrazo cargado de bendiciones. Que todos tengamos una semana llena de posibilidades para hacer el bien, para entregar lo mejor de cada uno a las personas con las que compartimos la vida.

Hoy celebramos la fiesta de la Ascensión del Señor y es el mismo Jesús el que nos muestra, al ascender a los cielos, que nuestra meta está en el Padre, hacia allá nos debemos encaminar día siguiéndole a Él que es el camino. Ascender es regresar “al cielo” a nuestro Padre, al origen para vivir la eternidad. Ascender después de resucitar se entiende como el abrazo que se dan los que se aman cuando se encuentran, se entiende como el fundirse en el amor en el que siempre se ha vivido.

Jesús ascendió después de haber cumplido su misión y después que en Él el Padre Dios mostró su amor, su compasión y sobre todo su grandeza siendo Él el que después de la muerte es el que tiene la vida, la eternidad y la reserva para cada uno de los que en Jesús vivimos el misterio de la fe.

Hoy celebramos al Ascensión del Señor

Celebramos nuestro destino, lo que nos espera después de haber cumplido la misión; nos espera el Padre al que Jesús nos lleva de su mano. Nos espera el misterio del amor, de la eternidad, de la Trinidad. Nacimos para lo eterno, para cumplir la tarea y regresar al Padre. Dejemos que Jesús regrese al Padre y llegue el Espíritu Santo. Hagamos lo que Él nos enseñó y dispongamos el corazón para el don de Dios, don de su fuerza, de su Palabra, de su poder para gastarnos en el mundo, con la certeza de la resurrección y del regreso al Padre, dando lo mejor, enseñando la buena nueva y haciendo que Jesús sea conocido y amado.

No nos quedemos esperando para saber qué pasará; vayamos y dejemos que las cosas fluyan. No estamos solos, el Espíritu del Señor va con cada uno. Jesús regresó al Padre para estar siempre y en todas partes con cada uno de nosotros. Jesucristo nos ve con los ojos del Padre.

Jesús, antes del regreso al Padre nos envía, nos manda y nosotros debemos hacer discípulos para el Señor, seguidores de su amor para que la misión del Reino, del amor, se extienda y a través del testimonio de la vida, haga en los demás lo que hace la sal en los alimentos, la levadura en la harina, el amor en el corazón. El Reino da sentido a la vida, a las obras y a lo que amamos.

En esta fiesta de la Ascensión nosotros debemos proponernos tres cosas fundamentales:

La primera es que pase lo que pase no hay por qué perder la esperanza. Estamos llamados a la eternidad, a la presencia de Dios.

La segunda es que salgamos a dar testimonio, a predicar; mostremos que la vida en Cristo es siempre nueva y está cargada de bendiciones.

La tercera es a vivir con la convicción de estar siempre acompañados por Dios. Jesús se fue al Padre para quedarse, ellos tienen su morada en nuestro corazón y en las noches oscuras, en los días tristes, en las desilusiones y fracasos, vayamos a la soledad, a la intimidad, entremos al cuarto en el que Dios nos habita y llenémonos de fuerza, de fe y de esperanza que para eso ellos se han quedado. Por encima de Dios no hay nada ni nadie.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Fuente: http://ow.ly/CAI050zONMC

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