CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 8 DE 2019

PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 8 DE 2019

La Inmaculada Concepción de la Virgen María.

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien. Pido a Dios que esta semana venga colmada de bendiciones, que sean días en los que dispongamos el corazón, lo limpiemos de todo lo que nos ha alejado de la experiencia del amor y podamos recibir a Jesús como el rey de nuestra vida. Ya llega el amor a colmar los deseos de amor que cada uno tenemos.

Este segundo domingo del adviento nos coincide con la solemnidad de la Inmaculada concepción de la Virgen María. Dios tiene un plan de salvación trazado, Dios tiene un proyecto de amor que lo realizará por medio de su Hijo por quien nosotros fuimos hechos y para quien fuimos creados. La solemnidad de la Inmaculada es una fiesta cargada de ternura, de amor, de lógica. Dios toma la iniciativa, llega el tiempo de realización, el amor que tiene su concreción.

María con su sí, después de la consulta que por medio del ángel Dios le hizo, abrió las puertas para la entrara en el mundo Jesús, el Hijo de Dios. Ella fue la carne que Jesús tomó para encarnarse; ella fue el amor, que enseñó al Hijo de Dios el amor que abraza, que acaricia, que protege, que besa, que mira y que se compadece. María llenó, desde el vientre, de humanidad lo más divino que es el amor.

La Virgen María no tuvo dudas del anuncio del Ángel, ella es una mujer de fe. María es la mujer que cree en Dios y que además le cree. En la Anunciación hubo preguntas, por parte de María, como también respuestas por parte del ángel. El sí de María se convertía en un acto de fe; era un abandonarse, un dejarse amar por Dios. Ella daba el sí y Dios se encargaba de todo lo demás. Y José no repudió a María, él también vivió en fe el misterio del sí de María, de la encarnación de Jesús. Dios se encargó de lo demás y después del sí no hubo rechazos ni apedreamiento. María era de Dios y Dios en ella hizo que la Palabra viviera entre nosotros.

Dios es el Señor que no se resigna ante la traición y el cambio de la humanidad; sigue ofreciendo su amistad; ante el pecado nos cobija con su misericordia. Dios mismo entra en la historia para transformarla. Las cosas no están bien y desde el corazón mismo de la humanidad tienen que volver al origen, al amor; tienen que cambiar. Este acto de amor, en la que el Señor muestra su fidelidad, Dios lo prepara librando a María de las consecuencias de aquella primera traición en el Edén.

En María Dios renueva su amor por la humanidad. Dios viene de nuevo a nuestro encuentro, Dios se abaja, llega a los lugares más distantes. El Señor sale a encontrarnos en la cotidianidad de la vida, nos invita a ser felices, a no perder la esperanza. Para Dios no hay nada imposible, así como para nosotros tampoco es imposible abrirnos a Dios, creer en su Palabra y abandonarnos en su amor salvador.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

PARA ESTA SEMANA DICIEMBRE 8 DE 2019

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Fuente: http://ow.ly/r47Y50xuA4h

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