CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA AGOSTO 5 DE 2018

PARA ESTA SEMANA AGOSTO 5 DE 2018

“Quien viene a mí no pasará hambre”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Mi saludo con los mejores deseos de paz y bien en el Señor Jesús que se nos brinda como Pan vivo bajado del cielo y que sacia nuestros más íntimos anhelos. Jesús expresa toda experiencia de amor, de entrega, de generosidad, de misericordia de Dios.

Jesús es el amor hecho carne, Pan para la vida eterna.

Podríamos decir que ningún milagro detiene a Jesús o le hace perder el sentido de su deber, de su misión. Lo suyo es invitar al Reino, anunciar la Buena Noticia. Lo suyo es liberar, sanar y también predicar. Hace parte de su proyecto el anunciar el año de gracia, enamorar de Dios y hacer que el Padre sea conocido y también “desenmascarado”. Jesús quiere que nosotros conozcamos el verdadero rostro de Dios que se expresa en todas sus acciones. Dios es cercano, misericordioso; un Padre de ternura, de paciencia, de amor.

Lo que hace Jesús de extraordinario el mismo evangelista lo define como “signos”. No hace milagros o alimenta multitudes para que la gente crea, lo hace para que todos descubramos que más allá de toda su humanidad hay un Dios presente, actuante y amante. Lo extraordinario, los signos que realiza Jesús quieren indicarnos, mostrarnos; quieren que nosotros percibamos el amor de Dios. Amor hecho carne para la salvación del mundo.

Jesús es el mayor signo que Dios ha usado para acercarnos a Él mismo. Jesús es Dios, un amor humanado, presente y cercano que ahora se ofrece a la humanidad como Pan vivo y por ese Pan, que la vida eterna, que nosotros debemos esforzarnos; es con ese Pan que debemos alimentarnos; es ese Pan el que debemos acoger, recibir con el corazón.

Toda la obra de Dios se resume en Jesús; Él es todo lo que el Padre siente y anhela.

Aceptar a Jesús, creer en Él es también sentir que estamos cerca del cielo, que somos parte de la eternidad, que Dios colma nuestros íntimos deseos, que Dios es Pan y es vita eterna.

Conocemos personas que como la “multitud” busca a Jesús no por lo que Él es o significa, sino por los milagros que puede realizar, por la ayuda que nos puede brindar, por los problemas que nos puede resolver; es por eso que también mucha gente que busca solo milagros y sanaciones y no el Reino y una nueva manera de vivir, anda de aquí para allá y hace de la religión, de su experiencia de Dios, momentos de milagros sin importan quién los haga o por qué los hace.

Gente así no genera fidelidad a Jesús, no cree en Jesús, aunque lo esperen todo de Él; para ellos su dios es el milagro, lo extraordinario y no la persona de Jesús. Y la voluntad de Dios es que creemos en su Hijo, en el su enviado, en Jesús el Mesías.

Jesús es el enviado del Padre, es el regalo. Jesús es nuestra salvación, es vida eterna, es el Pan que nos alimenta y la razón de la vida y de la esperanza. Por eso los invito a que nos acerquemos a Él con un corazón humilde, con una vida llena de buenos propósitos, con un espíritu de conversión al amor. Creer en Jesús es creer en el cielo presente, en el Dios que camina y ama y creer en la capacidad de cambiar el mundo desde el amor que nos podemos tener los unos a los otros.

Con mi bendición:

P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

PARA ESTA SEMANA AGOSTO 5 DE 2018

Más reflexiones del Padre Jaime Alberto Palacio González, ocd

Fuente: http://ow.ly/vKpQ30moWYF

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