¿Dónde comeremos la cena de Pascua?
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo, dando gracias a Dios que nos permite celebrar de nuevo el Triduo Pascual quisiera iniciar la reflexión haciéndome la pregunta que los discípulos hicieron a Jesús. ¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua? (Mt. 26,17) porque de nuevo Jesús se sentará a la mesa, nos lavará los pies, se quedará en el pan y en el vino cada vez que nos juntemos a la cena y comamos en su memoria. Pan que se entrega por nosotros y vino que se derrama para nuestra salvación. Carne y Sangre de Jesús que se mueren en nuestra vida, que son vida eterna. Memorial de salvación.
¿Dónde comeremos la cena de Pascua?
Cada día del triduo será un acercarnos de manera especial a los detalles de Dios, que con amor cambian la vida, el corazón de las personas. El sufrimiento de Jesús, su sangre derramada, su desnudez en la cruz. El dolor de su madre y de algunas personas, las burlas de aquellos que pensaron hacer el bien acabando con uno por la salvación de todos y el gozo de los que llenos de odios sin razón, obstinados en contra de alguien que les generaba miedo por pérdida del poder, la cobardía cómplice asesina de otros personajes, nos muestran cómo Dios puede llenar de gracia, de amor, de salvación, todo lo que aparenta victoria del mal, sufrimiento del justo, triunfo de la muerte y de la cobardía.
Dios no se ahorra nada y sigue, en el pecado de cada uno de nosotros, entregando su vida para la salvación de todos. Dios sigue exaltando a Jesús para que, levantado en lo alto, siga siendo faro de luz y fuerza de salvación y también para que se sepa hasta dónde puede llegar un amor que lo único que quiere es salvar a través de quien, en amor entiende que lo puede hacer, que puede salvar. Todos podemos ser salvación para en el mundo.
De nuevo Jesús será levantado en lo alto. La cruz volverá a ser paradigma de la redención: Gloria, fuerza y salvación para los que creemos, escándalo o necedad para los que de Dios no quieren entender.
¿Dónde comeremos la cena de Pascua?
¿Dónde nos sentaremos a recordar todas tus obras de amor y volveremos a sentir que son nuestras?; ¿Dónde nos atreveremos a pasar de la esclavitud del pecado a la gracia del amor y del perdón?; ¿Cuándo entenderemos que el amor y la fidelidad de Dios son para siempre y tomaremos la decisión de asumir con seriedad a Dios, su proyecto y nuestra propia vida?
Cada uno de nosotros ha sido invitado al banquete del amor, a la Eucaristía. Cada uno de nosotros ha hecho un camino cuaresmal, tal vez, no tan comprometido con el cambio personal, pero aun así, ya hemos terminado el camino y hemos llegado con Jesús a Jerusalén a vivir su misterio más grande: la manifestación de la fidelidad de Dios al pueblo de la Alianza, ese mismo pueblo que, pese a todo, no quiere reconocer a Dios manifestado en Jesús, hecho hombre y mensajero del proyecto que se anuncia como el Reino presente.
Ahora la Pascua se celebra en tu casa, con tu familia. En tu corazón contigo mismo. Ahora la Pascua es anuncio y vida y compromiso. Te invito a la Pascua y abrir tu casa y tu corazón al misterio del amor.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd