PARA EL FIN DE SEMANA OCTUBRE 27 DE 2016
“Hoy ha llegado la salvación a esta casa”
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito y de tantas partes del mundo. Mi saludo cordial que lleva los mejores deseos de paz y bien para el fin de semana que se aproxima. Que Dios conceda a cada uno el deseo de conocer a Jesús y de recibirlo en nuestra casa.
Todos somos en algunas cosas muy grandes y en otras pequeños, en unas cosas abundantes, pero en otros escasos; somos generosos en unas y en otras avaros, con algunas personas somos amorosos y con otros parcos. Hay personas que nos impactan por su manera de ser, por su enseñanza, por su vida, y hay personas que no queremos, que no generan en nosotros absolutamente nada, que nos resultan tan indiferentes que ni su palabra, ni lo que hacen nos interesa.
Todos tenemos nuestra propia realidad, todos de alguna manera vamos necesitando del encuentro con el Señor. A muchos nos falta valentía para querer verlo, encontrarlo, conocerlo; otros, gracias a Dios, ya caminan con Él, son parte activa de su grupo de discípulos y seguramente han vivido un proceso de conversión para estar más limpios y dispuestos para Jesús y el Reino que Él predica.
Zaqueo hizo lo que para su estatura era imposible: logró no solo ver a Jesús, sino que también logró ser mirado por Él. Mucha gente estaba impidiendo que Zaqueo se encontrara con Jesús, tuviera algún acercamiento a Él. La gente se lo impedía, de la misma manera que a nosotros nos lo impiden ciertas personas, ciertos amigos, ciertos ambientes. Ojalá nos venga el deseo de conocer a Jesús y seamos capaces de romper esquemas, paradigmas, impedimentos. Salir a la calle y descubrir por propia cuenta quién es ese del que se dicen tantas cosas y que ahora pasa por mi vida.
Pareciera que no, pero quien quiere ver a Jesús acaba siendo visto, quien quiere conocer a Jesús acaba siendo conocido, quien quiere acogerlo en su casa acaba convirtiéndose. La vida del creyente debe tener un antes y un después del encuentro con Cristo.
Muchos estamos en el antes, aferrados al pecado o a las normas o a las tradiciones, a una religión populista y ritualista. Hay que dar el paso, hay que encontrarse con Jesús, hay que atreverse a vivir el después y que podamos decir: bienvenido Jesús a mi casa, gracias por venir a buscarme, por encontrarme; te entrego todo lo que no me hace digno de tu presencia, de mi vida en tu vida.
La urgencia de Jesús al invitar a Zaqueo a bajarse para quedarse en su casa es importante. Dios no es amigo de dejar pasar oportunidades. Se nota que valió la pena el haber caminado tanto, una persona acogió a Jesús, una persona que le quería conocer le abrió las puertas de su casa. Muchos solo buscan milagros y prefieren a un Jesús que pase por la vida haciendo cosas extraordinarias y no a un Jesús que llegue a la casa, comparta nuestra mesa y nos genere sentimientos de conversión, de apertura.
Que la gente diga o piense lo que quiera, lo único real es que yo puedo cambiar; mi vida puede cambiar. Solo basta dejar que Jesús nos vea y nos conozca, basta de escondernos y hagamos lo posible por hacernos visibles a los ojos de Dios.
Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.