CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

HUMILDAD

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Humildad

1. f. Virtud que consiste en el conocimiento de las propias limitaciones y debilidades y en obrar de acuerdo con este conocimiento.

—Diccionario de la Real Academia Española.

No se vale presumir

En el mundo de hoy todos parecemos estar participando en una competencia para ser el más rico, el más inteligente, el más guapo, el más exitoso… El orgullo hace que muchas personas busquen esas metas, se crean superiores a los demás y cometan una serie de equivocaciones: creen que lo pueden todo, imponen sus decisiones y desprecian a las otras personas.

Es un mal que puede ocurrir en la casa, con la familia, y en el trabajo, con los compañeros. También ocurre en la escuela: en cada una de ellas hay niños y niñas presumidos porque son los más aplicados y los mejores deportistas, o porque sus papás tienen tal y tal cosa. Esa actitud de soberbia es contraria a la generosidad, la empatía y la amistad porque impide comprender a los demás y les hace pensar que no necesitamos de ellos. Por otra parte, frena el crecimiento personal: cuando creemos que lo sabemos y lo podemos todo, dejamos de esforzarnos para alcanzar nuevos logros.

El remedio a esos peligros es el valor de la humildad que consiste en reconocer que no somos “los mejores del mundo”, en aceptar nuestros defectos y reconocer las virtudes de los otros. En ese intercambio a veces nosotros somos el ejemplo a seguir y a veces lo son ellos. Sumando nuestras virtudes, podemos corregir juntos nuestros defectos.

Reflexiona: Las cosas simples.

La humildad va de la mano con la sencillez que nos enseña a valorar las cosas simples, por ejemplo, la naturaleza, las pequeñas alegrías de cada día, las expresiones de afecto de nuestros amigos y los logros que obtenemos. Muchas personas dejan de apreciar eso y se sacrifican buscando una vida llena de supuestos atractivos como los viajes, los bienes materiales y las constantes diversiones. Nada de eso es garantía de la felicidad, ni asegura el bienestar, ese camino es sólo un laberinto dónde cada vez se buscan cosas más raras y complicadas que nunca nos satisfacen y en ocasiones puede llegar a ser la puerta de entrada a graves problemas como la drogadicción o el alcoholismo.

Una persona sencilla es una persona abierta, dispuesta a aprender, que se sorprende con lo que le aportan los demás. Al liberarse de las barreras del orgullo, es capaz de disfrutar y valorar en su medida la riqueza del mundo.

Tú puedes expresar la humildad y la sencillez de mil maneras: habla de forma clara y da la palabra a los demás, no intentes aleccionar a tus amigos, no presumas lo que sabes o lo que tienes con personas que están en desventaja, viste con ropa sencilla, entrénate en tareas como lavar y barrer, adquiere sólo lo necesario y nunca seas necio o caprichoso. Con estos mínimos cambios serás cada día más sencillo y despertarás el cariño y la comprensión de los demás. Tu máximo orgullo será ayudar a los otros y tu mayor muestra de humildad, pedirles su ayuda.

Sencillez

Mini-relato: El científico orgulloso.

Un científico descubrió la técnica para hacer copias de sí mismo tan perfectas que era imposible distinguirlas del original. Tiempo después, se enteró que andaba buscándolo un diablillo para llevárselo, e hizo doce copias de sí mismo para que no lo reconociera. Al diablillo se le ocurrió un plan. Cuando llegó y vio las figuras idénticas dijo: “El que hizo esto es un genio… pero su trabajo tiene un defecto”. El científico, herido en su orgullo, brincó y gritó: “¡No! ¿Cuál defecto?” “Éste —dijo el diablillo— sólo un verdadero humano es tan falto de humildad.” Y dicho esto, se lo llevó en su costal.

Problemas para pensar.

Acepta quien eres. Reflexiona sobre quién eres, cómo vives, de dónde vienes y cómo es tu conducta, incluyendo las acciones buenas y malas. Pega una fotografía tuya en una hoja y haz una lista con dos encabezados: “Lo que me gusta de mí.” / “Lo que no me gusta de mí.” En otra lista (“Mis problemas”) anota tus principales dificultades.

Reconoce que no eres el centro del mundo. Piensa en los demás y lo que les pasa. Toma una foto de las dos personas más cercanas a ti, pégala en una hoja y escribe debajo de ella: “Lo que me gusta de…” / “Lo que no me gusta de…” En otra lista (“Los problemas de…”) anota sus mayores dificultades (que tú debes identificar).

Ama a los demás. Expresa tu amor con hechos. Piensa en tus virtudes (“Lo que me gusta de mí”) y, debajo de las fotos de las dos personas del punto anterior, escribe cómo usarlas para ayudarlas en sus problemas. Entrégales la hoja, conversen un rato y pide después que te auxilien para corregir lo que anotaste en “Lo que no me gusta de mí” y en “Mis problemas”.

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Lo que dice la gente

“Pues para mí la humildad es reconocer todo lo que es más grande que yo, como el cielo o el mar.”
—César Rincón, jardinero, 17 años.

“Ser sencillo es vivir tranquilo, contento con lo que tienes, sin complicaciones ni demasiados deseos. Por eso llegué a esta edad.”
—Martha Verástegui, jubilada, 80 años.

“Ser humilde es reconocer que todas las demás personas valen tanto como tú.”
—José Rodríguez, alumno de cuarto de primaria, 10 años.

“Debemos tener humildad ante los grandiosos despliegues de la naturaleza.”
—Parque Jurásico, 1993

La humildad en símbolos

Orar

Estar de rodillas es una forma de manifestar que somos sencillos y humildes y que tenemos capacidad de admirar, respetar y reconocer el valor de lo que está delante de nosotros. Los fieles de muchas religiones usan esta postura para demostrar su reverencia ante el universo, la naturaleza o dios.

Lo que dicen los libros

“Yo se los juro a ustedes: vale más la pena tener una condición simple y sencilla y codearse alegremente con la agradable compañía de las personas humildes, que pertenecer a una condición muy alta y elevada pero vivir con pesadumbre en el alma y llevar por dentro del cuerpo una dorada y profunda tristeza.”

—William Shakespeare

Actividades: Un laboratorio para la sencillez

La vida tiene varias complicaciones; el mejor secreto para resolverlas es actuar y pensar con sencillez:.
Revisa las cosas que te preocupan y descarta las que no valen la pena.
Haz una lista ordenada de tus problemas y avanza del más importante al menos importante.
Trata de ver con claridad lo que te rodea. No dejes que nadie te confunda.
Actúa siempre con sinceridad y frescura, no trates de simular lo que no eres.
No sigas las modas o costumbres ajenas. Aprecia tus propios valores.
Cuando sea necesario, reconoce tus debilidades con sinceridad. Que no te pese decir: “no sé” o “no puedo”.
Minimiza los defectos de los demás y nunca te burles de ellos.
Cuando tengas algún logro, no lo presumas; espera el reconocimiento de los demás, pero no busques los halagos o aplausos.

Tu máximo orgullo será ayudar a los otros y tu mayor muestra de humildad, pedirles su ayuda.

Enseñar

Más valores

Fuente: www.valores.com.mx

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