CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

EL PAN NUESTRO DEL 23 DE FEBRERO (Salmo 1)

Al comenzar el tiempo de cuaresma, el Señor nos brinda su palabra para iluminar el camino de nuestra vida. En esta oportunidad encontramos en el Salmo 1, la visualización de dos caminos para este tiempo de conversión que empezó con el miércoles de ceniza.

El primer camino mostrado por el salmista, es el de los justos, quienes plantando su vida al borde la acequia de Dios, florecen y dan fruto abundante. Plantar la vida al borde de Dios significa, haberlo descubierto como la fuente del agua viva, como el nutriente fundamental en la construcción de toda experiencia espritual, como el agua viva bajada del cielo, que calma la sed del corazón y el hambre de infinito. Desde esta perspectiva, nos queda a los creyentes en este tiempo de cuaresma, intentar plantar nuestra existencia al lado del Señor, pues de lo contrario, nuestra vida será inútil y estéril.

El segundo camino del cual da cuenta el salmista, es el de los impíos, quienes plantando su vida al margen de Dios, no cosechan otra cosa sino muerte y desolación. El salmista sostiene que los impíos son como paja que arrebata el viento, sus hojas se marchitan y todo cuanto emprenden tiene mal fin; esto significa que si los creyentes vivimos como si Dios no existiera, lo único que cosecharemos será ruina y frustración.

Hermanos y hermanas, que con la ayuda de María Santísima, plantemos nuestra vida al borde de la acequia del Señor, con el ánimo de dar frutos abundantes en la Semana Santa que ya se acerca. «Ob amorem dei».

 

EL PAN NUESTRO DEL 23 DE FEBRERO

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