CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

COSAS QUE LAMENTARÁS CUANDO SEAS VIEJO

COSAS QUE LAMENTARÁS CUANDO SEAS VIEJO

Tarde o temprano vendrán los tiempos cuando no puedas hacer muchas cosas. Cuando algunas otras se volverán obsoletas o imposibles de realizar. Pero siempre habrá que recordar que mientras seas joven, la vida debe adquirir un sentido, un propósito. Y para llegar a ello se necesita ser proactivo, para no lamentar cosas que no hiciste o dejaste de hacer. Siempre se puede ser mejor. Aquí una lista de las cosas que probablemente lamentarás cuando seas más grande:

No haber viajado cuando tuviste la oportunidad. Viajar es cada vez más difícil a medida que envejeces, pues tener una familia de 3 o más personas resulta más complicado que sostenerte a ti solo.

No haber aprendido otro lenguaje. Te arrepentirás cuando recuerdes que pasaste más de 4 años aprendiendo inglés en la escuela y no recuerdas nada.

Permanecer en una mala relación. Recuerda que “si decides estar en una relación infeliz, has decidido ser infeliz”. Créeme, nadie que haya salido de una mala relación en el pasado, ha volteado sin decir que hubieran deseado salirse antes.

Olvidar ponerte bloqueador solar. Arrugas, lunares, cáncer de piel son algunos de los padecimientos que pueden ser evitados si te cuidas.

Perderte la oportunidad de ir a conciertos de tus cantantes favoritos. “Nah!, ni me preocupo, al fin que Amy Winehouse volverá a venir a México el año que viene” Oooops!

Tener miedo a hacer cosas. Siempre que mires al pasado te dirás: “¿Por qué le tenía tanto miedo a eso?

No poner “hacer ejercicio” como una prioridad. Muchísimas personas alcanzarán la plenitud física de su vida acostados en un sillón. Cuando llegues a los 40, 50 y más, lamentarás haberte quedado sin hacer nada en lugar de haberte cuidado un poquito.

Dejarte definir por roles de género. No hay nada más triste que escucharte decir: “es que en ese entonces esas cosas no se hacían así”. Atrévete a cambiar los paradigmas.

No renunciar al trabajo que odias. Ok, entendemos que hay que pagar los recibos, pero si no tienes un plan para mejorar, podrías despertar 40 años después viviendo en un infierno laboral.

No haberte esforzado más en la escuela. No es que las calificaciones te hagan más valioso, pero algún día por alguna circunstancia te dirás que habrías deseado poner más atención en clase.

No darte cuenta lo guapo/guapa que eres. Muchos de nosotros pasamos mucho tiempo lamentándonos por no ser tan guapos y gastamos fortunas en mejorar algo que no nos parece. En realidad, somos bellos todo el tiempo.

Tener miedo de decir “TE AMO”. Cuando seas grande, verás que aunque tu amor no fue correspondido, siempre habrás querido expresar tus sentimientos.

No escuchar los consejos de tus padres. Lo sabemos, cuando eres joven no los quieres ni escuchar, pero créenos, cuando crezcas, desearás tan siquiera poder escuchar su voz, más aún un consejo. Y lo mejor es que todo lo que te dijeron era cierto.

Darle mucha importancia a lo que la gente piensa de ti. Te lo juro que en 20 años ni te acordarás de lo que aquella gente decía sobre ti y que tanto te importaba.

Apoyar el sueño de otras personas por encima de los tuyos. Sí, ayudar a otros es bueno, siempre y cuando te des también el tiempo y espacio para brillar por ti mismo/a y realizar tus propios sueños.

Guardar rencor o resentimiento por alguien. Eso significa dejar que alguien viva en tu cabeza sin pagar renta. No vale la pena. ¿Cuál es el punto de recordar y recordar el daño que te han hecho? Déjalo ir.

No defenderte. La gente grande no deja que nadie les haga algo que no quieren, tú tampoco deberías.

No haber hecho una actividad como voluntario. Créeme, ayudar a alguien voluntariamente a hacer su vida más placentera, es algo que jamás lamentarás. Se siente increíble.

No cuidar tus dientes. Cepíllate, usa hilo dental, consulta a tu dentista regularmente. Cuando seas grande y te falten 3, 4 o más dientes, habrás deseado cuidarlos más.

No preguntarles cosas de la vida a tus abuelos antes de perderlos. Ellos ya han pasado por donde tú vas caminando y son una fuente inmensa de sabiduría. No pierdas la oportunidad de quererlos antes de que se vayan.

Trabajar demasiado. Nadie que vaya a morir ha deseado haber trabajado más o haber pasado más tiempo en la oficina. Por el contrario, desearon haber pasado más tiempo con su familia, amigos, pasatiempos.

No saber cocinar por lo menos un platillo que te guste. Siempre serás recordado por hacer “Huevos a la Hernández” o “Enchiladas de Susana” o “Pollo a la Elena”. Aprende a cocinar, tú mismo te lo agradecerás.

No detenerte para apreciar el momento. Sí, lo sabemos, los jóvenes siempre son muy activos, pero detenerte y admirar a tu alrededor es algo bueno, hazlo.

No terminar lo que empiezas. “Me molesta mucho cuando las personas no terminan correctamente los enuncia…”

Dejar definirte a ti mismo por expectativas culturales. Nunca dejes que te digan: “nosotros no hacemos eso”.

No dejar a tus amigos que hagan su propia vida. Las amistades crecen por separado. Cada quien tiene su vida y debe hacer lo que considere mejor para ellos. Es causa de problemas y tristeza no dejarlos realizarse . No quieres eso.

No jugar más con tus hijos. Cuando seas más grande, verás cómo tu hijo pasó de “Papi porfa vamos a jugar” al “Vete de mi cuarto papá”.

No tomar riesgos, especialmente en el amor. Saber que te atreviste a declarar tu amor a alguien, incluso si fue el más grande fiasco de tu vida, será bien visto por ti mismo cuando eres viejo. Aplica para las cosas de la vida cotidiana. Al final lo recordarás con una risa.

No darte el tiempo para hacer contactos. Siempre los vas a necesitar, siempre. Así que mejor comienza a hacerlos.

Preocuparte demasiado por todo. Si las cosas tienen solución ¿para qué te preocupas?, y si no tienen solución, ¿para qué te preocupas?

Hacer más drama del necesario. ¿Para qué? Nadie lo necesita.

No pasar más tiempo con tus seres queridos. El tiempo que pasamos con las personas que amamos es limitado y pronto se acabará. Hazlo valer y aprovéchalo al máximo.

Nunca haber cantado o hablado frente a una audiencia. Sí, es muy difícil, suena descabellado. Pero atreverte te dará un boost de autoestima increíble. Tú puedes hacerlo, aunque creas lo contrario. Te llevarás una grata sorpresa.

No haber sido agradecido a tiempo. Es difícil verlo al inicio, pero eventualmente es más claro que cada momento en este mundo, desde el más mundano hasta el más increíble, es un regalo que se nos ha dado y somos increíblemente afortunados de haberlo recibido.

COSAS QUE LAMENTARÁS CUANDO SEAS VIEJO