CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

23.5 TE DEUM

(Hacia la capilla.)

P. A Ti, ¡Oh Dios, te alabamos!; a Ti Señor, te reconocemos.

T. A Ti, Eterno Padre, te venera toda la tierra.

P. A Ti, Los ángeles todos, los cielos y todas las Potestades te honran.

T. A Ti, Los Querubines y Serafines te cantan sin cesar.

P. Santo,

T. Santo,

P. Santo es el Señor Dios del universo.

T. Llenos están los cielos y la tierra de la majestad de tu gloria.

P. A Ti, ensalza el glorioso coro de los Apóstoles, la multitud admirable de los Profetas, el brillante ejército de los Mártires.

T. A Ti, te glorifica la Santa Iglesia por todo el orbe de la tierra

P. A Ti, Padre de majestad inmensa, a tu adorable, verdadero y único Hijo; también al Espíritu Santo Paráclito.

T. Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.

P. Tú eres el Hijo único del Padre.

T. Tú, al hacerte hombre para salvarnos, no desdeñaste el seno de la Virgen.

P. Tú, quebrantado el aguijón de la muerte, abriste a los creyentes el Reino del cielo.

T. Tú estás sentado a la derecha de Dios, en la gloria del Padre.

P. Creemos que un día has de venir como juez.

T. Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

P. Haz que, en la gloria eterna, nos contemos entre tus santos.

T. Salva a tu pueblo, Señor, y bendice tu heredad.

P. Gobiérnalos y ensálzalos para siempre.

T. Todos los días te bendecimos y alabamos tu nombre por eternidad de eternidades.

P. Dígnate, Señor, en este día (tarde, noche…) conservarnos sin pecado.

T. Ten piedad de nosotros, Señor, ten piedad.

P. Desciende tu misericordia sobre nosotros, Señor, según hemos esperado de Ti.

T. En Ti, Señor, he confiado, no me veré confundido eternamente.

P. Pon, Señor, guardas en mi boca, y cierra con tus puertas mis labios para que mi corazón no caiga en palabras de maldad, ni en hacer iniquidades. Bendigo al Señor en todo momento.

T. Tu alabanza está siempre en mi boca.

P. Dios te salve…

T. Santa María…

P. Que nos bendiga la Virgen María

T. Con su Hijo benditísimo.

Durante el tiempo de cuaresma, en lugar del TE DEUM se dirá:

Misericordia, Dios mío, por tu bondad; por tu inmensa compasión borra mi culpa; lava del todo mi delito, limpia mi pecado.

Pues yo reconozco mi culpa, tengo siempre presente mi pecado: contra Ti, contra Ti solo pequé, cometí la maldad que aborreces.

En la sentencia tendrás razón, en el juicio brillará tu rectitud. Mira, que en la culpa nací, pecador me concibió mi madre.

Te gusta un corazón sincero, y en mi interior me inculcas sabiduría. Rocíame con el hisopo: quedaré limpio; lávame: quedaré más blanco que la nieve.

Hazme oír el gozo y la alegría, que se alegren los huesos quebrantados. Aparta de mi pecado tu vista, borra en mi toda culpa.

¡Oh Dios!, crea en mi un corazón puro, renuévame por dentro con espíritu firme; no me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu.

Devuélveme la alegría de tu salvación, afiánzame con espíritu generoso; enseñaré a los malvados tus caminos, los pecadores volverán a Ti.

Los sacrificios no te satisfacen; si te ofreciera un holocausto, no lo querrías. Mi sacrificio es un espíritu quebrantado: un corazón quebrantado y humillado Tú no lo desprecias.

Señor, por tu bondad, favorece a Sión, reconstruye las murallas de Jerusalén: entonces aceptarás los sacrificios rituales, ofrendas y holocaustos, sobre tu altar se inmolarán novillos.

Fuente: Manual de Piedad Misioneros Oblatos

PROVERBIOS

Capítulo 14, 1-3

La Sabiduría edifica su casa; le Necedad con sus manos la destruye.
Quien anda en rectitud, teme a Yahveh; el de torcido camino le desprecia.
En la boca del necio hay una raíz de orgullo, pero los labios de los sabios los protegen.

Capítulo 14, 4-7

Donde no hay bueyes, pesebre vacío; cosecha abundante con la fuerza del toro.
Testigo veraz no miente, testigo falso respira mentiras.
Busca el arrogante la sabiduría pero en vano, al inteligente la ciencia le es fácil.
Apártate del hombre necio, pues no conocerías labios doctos.

Capítulo 14, 8-11

Sabiduría del cauto es atender a su conducta, la necedad de los tontos es engaño.
De los necios se aparta el sacrificio expiatorio, pero entre los rectos se encuentra el favor de Dios.
El corazón conoce su propia amargura, y con ningún extraño comparte su alegría.
La casa de los malos será destruida, la tienda de los rectos florecerá.

Capítulo 14, 12-15

Hay caminos que parecen rectos, pero, al cabo, son caminos de muerte.
También en el reír padece el corazón, y al cabo la alegría es dolor.
El perverso de corazón está satisfecho de su conducta, y el hombre de bien, de sus obras.
El simple cree cuanto se dice, el cauto medita sus propios pasos.

Capítulo 14, 16-19

El sabio teme el mal y de él se aparta, el necio es presuntuoso y confiado.
El de genio pronto, hace necedades, el hombre artero es odiado.
La herencia de los simples es la necedad, los cautos son coronados de ciencia.
Los malos se postran ante los buenos, los malvados a la puerta de los justos.

Capítulo 14, 20-23

Incluso a su vecino es odioso el pobre, pero son muchos los amigos del rico.
Quien desprecia a su vecino comete pecado; dichoso el que tiene piedad de los pobres.
¿No andan extraviados los que planean el mal?; amor y lealtad a los que planean el bien.
Todo trabajo produce abundancia, la charlatanería sólo indigencia.

Capítulo 14, 24-27

Corona de los sabios es la riqueza, la necedad de los insensatos es necedad.
Salvador de vidas es el testigo veraz, quien profiere mentira es un impostor.
El temor de Yahveh es seguridad inexpugnable; sus hijos tendrán en él refugio.
El temor de Yahveh es fuente de vida, para apartarse de las trampas de la muerte.

Capítulo 14, 28-31

Pueblo numeroso, gloria del rey; pueblo escaso, ruina del príncipe.
El tardo a la ira tiene gran prudencia, el de genio pronto pone de manifiesto su necedad
El corazón manso es vida del cuerpo; la envidia es caries de los huesos.
Quien oprime al débil, ultraja a su Hacedor; mas el que se apiada del pobre, le da gloria.

Capítulo 14, 32-35

El malo es derribado por su propia malicia, el justo en su integridad halla refugio.
En corazón inteligente descansa la sabiduría, en el corazón de los necios no es conocida.
La justicia eleva a las naciones, el pecado es la vergüenza de los pueblos.
El favor del rey para el siervo prudente; y su cólera para el que le avergüenza.

Te Deum

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