CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

PARA ESTA SEMANA ENERO 10 DE 2021

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El Bautismo del Señor.
Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Una semana de bendiciones para cada uno. Dios nos conceda vivir a plenitud cada día.

Juan el Bautista ha bautizado a mucha gente con agua, simbólicamente los ha purificado para que estén dispuestos, preparados para recibir en su vida y sobre todo en el corazón a Jesús, el Mesías. Juan invitaba a la conversión, al arrepentimiento y así preparaba el camino para la llegada de Jesús.

Juan Bautista, enviado por Dios a preparar los caminos, allanar montañas, disponer corazones, tenía bien claras las cosas, su misión. Saber que estaba al servicio de Dios, que procuraba el bien y la salvación para su pueblo, que lo suyo era presentar al mundo al Mesías y ser testigo de su llegada, hacen de Juan un hombre humilde y coherente. Un profeta enamorado de Dios y de la causa del Reino. Juan bautizó a Jesús y fue testigo de cómo Dios había presentado a su Hijo al mundo, su Hijo amado, sobre el cual envió al Espíritu Santo que sería la fuerza misma del obrar de Jesús.

El bautismo nos hace presente el lavado con el agua, la unción con el Espíritu, el inicio de la misión, el perdón de los pecados. Jesús con el bautismo ha iniciado su vida pública.

Ha llegado, en Él, el centro de la predicación, del anuncio. Ha llegado Jesús, el que es realmente grande, el más fuerte, es Cristo. Con el anuncio de Juan sobre Jesús podemos decir que termina su ministerio, su misión.

Jesús ha venido, se ha hecho bautizar y recibe el Espíritu que será la plenitud de la vida. Hoy Juan el Bautista como el día de la visita de María a Isabel, salta de gozo. Ha visto, ha sido testigo del cumplimiento de las promesas de Dios.

Jesús ha venido a salvar a los pecadores y por eso se pone en el lugar de los mismos. Él no necesita la conversión, pero está al lado de aquellos que sienten la necesidad de regresar al Padre. Jesús se hará camino hacia Dios. Jesús es el ungido, ha recibido el Espíritu Santo y permanece en Él. Jesús será fiel al Espíritu que le llevará a tomar luces y hacer la voluntad del Padre.

El Bautismo de Jesús muestra lo que Él ya es.

Un grande que se hace pequeño, el Hijo eterno del Padre, el ungido que vive en relación con el Padre. El que recorre Galilea haciendo el bien es el Salvador y ya sabemos que es el Hijo amado de Dios. Jesús llevará la santidad a todas las naciones, su presencia será humilde, sus obras promoverán la justicia, el amor entre todos.

El día de nuestro bautismo nosotros también recibimos el Espíritu, estamos en el amor de Dios y cuenta con cada uno de nosotros y espera que pasemos la vida haciendo el bien. Hemos sido lavados y purificados, sumergidos con Cristo en la muerte para que sepultados los pecados seamos como Jesús sus hijos amados, predilectos, elegidos para una misión: Hacer el bien o amar.

Nuestro bautismo, como el de Jesús, nos dice fundamentalmente que Dios es el único que nos ama verdaderamente con todo lo que somos, tanto es así que ha “bajado” a nuestro pecado. Ahí es donde Jesús nos encuentra, allí donde estamos perdidos, nos equivocamos, donde estamos desesperanzados. El amor de Dios con el bautismo se renueva, ahora lo nuestro es escuchar a su Hijo amado, hacer lo que nos dice y vivir a plenitud la nueva vida.

Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Fuente: http://ow.ly/yNJb50D4tDR

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