CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

REFLEXIÓN PARA EL 7 DE DICIEMBRE

Combatir a la Iglesia, bajo pretexto de servir a la República, es destruir a ésta precipitándola en los despeñaderos del más férreo y ominoso despotismo.
P. Julio Matovelle (Fundador de Misioneros Oblatos)

PROVERBIOS
Capítulo 7

CAPÍTULO 7, 1-5

1 Guarda, hijo mío, mis palabras, conserva como un tesoro mis mandatos.

2 Guarda mis mandamientos y vivirás; sea mi lección como la niña de tus ojos.

3 Átalos a tus dedos, escríbelos en la tablilla de tu corazón.

4 Dile a la sabiduría: «Tú eres mi hermana», llama pariente a la inteligencia,
5 para que te guarde de la mujer ajena, de la extraña de palabras melosas.

CAPÍTULO 7, 6-10

6 Estaba yo a la ventana de mi casa y miraba a través de las celosías,
7 cuando ví, en el grupo de los simples, distinguí entre los muchachos a un joven falto de juicio:
8 pasaba por la calle, junto a la esquina donde ella vivía, iba camino de su casa,
9 al atardecer, ya oscurecido, en lo negro de la noche y de las sombras.

10 De repente, le sale al paso una mujer, con atavío de ramera y astucia en el corazón.

CAPÍTULO 7, 11-15

11 Es alborotada y revoltosa, sus pies nunca paran en su casa.

12 Tan pronto en las calles como en las plazas, acecha por todas las esquinas.

13 Ella lo agarró y lo abrazó, y desvergonzada le dijo:
14 «Tenía que ofrecer un sacrificio de comunión y hoy he cumplido mi voto;
15 por eso he salido a tu encuentro para buscarte en seguida; y va te he encontrado.

CAPÍTULO 7, 16-20

16 He puesto en mi lecho cobertores policromos, lencería de Egipto,
17 con mirra mi cama he rociado, con áloes y cinamomo.

18 Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana, solacémonos los dos, entre caricias.

19 Porque no está el marido en casa, está de viaje muy lejos;
20 ha llevado en su mano la bolsa del dinero, volverá a casa para la luna llena.»

CAPÍTULO 7, 21-27

21 Con sus muchas artes lo seduce, lo rinde con el halago de sus labios.

22 Se va tras ella en seguida, como buey al matadero, como el ciervo atrapado en el cepo,
23 hasta que una flecha le atraviese el hígado; como pájaro que se precipita en la red, sin saber que le va en ello la vida.

24 Ahora pues, hijo mío, escúchame, pon atención a las palabras de mi boca:
25 no se desvíe tu corazón hacia sus caminos, no te descarríes por sus senderos,
26 porque a muchos ha hecho caer muertos, robustos eran todos los que ella mató.

27 Su morada es camino del seol, que baja hacia las cámaras de la muerte.

PROVERBIOS
Capítulo 8

CAPÍTULO 8, 1-4

1 ¿No está llamando la Sabiduría? y la Prudencia, ¿no alza su voz?
2 En la cumbre de las colinas que hay sobre el camino, en los cruces de sendas se detiene;
3 junto a las puertas, a la salida de la ciudad, a la entrada de los portales, da sus voces:
4 «A vosotros, hombres, os llamo, para los hijos de hombre es mi voz.

CAPÍTULO 8, 5-9

5 Entended, simples, la prudencia y vosotros, necios, sed razonables.

6 Escuchad: voy a decir cosas importantes y es recto cuanto sale de mis labios.

7 Porque verdad es el susurro de mi boca y mis labios abominan la maldad.

8 Justos son todos los dichos de mi boca, nada hay en ellos astuto ni tortuoso.

9 Todos están abiertos para el inteligente y rectos para los que la ciencia han encontrado.

CAPÍTULO 8, 10-14

10 Recibid mi instrucción y no la plata, la ciencia más bien que el oro puro.

11 Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas, ninguna cosa apetecible se le puede igualar.

12 «Yo, la Sabiduría, habito con la prudencia, yo he inventado la ciencia de la reflexión.

13 (El temor de Yahveh es odiar el mal.) La soberbia y la arrogancia y el camino malo y la boca torcida yo aborrezco.

14 Míos son el consejo y la habilidad, yo soy la inteligencia, mía es la fuerza.

CAPÍTULO 8, 15-19

15 Por mí los reyes reinan y los magistrados administran la justicia.

16 Por mí los príncipes gobiernan y los magnates, todos los jueces justos.

17 Yo amo a los que me aman y los que me buscan me encontrarán.

18 Conmigo están la riqueza y la gloria, la fortuna sólida y la justicia.

19 Mejor es mi fruto que el oro, que el oro puro, y mi renta mejor que la plata acrisolada.

CAPÍTULO 8, 20-26

20 Yo camino por la senda de la justicia, por los senderos de la equidad,
21 para repartir hacienda a los que me aman y así llenar sus arcas.»

22 «Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más antiguas.

23 Desde la eternidad fui fundada, desde el principio, antes que la tierra.

24 Cuando no existían los abismos fui engendrada, cuando no había fuentes cargadas de agua.

25 Antes que los montes fuesen asentados, antes que las colinas, fui engendrada.

26 No había hecho aún la tierra ni los campos, ni el polvo primordial del orbe.

CAPÍTULO 8, 26-36

27 Cuando asentó los cielos, allí estaba yo, cuando trazó un círculo sobre la faz del abismo,
28 cuando arriba condensó las nubes, cuando afianzó las fuentes del abismo,
29 cuando al mar dio su precepto – y las aguas no rebasarán su orilla – cuando asentó los cimientos de la tierra,
30 yo estaba allí, como arquitecto, y era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo,
31 jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres.»

32 «Ahora pues, hijos, escuchadme, dichosos los que guardan mis caminos.

33 Escuchad la instrucción y haceos sabios, no la despreciéis.

34 Dichoso el hombre que me escucha velando ante mi puerta cada día, guardando las jambas de mi entrada.

35 Porque el que me halla, ha hallado la vida, ha logrado el favor de Yahveh.

36 Pero el que me ofende, hace daño a su alma; todos los que me odian, aman la muerte.»

REFLEXIÓN PARA EL 7 DE DICIEMBRE

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