CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

NUESTRA SEÑORA DE BANNEUX

NUESTRA SEÑORA DE BANNEUX

Aprobada por la Santa Sede el 22 de agosto de 1949.
Ocho apariciones a la niña Mariette Beco
15 de enero – 2 de marzo de 1933, Bélgica.

«Soy la Virgen de los Pobres…
Crean en Mí, yo creeré en ustedes.»

Doce días después que Nuestra Señora, habiendo mostrado su corazón de oro, les dijo «Adiós» a los niños de Beauraing, Bélgica, hizo sentir su presencia maternal otra vez en Banneux, Bélgica, unas cincuenta millas al noroeste.

Mariette Beco, una niña de 11 años de edad, recibió ocho apariciones de la Virgen. La devoción a la Virgen de los Pobres fue aprobada por la Iglesia y se ha propagado por todo el mundo.

Situación geográfica:

Bélgica es un pequeño país en el norte de Europa, entre Francia y Alemania. Banneux Notre-Dame es un pobre caserío agrupado en torno a su iglesia. No aparece en los mapas. Depende del pueblo de Louveigné y está a 25 Km. de Lieja, capital de la provincia. Se encuentra en una pequeña meseta de las Ardenas Belgas, de una altitud de 325 metros. Se halla encuadrado por los bonitos valles del Ambléve, de la Vesdre y de la Hoëgne.

En la carretera de Louveigné a Pepinster, a un kilómetro de la iglesia, se encuentra, a la izquierda, la humilde casa de la familia Beco, frente a ella hay un pequeño huerto. El lugar es húmedo y pantanoso, por eso le llaman «La Fagne», que significa el fango. Al otro lado de la carretera empiezan los grandes bosques del Eifel.

La Familia Beco.

La familia Beco se compone del matrimonio y sus siete hijos. Más tarde tendrán cuatro más. Mariette Beco era la mayor, nacida el viernes 25 de Marzo de 1921 (fiesta de la Anunciación, que ese año coincide con el Viernes Santo.) Pero en la casa de los Beco la religión no se practica, están influenciados por las malas corrientes de la época.

Era el tiempo de la depresión y su padre, Julián Beco, era un obrero desempleado que hace años no asistía a la Iglesia y no se preocupaba de la educación religiosa de sus hijos.

Tradicionalmente las madres son quienes más alientan la vida cristiana en el hogar, pero la madre de la familia Beco, Louise, era también indiferente a la religión.

A Mariette se le consideraba una niña normal en todos los sentidos. No era muy devota antes de su experiencia con la Virgen.

Influenciada por el ambiente de su casa hasta había abandonado las lecciones para su primera comunión. Sin embargo, tenía en la cabecera de su cama una imagen de la Virgen, guardaba un Rosario que había encontrado y de vez en cuando rezaba con él antes de dormir.

Primera Aparición: Domingo, 15 de enero de 1933

La Santísima Virgen invita a la niña, con un gesto de su mano, a acercarse a Ella.

El invierno de 1933 fue extremadamente difícil. La nieve y el hielo han invadido la Fagne. Ráfagas frías soplaban por todas las rendijas.

Una noche oscura, alrededor de las siete de la noche, Mariette se sentó en la ventana del frente de su casa y mientras cuidaba de su hermanito bebé, miraba afuera, buscando en la oscuridad de la noche alguna señal de su hermano Julien, que tardaba en regresar a casa.

Mariette describe a la Virgen: «Era tan bella… tenía un rostro tan hermoso, con un bonito tono rosado en las mejillas (como también a veces tengo yo), un rostro delicado, tan joven, con una pequeña nariz muy fina; parecía una jovencita de 18 o 19 años…»

La Señora era de poca estatura, alrededor de cinco pies.

Mariette nunca había visto antes a nadie tan hermoso. No vestía como las señoras de la aldea sino que usaba un vestido largo y blanco con una banda azul. Uno de sus pies se podía ver. Estaba descalza, con solo una rosa de oro sobre los dedos de los pies. Por el frío ella debía estar congelándose. Mariette se dio cuenta de que ella estaba elevada sobre la tierra, parada, como en una nube. No parecía tener nada de frío.

De pronto, percibe a pocos metros de ella, en el huertecito, una señora luminosa, de pie, inmóvil, ligeramente inclinada hacia la izquierda.

Ella relata: «Vi una luz y una hermosa Señora que tenía la cabeza muy iluminada, como si la luz irradiara de su propio cuerpo. Tuve miedo.»

Mariette, con 11 años, tenía una mente muy lógica. No podía comprender la escena que tenía ante sus ojos:

«Me pregunté: ¿Qué es eso? Miré con atención, moviendo la cabeza de derecha a izquierda, arriba y abajo; pensé: quizás es el reflejo de la lámpara. Entonces la puse al otro lado de la mesa».

Ya no quedaba duda. En el jardín había una hermosa dama.

«Entonces tuve miedo y llamé: -¡Mamá!, ¡Dios mío! ¡Mamá!, veo una dama en el huertecito, va muy bien vestida, muy elegante»

Su mamá, molesta, le dice:

-«Déjame tranquila. Son estupideces».

Mariette se restriega los ojos y con mucha atención observa a la hermosa dama de pie a cabeza. La Señora está un poco inclinada, con las manos juntas y una gran aureola de luz la rodea. Lleva un vestido blanco y cinto azul.

-«¡Dios mío!, ¡mamá!, parece que es la Santísima Virgen».

Su mamá respondió cínicamente: «Claro, tal vez es la Santísima Virgen».

La señora Beco, sin embargo, queda extrañada. Sabe que su hija no habla de esas cosas. Hace tres meses que no ha puesto un pie en la Iglesia. ¿Tendrá fiebre?

La niña insistió que su mamá fuera a la ventana para que viera por sí misma. Después de mucha insistencia, pero sintiéndose como una tonta, Louise fue hacia la ventana, levanta la cortina y mira hacia afuera. Vio algo, como una silueta luminosa, pero no pudo distinguir ninguna figura. Atemorizada, se aparta de la ventana y dice a su hija: «Es una bruja».

-«¡Mamá, te digo que es la Virgen… me sonríe!, ¡qué bonita es!»

La niña notó que la Señora tenía un rosario colgando de la banda azul.

La cruz era del mismo color oro que la rosa sobre sus dedos. Mariette fue a una gaveta y buscó un rosario que se había encontrado en la carretera de Tancremont y reza mientras contempla la aparición maravillada.

Los labios de la Señora se movían, pero ella no decía nada que Mariette pudiera oír. La niña queda cautivada de corazón por la dulce sonrisa de la Virgen. Después de unas pocas decenas, la Señora levantó su mano derecha y le hizo señas a Mariette con el dedo para que saliera afuera. La joven le dijo a su mamá lo que la Señora quería, y le pidió permiso para ir afuera.

La madre, creyendo que era una hechicería, se opone y cierra la puerta con llave. Mariette entonces vuelve a la ventana pero la Virgen ha desaparecido. La niña se queda allí rezando un rato más.

Ella no podía sacarse la visión de su mente.

Seguía volviendo a la ventana para ver si la hermosa Señora había regresado, pero no regresó. Pronto, su hermano Julien llegó a la casa. Ella le dijo lo que había sucedido mientras lo estaba esperando. Su reacción fue igual a la de su mamá, solo que aún mas brusca. Sus comentarios variaron desde «Eres una tonta» a «Tú estás loca.» Así, rechazada y sola ante su encuentro con la Virgen, Mariette va a dormir.

A la mañana siguiente Mariette contó todo a su padre. Su respuesta inicial fue: «Tonterías. Tú estás loca.» Pero su curiosidad había sido despertada pues notaba la sinceridad de su hija que no era dada a la mentira ni había sido nunca fantasiosa. La niña no retrocedió ante la reacción de su familia.

Mariette va a la escuela

Después que Mariette se había ido a la escuela esa mañana, Julien le pidió a su esposa que le mostrara el lugar exacto donde ella había visto la forma blanca. Entonces, esa tarde, trató de vanas formas de volver a crear las condiciones de la noche anterior, para encontrarle una explicación lógica a lo que su hija declaraba ver. Puso la lámpara de aceite en diferentes posiciones, pero la luz nunca brilló en el jardín, solamente en el camino.

Ese mismo día, el lunes, 16 de enero, Mariette va a la escuela. No lo cuenta sino a su mejor amiga, Josefina Leonard:-«¿Sabes la noticia?, he visto a la Virgen».

Su amiga, primera del curso, se burla diciendo: -«¿Acaso estás enferma?».

Mariette se pone a llorar; esta reacción sorprende a su amiga que se puso a pensar que podría ser verdad.

La amiga le pregunta: -«¿en serio?, ¿cómo era?, ¿cómo estaba vestida?»

Mariette le cuenta: «Era una Señora muy hermosa, con un vestido blanco, una faja azul en la cintura, un rosario colgado del brazo, la cabeza inclinada hacia la izquierda y una rosa sobre el pie derecho».

Ante el sacerdote, Padre Louis Jamin.

-La amiga le aconseja: «Habría que decírselo al sacerdote».

Al salir de la escuela a las cuatro de la tarde, las dos niñas fueron donde el sacerdote. Mariette le dice a Josefina: «¡Díceselo!». Pero Josefina no se atreve hasta que el sacerdote le pregunta: ¿Que dijo Mariette?

-«Mariette dice que ha visto a la Virgen». Mariette, espantada, salió corriendo. Josefina continua sola narrando la historia que su amiga le había contado.

El sacerdote respondió: -«¡Oh, seamos prudentes, no es tan fácil ver a la Virgen. Seguramente Mariette habrá oído hablar de los niños de Beauraing, a los cuales, según dicen, se les ha aparecido en estos días la Virgen y debe creer que ella también ve». El sacerdote le dijo que no hablara con nadie sobre eso y la despidió.

Josefina le cuenta a Mariette, que esperaba afuera, la respuesta del padre.

Ella se queda desilusionada y golpea el piso diciendo: «sin embargo, es cierto, la he visto».

Esa noche, el padre de Mariette buscaba en su casa una explicación. Tiró un cubo de agua en el lugar donde su esposa y su hija habían visto algo. Después de que se había congelado, trató de que la lámpara de aceite reflejara su luz en el hielo, pero no pudo duplicar lo que Mariette y la mamá habían visto. Así quedó más preocupado que antes.

El lunes y martes la Señora no volvió. Sin embargo la única visita había tenido ya un profundo efecto en la espiritualidad de Mariette. Regresó a sus clases de catecismo el miércoles, recibiendo el material con un entusiasmo renovado. Se aprendió su lección perfectamente. Eso asombró al Padre Jamin, porque Mariette siempre había sido la peor estudiante en la clase.

Después de clase, el Padre le preguntó por qué se había ido el lunes sin haberle dicho lo que ella había visto. Para este tiempo, la niña había tenido tiempo de reflexionar y ya no tenía miedo. Le habló muy calmada, diciéndole exactamente lo que había visto. El Padre Jamin, por su parte, no despreció lo que ella declaraba. Solo le dijo que le rogara a Nuestra Señora que la guiara.

Mariette regresa al catecismo.

El miércoles Mariette regresa al catecismo después de más de tres meses de ausencia. El sacerdote se asombra pues, a pesar de la ausencia, responde bien a las preguntas. Es la primera vez que esto ocurre. Es un cambio repentino. El sacerdote llama a Mariette a su oficina y, sin querer darle importancia al asunto, le pregunta sobre su experiencia mientras cuidadosamente lo anota todo. La niña es perfectamente coherente. No hay contradicciones en su testimonio. Esa misma semana el Padre transmite un informe completo a su obispo.

Segunda Aparición: Miércoles, 18 de enero de 1933

«Posa tus manos en el agua. Esta fuente me está reservada a Mí. Buenas noches. Adiós.»

Tres días después de la primera aparición hacía un gran frío, era el miércoles 18 de enero. Por la noche, hacia las siete, Mariette, dominando su acostumbrado miedo a la oscuridad, sale de casa. Se arrodilla en el sendero que de la casa va hasta la barrera del huerto. Su padre la mira desde adentro.

Reza bajito, levantando del suelo un poquito la vista mirando hacia el mismo lugar en donde, el domingo anterior, se presentó la dama luminosa. De pronto extiende los brazos. La Virgen aparece por encima del bosque, pequeñita, en lo lejos del cielo. Se acerca creciendo poco a poco, pasando por entre los pinos. Una especie de pequeña nube gris la separa del suelo. Un brillo deslumbrador emanaba de ella. Mariette, a unos 5 pies de la Virgen, podía sentir el ardor desde donde estaba arrodillada.

Mariette reza, bajito, el rosario entre las manos, la mirada hacia lo alto.

Contempla la Dama sonriente que suavemente mueve los labios en una actitud de plegaria. Esta plegaria silenciosa se prolonga unos 20 minutos.

El padre salió afuera, y trató de hablarle a la niña, pero ella no parecía oírle. Cuando ella abrió sus brazos, Julián Beco se dio cuenta de que ella estaba teniendo otra aparición. Él se montó en su bicicleta, y fue al pueblo a buscar al sacerdote. No pudo encontrarlo, por consiguiente le pidió a un conocido católico practicante que lo acompañara a su casa. Según ellos se acercaban, vieron a Mariette alejándose de la casa, como si estuviera siendo guiada hacia un lugar en particular -¿A dónde vas?», le grito su padre.

«Ella me está llamando,» contestó la niña, sin detenerse.

De pronto se para, se arrodilla, se queda un momento así, recitando «aves» se levanta y continúa su camino. Un poco más lejos vuelve a arrodillarse. Vuelve a levantarse obedeciendo al gesto de llamada de la Virgen que vuelve a deslizarse. Bruscamente tuerce en ángulo recto hacia un manantial que va hacia abajo de un declive de la carretera. Se arrodilla en la cuneta mientras que la Virgen le dice: «Posa tus manos en el agua» Sin vacilar la niña obedece, el rosario se le escurre de las manos que ha separado y conscientemente bañado.

La Virgen dice aún: «Esta fuente me está reservada» Se despide diciéndole: «Hasta pronto, buenas noches». Después se eleva por encima de los pinos cercanos del manantial, mirando la niña. A medida que se aleja parece más pequeña.

Cuando el Padre Jamin regresó a la rectoría, se le avisó de la excitada llamada del Señor Beco. Él sabía de qué se trataba, y después de buscar la ayuda de otro sacerdote y de un amigo, fue a la casa de los Beco. Ya para cuando él llegó allí, Mariette estaba acostada durmiendo, por lo tanto habló con el papá. Julián le explicó todo lo que había sucedido en el transcurso de casi una hora que la Señora había estado con la niña. Al final de la entrevista, el sacerdote le preguntó al papá de Mariette si él creía la declaración de la niña sobre lo que ella había visto.

Su respuesta fue «Sí, yo lo creo, y para mostrarle a usted cuan profundamente yo lo creo, mañana yo voy a ir a la Iglesia para confesarme. Me gustaría recibir la Comunión de nuevo. Esta será la primera vez que la recibiré desde mi Primera Comunión cuando niño».

Tercera Aparición: Jueves, 19 de enero de 1933.

«Soy la Virgen de los Pobres… Esta fuente está reservada para todas las Naciones, para aliviar a los enfermos. Rezaré por ti. Adiós»

A las siete de la tarde, del jueves 19 de enero, cubierta la cabeza con un viejo abrigo para mejor resguardarse del frío, Mariette sale de casa acompañada de su padre. Después de algunos pasos, se arrodilla sobre la tierra nevada y reza. De pronto extiende los brazos y grita: «Oh, he la aquí» Un momento de silencio, luego pregunta: «¿Quién es Ud. mi bella Dama?» La Dama contesta: «Yo soy LA VIRGEN DE LOS POBRES». Entonces la Virgen conduce la chiquilla al manantial. Mariette anda despacio, se arrodilla en los lugares donde se paró la víspera. Junto al manantial se arrodilla con la mirada fija hacia lo alto del declive en donde se encuentra la Virgen.

Mariette vuelve a preguntar: «Bella Dama, ayer Ud. dijo: este manantial me está reservado, es para mí. ¿Por qué para mí?» Señalándose, pone las manos en el pecho. La sonrisa de la Virgen se acentúa y le contesta que el manantial es «para todas las naciones…, para los enfermos». Mariette repite las palabras con voz clara y nítida y añade «Gracias, gracias». La Virgen dice despacito «Pediré por ti, hasta pronto.» La Virgen se aleja como la víspera, empequeñeciéndose, por encima de los pinos.

Cuarta Aparición: Viernes, 20 de enero de 1933.

«Deseo una pequeña capilla.»

Mariette se siente un poco mal. Esto no le impide de salir a las siete de la noche. Arrodillada en el huerto, reza el rosario. A los dos minutos grita: «He la aquí». Después ella pide con voz clara: «¿Qué desea Ud. bella Dama?» La Virgen contesta: «Desearía una capillita», luego, abriendo las manos, las extiende sin separarlas de su pecho. Con la mano derecha hace la señal de la cruz para bendecirla y desaparece. En este instante Mariette se desmaya. Ayudado por un vecino, el padre asustado la lleva a casa. Ella vuelve en sí enseguida y se duerme tranquilamente.

Intervalo:

Del 21 de enero al 11 de febrero todas las noches a las siete Mariette va a rezar en su lugar acostumbrado. A menudo el frío es intenso pero Mariette continúa rezando. En estos días, solamente ella cree verdaderamente en la Virgen de los Pobres quien quiere volver a ver cueste lo que cueste. La volverá a ver.

Quinta Aparición: Sábado, 11 de febrero de 1933.

«Vengo a aliviar el dolor. Adiós.»

Mariette está arrodillada en el huerto. Algunas personas están presentes. Al final del segundo rosario Mariette se levanta de repente, se dirige hacia al borde del huerto y va hacia el manantial, se arrodilla en los mismos lugares como anteriormente. Una vez llegada al manantial se arrodilla, se inclina, pone la mano en el agua, se persigna con el rosario. La Virgen le confía: «Vengo a aliviar el dolor, hasta pronto». Luego, se aleja como de costumbre.

Sexta Aparición: Miércoles, 15 de febrero de 1933.

«Creed en Mí, yo creeré en vosotros. Rezad mucho. Adiós.»

La Niña le dice: «Santa Virgen, el capellán me ha encargado de pediros una señal». La Virgen contesta: «Creed en mí, yo creeré en vosotros». Luego confía un secreto a la niña. En el momento de desaparecer añade: «Rezad mucho, hasta pronto».

Séptima Aparición: Lunes, 20 de febrero de 1933.

«Hijita, rezad mucho. Adiós.»

Hay nieve, hace mucho frío. Al final del segundo rosario Mariette extiende los brazos bruscamente y su plegaria se hace más rápida. La bella Dama ha bajado como de costumbre y se lleva consigo la niña hacia el manantial. Mariette se arrodilla en los sitios acostumbrados y reza cada vez que se para. En el manantial la Virgen sonriente como siempre y le dice: «Querida niña, reza mucho». Después, dejando de sonreír añade antes de marchase y con voz grave: «Hasta pronto».

Octava Aparición: Jueves, 2 de marzo de 1933.

«Soy la Madre del Salvador, Madre de Dios. Rezad mucho. Adiós.»

Llueve torrencialmente. A principios del primer rosario, de pronto para de llover, el cielo se aclara, las estrellas brillan. De pronto Mariette se calla, extendiendo los brazos. La Virgen aparece por la octava y última vez.

La Virgen lucía más hermosa y más sublime que nunca antes en sus visitas. Pero no se sonrió. Su rostro estaba muy serio. Quizás ella también estaba triste porque venía el final. Le dijo a la niña, YO SOY LA MADRE DEL SALVADOR, MADRE DE DIOS. REZAD MUCHO, ADIOS. Con eso, Ella puso las manos sobre Mariette, la bendijo con la señal de la cruz y se fue. Según se iba, las nubes cubrieron el cielo otra vez, y la lluvia volvió a caer implacablemente. Mariette no se daba cuenta de la lluvia que golpeaba su cara y su cuerpo. Se desplomó en la tierra, llorando convulsivamente, repitiendo Santa María mientras lloraba.

La reacción inmediata a la visita de Nuestra Señora a Banneux fue poderosa en cuanto a las grandes conversiones.

Después de la primera visita, la niña se convirtió. Su papá, que había sido la fuerza dominante de apatía y rebelión contra la Iglesia, experimentó cambio al momento. Ni en Lourdes, Fátima o Beauraing, ocurrieron los cambios tan rápidamente. Los padres de Bernardita Soubirous y Lucía dos Santos no aceptaron las apariciones hasta bastante después de que habían terminado. Sin embargo, aquí en Banneux, el poder de Nuestra Señora se sintió y se obedeció inmediatamente.

El sacerdote, Padre Jamin, se mantuvo reservado por algún tiempo, antes de que públicamente admitiera su creencia en la aparición. Su posición era difícil. La niña de su parroquia estaba declarando una visita celestial justamente al pie de otra que había sido declarada en el mismo país y en el mismo mes. Él sabía que surgirían comparaciones. Él también sabía que los ojos de Bélgica, y posiblemente de toda Europa estarían fijos en él y en su comportamiento. Un gran factor en su aceptación de las apariciones debe haber sido los frutos inmediatos que surgieron.

Casi inmediatamente, ocurrieron curas milagrosas.

El gran número de milagros que ocurrieron fue tan abrumador, que tomó por sorpresa a la Iglesia local. Durante algún tiempo, parecía que las apariciones en Beauraing y Banneux estaban compitiendo entre sí por reconocimiento. La Virgen también se hizo cargo de eso.

En 1949, ambas apariciones fueron aprobadas por la Iglesia, Beauraing el 2 de Julio, y Banneux el 22 de agosto. Son las últimas apariciones en recibir aprobación formal de la Santa Sede, aunque otras si tienen la aprobación de sus obispos.

La pequeña capilla que la Virgen había pedido fue construida, congregando a peregrinos de todas las naciones. En unos pocos años, la necesidad por este lugar de esperanza se hizo más aparente al pueblo de Bélgica y de toda Europa. Después de los años de guerra, el santuario de Banneux fue agrandado pues se construyó una basílica. La capilla original, construida en el lugar donde Nuestra Señora apareció primero, en el patio de la familia Beco, es todavía la atracción principal para los peregrinos que van allí.

A unas 150 yardas, está la estatua de Nuestra Señora de Banneux, LA VIRGEN DE LOS POBRES, parada sobre el manantial que ella reservó para todas las naciones, para aliviar el sufrimiento de los enfermos. En la actualidad de la fuente brotan 2000 galones de agua diarios, recordándonos el amor de la Virgen y las aguas del bautismo, fuente de vida y perdón.

Significado de los hechos.

El lugar y los momentos que la Virgen ha elegido tienen su significación. Los gestos hechos por la Virgen o pedidos a Mariette son reveladores. Todo el desarrollo de los eventos es rico en enseñanzas.

Los lugares: Banneux viene de «Banal”, lugar banal, trivial, común. Mucho antes de las apariciones, en 1914, los habitantes de Banneux, habían agregado a este nombre las palabras “Nuestra Señora” como un apelativo o sobrenombre para obtener la protección de su ciudad.

Hay una conexión entre las apariciones en Beauraing en diciembre de 1932 y Banneux en enero de 1933.

En Beauraing, el mensaje principal que se dio a la joven Fernande, fue ¿AMAN USTEDES A MI HIJO? ENTONCES SACRIFÍQUENSE POR MI. Los niños tuvieron mucho que sufrir para mantenerse fieles a la Virgen. Fueron así un testimonio para los fieles que deberían pronto sufrir mucho ante la persecución Nazi.

En Banneux, el mensaje predominante fue YO SOY LA VIRGEN DE LOS POBRES… CREAN EN MI, YO CREERÉ EN USTEDES.

El lugar escogido por la Virgen de los Pobres es un pequeño Villorio obrero en medio de prados y bosques; La Virgen escogió estar con los pobres. La familia Beco hizo su casa con sus propias manos. Este era el paisaje de la vida cotidiana de los pobres del mundo entero.

La elección de Mariette: Una niña pobre de una pequeña aldea pobre, pues ella es «La Virgen de los Pobres.»

El momento: La Virgen ha elegido su hora, el momento de las apariciones no es al azar; fue el tiempo de un invierno particularmente rudo, riguroso. Las apariciones ocurrían en la oscuridad de la noche. La Virgen vino a los pobres para iluminar sus tinieblas. También pasó entre dos guerras mundiales y una grave crisis económica golpeaba al pueblo; Fue también el momento del terror y la muerte a través del mundo a causa de la guerra y el odio que imperaba en 1933.

Con el holocausto de la Segunda Guerra Mundial, muchos comprendieron que Nuestra Señora estaba preparando a Europa, y al mundo entero, para los días obscuros que vendrían. ¿AMAN USTEDES A MI HIJO? ENTONCES SACRIFÍQUENSE POR MI, CREAN EN MI, YO CREERÉ EN USTEDES. La vida cristiana es comunión en el amor. Exige correspondencia.

Los gestos

La Virgen se aparece a la niña en su propio ambiente: Ella viene al domicilio de la niña, en el jardín. La Virgen está en movimiento. Mariette la ve venir de lejos, se aproxima, luego le hace señas. La Virgen le sonríe, la conduce a la fuente y tan pronto como la niña toma contacto con el agua, ella desaparece tal como había llegado.

La Virgen no se contenta con recomendar a la niña que vuelva a la fuente: Ella misma la acompaña, la precede y la guía. Esta marcha hacia la fuente tiene lugar cuatro veces: La conversión es un paso a retomar todos los días. Este camino es por lo tanto la imagen de nuestra vida cotidiana: Debemos salir de nosotros mismos y abrirnos a los demás.

Camino a la fuente

La fuente es el punto hacia donde la Virgen quiere hacernos llegar. Para dirigirse hacia la fuente, Mariette sigue el camino del Este, hacia el Oriente, donde sale el sol. El sol que sale para nosotros en la mañana de Pascua, es Cristo. Durante el trayecto, la pequeña avanza hacia la Virgen, más Ella va a Cristo, fuente de vida eterna.

El camino hacia la fuente se realiza con pasos rápidos, con dos paradas sobre el camino y la tercera delante de la fuente; Estos lugares donde Mariette cae arrodillada son siempre los mismos; Estas caídas repetidas nos recuerdan el Vía Crucis. Jesús cae camino al Calvario. La vida está llena de obstáculos. Pero hay que levantarse y seguir hasta la meta.

La Fuente, Las Naciones y Los Enfermos.

Nuestra Señora guió a Mariette al manantial. La fuente es la imagen de Cristo. María nos conduce a Jesús. Ella ha conocido a Dios por la Acción del Espíritu Santo y el Verbo se hizo carne en ella. Ella nos ayudará a preparar nuestro corazón para recibir a Jesús, su Hijo, fuente de nuestra salud. En su “Reserva esta fuente” Ella anuncia que El dará su ayuda a todos los que vengan a ella.

Ella desea que vengan «de todas las naciones». En el siglo XX, que conoció dos guerras mundiales y produjo por diversas regiones más mártires que ningún otro, la Virgen llama a todos sus hijos de todas las naciones a ser uno en Cristo. Ella, como madre, comparte el sufrimiento de los hombres, como su Hijo, vino a sufrir por la humanidad. Todos somos enfermos pues la peor enfermedad es el pecado.

Mariette le preguntó, «Hermosa Señora, usted me dijo ayer que este manantial estaba reservado para mí. ¿Por qué para mí?» María miró amorosamente a la niña, y se rió. La Señora aclaró:

«Este manantial está reservado para todas las naciones.»

Ella se detuvo por un momento y luego continuó, «Para aliviar a los enfermos.»

Hay en el mensaje dos sentidos. El sentido literal se trata de curaciones físicas. La Virgen, como Jesús, ama a sus hijos y cuida de ellos. En pocos meses de las apariciones, muchas curaciones físicas fueron registradas en Banneux. Peregrinos de toda Europa se congregaban, y finalmente de todos los rincones del mundo. Muy pronto estallaría la II Guerra Mundial causando millones de enfermos y heridos. Inclusive hay informes de que durante la guerra hasta los soldados Nazis vinieron a los santuarios de Beauraing y de Banneux, rogándole a María por curaciones, conversiones y liberaciones.

También hay un sentido aún más importante. Es el sentido espiritual. La Virgen busca la curación espiritual de sus hijos. Eso es mucho más importante. Ella vino a darle esperanza a «todas las naciones». Esperanza en medio de un mundo azotado por las consecuencias del pecado que llevó a la guerra. Muchas de las naciones, incluso la misma Bélgica, serían sometidas por los Nazis. Ya en 1917, la Virgen en Fátima quiso prevenir esta terrible guerra llamándonos a la conversión, pero no se le hizo caso.

María le dijo a la niña, -«Para aliviar a los enfermos». – Los próximos doce años iban a producir decenas de millones de enfermos- de la mente y del cuerpo. Vidas serían desarraigadas, destruidas. Familias serían separadas y destruidas. «Naciones enteras serán aniquiladas» – dijo la Virgen en Fátima.

Otras circunstancias.

La Virgen viene de lejos, pero no entra en la casa, Mariette tiene que acercarse, salir fuera en busca de ella. Así también la Virgen viene a nosotros, pero nosotros debemos acercarnos a ella.

Mariette tuvo que salir de su casa iluminada y calefaccionada hacia la oscuridad y el frío de la noche; Así nosotros debemos pasar de la luz y la comodidad de nuestro egoísmo a la noche oscura y fría de la Fe. El hecho que la Virgen le hizo el signo con la mano es muy particular, es la invitación a salir. Es la noche, ‘la hora del descanso y hace mucho frío. El llamado es exigente y responder no es fácil. Es necesario abrir primero el corazón para estar en forma de abrir la puerta.

Mariette choca con una puerta que su mamá se empeñó en cerrar con llave, este obstáculo marca el fin de la aparición. Pero no el fin de la fe de Mariette. En tres ocasiones la marcha hacia la fuente no tuvo lugar porque encontró obstáculos: la puerta cerrada, el desmayo de la niña y el pedido del Abad Jamín de un signo a la Virgen. En estas ocasiones, La Virgen no realizó su programa y volvió al jardín. La falta de fe deja la fuente sin uso.

Las visitas de la Virgen no son regulares, es una prueba para poder perseverar en la oración y en la vigilia, pues ella vela y reza.

El Mensaje.

La Virgen permaneció fuerte, silenciosa y casi no habló. El mensaje es sobrio y sereno. La Virgen anima y reconforta con la sonrisa.

Virgen de los Pobres:

En esta aparición la Virgen María se identifica como La Virgen de los Pobres. Se coloca entre los pobres y siendo Reina de Cielos y tierra, es pobre porque ha vivido siempre dependiendo de Dios. Ella era una de esas personas que la Biblia llama “Pobres de Yahveh”, es decir pobres de todo pero ricos de Dios.

¡Cuántos pobres infelices había en el mundo en ese invierno de 1933! Había la pobreza que muy obvia causada por la devastación de la Gran Guerra Mundial, seguida muy de cerca por la Depresión Mundial. Muchos quedaron en la completa indigencia.

También la pobreza de no tener el don de la Fe. Cuando este querido pueblo renunció a Jesús y a la Iglesia, renunciaron a su propia dignidad como hijos de Dios y a los muy hermosos regalos que Dios había derramado sobre ellos. Ellos pusieron su confianza en un sistema, en una forma de gobierno, en personas. Las personas siempre lo desilusionaran a uno, aun las mejores.

El llamado al compromiso:

Para ser entendida, la Virgen usa el dialecto local y palabras sencillas. Esta es una invitación a actuar y a comprometerse por Cristo en la vida diaria, en lo sencillo. Mariette estuvo decidida a hacer lo que ella le decía: “si ella me hubiera dicho de meterla en el fuego, yo lo hubiera hecho”. Ella fue obediente aunque no entendía los designios de la Virgen.

Ella posa sus manos en el agua y las abrió aunque su rosario se deslizó y cayó en el fondo de la fuente. El gesto de las manos dentro del agua es significativo: no podemos conformarnos con saber las cosas de Jesús ni admitir que Jesús está vivo entre nosotros; Es necesario reencontramos personalmente en un contacto concreto donde Él nos espera: en su Palabra y en los Sacramentos.

Llamado a la Fe:

Ante las dudas del sacerdote, María sonrió, pero no contestó por un largo tiempo. ¿No estaría triste nuestra madre porque siempre le pedimos señales aunque ya nos ha dado señales suficientes? ¿Qué más señal que las repentinas conversiones?- Sus ojos nunca se apartaron de la niña. Su sonrisa nunca desapareció de su rostro, pero sus ojos se pusieron muy serios. Finalmente, ella le dijo a Mariette: «Crean en Mí; Yo Creeré en Ustedes.»

El párroco, Padre Jamin, quedó incrédulo cuando Mariette repitió el mensaje de Nuestra Señora.

-«Pero eso es imposible.» dijo él. «Ella dijo, «Crean en mí», pero porque habría dicho ella «Yo creeré en ustedes».

La Virgen nos ha visitado muchísimas veces, comenzando en Zaragoza, cuando abrió las puertas para la evangelización de España. Ella ha manifestado portentosamente el poder de su Hijo, sanando y suscitando conversiones. Pero nuestros corazones son muy duros para aceptar, aun cuando la razón demuestra la realidad de su milagrosa intervención.

La Virgen tiene como su principal deseo que nosotros creamos en su Hijo quien nos revela toda la verdad.

El milagro de la Virgen de Guadalupe, que la ciencia ha podido certificar como milagro que continúa, los milagros de curaciones en Lourdes, abalados por rigurosos exámenes médicos, el milagro del sol en Fátima… ¡Tantos milagros! ¿Cómo es posible que aun la gran mayoría de los católicos se mantengan indiferentes? El mundo nos mantiene ciegos y ocupados en las cosas temporales sin entender la trascendencia de la vida.

Así que en 1933, escasamente 15 años después del Milagro del Sol, la Virgen regresa por sus hijos incrédulos y nos dice «Crean en Mí; Yo Creeré en Ustedes.» ¿Qué significan estas palabras? La Virgen tiene como su principal deseo que nosotros creamos en su Hijo quien nos revela toda la verdad. Pero para podernos instruir ella sabe que es necesario que abramos el corazón a confiar en ella: la confianza que se le debe a la madre de la familia que ha sido siempre amorosa y fiel.

La Virgen nos pide correspondencia de fe y confianza.

¿Cómo podrá la madre creer en nosotros si no somos capaces de reconocerla cuando ella se hace presente con tantas evidencias? ¿Cómo puede la Virgen creer en nosotros si nuestro corazón está tan endurecido que continuamos en nuestros pecados y nuestra indiferencia? Ella jamás deja de amarnos, pero no puede creer en el comportamiento de los que se obstinan en rechazarla.

El 15 de febrero de 1933, María sabía los nubarrones de guerra y odios que se avecinaban sobre sus hijos y que las fuerzas satánicas habían sido desatadas en Alemania, a menos de 100 millas de Banneux. En los próximos años tomarían a Bélgica y a casi toda Europa. Ella quería prevenir el desastre. Cuando eso ya no era posible por tanto pecado y rebelión, quería fortalecer a los pocos fieles suyos para que se mantuvieran firmes en la tribulación. Por eso dice: «CREAN EN MI; YO CREERÉ EN USTEDES». Es una madre angustiada por sus hijos que les pide que confíen en ella, que se restauren los lazos de amor en la familia de Dios.

«CREAN EN MI; YO CREERÉ EN USTEDES».

CREAN EN MI, Y USTEDES PODRÁN ENCUMBRARSE A LA ALTURA DEL CIELO, OBTENER EL SUEÑO IMPOSIBLE, PORQUE YO CREO EN USTEDES. Ella sabía cómo sus hijos serían rebajados al nivel de animales en los siguientes 12 años y por eso quería comunicarles la fe, la esperanza, y la fortaleza que necesitarían para sobrevivir los años de guerra.

El mensaje de la Virgen tiene un sentido inmediato en los acontecimientos de Europa en aquel momento pero son también para todos nosotros en cualquier momento. La lucha entre el bien y el mal sigue igual. La confianza en La Virgen es más importante que nunca. Muchos líderes piden que confiemos en ellos. Pero ¿son dignos de confianza? ¿En qué nos basamos para discernir? A nadie fuera de Jesús le podemos tener el grado de confianza que le debemos a María. Deberíamos saber discernir confiados en María y nunca sin ella. De esta manera nadie nos pudiese engañar.

Cada vez que Nuestra Señora dejaba a Mariette, la niña quedaba desolada.

Sin embargo, ella tenía el recuerdo de la visita, y la anticipación de la siguiente visita le daba fortaleza. Pero ella sabía que su tiempo privilegiado con María tendría que llegar a un final. El 2 de marzo llovió tan fuerte que parecía que el cielo estaba triste porque el final estaba cerca. Mariette salió, cubierta con un chal y una sombrilla y empezó a orar. Pronto las lluvias pararon. Las nubes se dividieron, revelando estrellas y el cielo. A través de la abertura en las nubes, la Reina del Cielo y de la Tierra vino por última vez a visitar a la pequeña niña de Banneux.

El mensaje es para cada uno de nosotros hoy. Debemos tener un alma de niño para entregarnos totalmente en las manos de Dios, de Jesús y de María. La persecución toca diferente en los diversos lugares pero todos somos afectados en alguna forma. El Papa nos habla de la cultura de la muerte. La mayoría ya no cree ni en la fe ni en la moral. Dicen que todo eso es «anticuado».

Cada día miles de niños son abortados, millones viven en la miseria, continúa la violencia, la corrupción, la destrucción de las familias… No es que falten los recursos, solo falta el amor necesario para amar a Jesús y sacrificarnos por amor a Él y a la Virgen. No creemos ni somos dignos de que crean en nosotros.

Madre del Salvador, Madre de Dios.

La Virgen declara enfáticamente en su última aparición: «Yo SOY la Madre del Salvador, Madre de Dios”, El primer llamado de las palabras del Ángel que anuncia a María que va tener un hijo a quien dará el nombre de Jesús, que significa “Dios salva”. En la noche de Navidad, los ángeles anuncian a los pastores: «Ha nacido hoy en la ciudad de David un Salvador que es el Cristo, el Señor».

Salvarnos a todos reconciliándonos con el Padre es la misión de Jesús. María, su Madre le asiste desde el inicio hasta el final de su vida, para tomar parte íntima en la obra de salvación del mundo. Ella intercede hoy por nosotros para ayudarnos a entrar en la gracia de salvación que viene de Jesús.

Con el título de «Madre de Dios», la Virgen vuelve a tomar el más grande título de gloria que nosotros le atribuimos. Este título le fue reconocido en el Concilio de Éfeso en el año 431. Este Concilio puso fin a las querellas doctrinales sobre Jesús, sobre la fe de Dios y el hombre.

El símbolo de Éfeso precisa que las dos naturalezas, humana y divina de Cristo, sean unidas sin confusión y por lo tanto María es verdaderamente “Madre de Dios”. María, como creatura es infinitamente inferior a Dios, pero como Madre de Dios, es superior a todas las otras creaturas. Nosotros podernos contar con su poderosa intercesión.

Recen mucho

La Virgen insiste en la oración. En las tres últimas apariciones (6,7 y 8) la Virgen lanza un llamado: «Recen mucho». Ella reitera las recomendaciones urgentes que leemos en el Nuevo Testamento: “Vigilen y oren en todo momento” y “Oren sin descanso». Es lo más necesario y de lo que más nos olvidamos. La Virgen viene a recordarnos la urgencia de la oración y dice sencillamente: “Recen mucho”.

Oraciones.

Oración de Mnr. Kerkhofs:

María, Virgen de los Pobres,
Tu eres bendita entre todas las mujeres
y bendito es Dios, nuestro Padre,
que te ha enviado a nosotros.

Lo que tú has sido siempre para nosotros
lo sigues siendo y lo serás
siempre para aquellos que, como
nosotros y aún mejor que nosotros,
te ofrecen su fe y su oración.

Tú serás para nosotros
lo que has revelado en Banneux:
La Mediadora de todas las gracias,
la Madre del Salvador, Madre de Dios,
la Madre compasiva y poderosa
que ama a los pobres y a todos los hombres,
alivia el sufrimiento,

que salva a los individuos y a las sociedades,
la Reina y la Madre de todas las naciones,
que ha venido a nosotros para conducir
a los que se dejan guiar por ti hacia Jesús
verdadera y única Fuente de la vida eterna.

Mgr. L. J. Kerkhofs,
Obispo de Lieja (Diócesis donde está Banneux)

Oración preparatoria al Rosario.

Nuestra Señora de Banneux, Madre del Salvador, Madre de Dios, VIRGEN DE LOS POBRES,
tú nos invitas a creer en ti y nos prometes creer en nosotros. Yo pongo en ti toda mi confianza.

Dígnate escuchar las oraciones que nos has pedido elevar hacia ti; ten piedad de todas nuestras miserias espirituales y temporales.

Implora para cada uno de nosotros la riqueza de una fe profunda, la paz del corazón y el entendimiento en nuestras familias y comunidades.

Alivia los enfermos, apacigua los sufrimientos, ruega por nosotros; y así, por tu mediación, el reino de Cristo se extienda sobre todas las naciones. Amén.
Virgen Santísima.
No nos abandones ante las tribulaciones de nuestros tiempos. Creemos en ti y tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Nos comprometemos a serte siempre fieles. Queremos entrar en tu Corazón Inmaculado para aprender de ti a ser discípulos de Jesús. Qué nunca nos avergonzamos de ti ni de tu Hijo. Nos comprometemos a buscar nuestra conversión, a rezar cada día y a recurrir a los sacramentos. Queremos ser tus hijos dóciles, humildes y valientes para honrarte en este mundo hasta que nos lleves al cielo. Amén.

La devoción a la Virgen de los Pobres en Latinoamérica.

En Paraguay hay una réplica de la Virgen de Banneux en una gruta junto al río Paraná, cerca de la ciudad de Encarnación. Al otro lado del río esta la ciudad Argentina de Posadas. Se le llama «Virgen de los Pobres, Virgen de Itacua. Es una estatua similar a las que envía el Santuario de Banneux. No se sabe cómo llegó hasta Paraguay pues el santuario de Banneux no tiene registro de haberse enviado dicha imagen. Muy cerca de la gruta esta la central Itacua. Esta zona fue evangelizada por el mártir San Roque Gonzales.

En Argentina:

1- Parroquia «Virgen de los Pobres» en la provincia de Salta.

2- Capilla «Virgen de los Pobres», Diócesis de San Isidro.

También hay devoción en Chile y otros países.

Fuente: https://es.catholic.net/

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NUESTRA SEÑORA DE BANNEUX