CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

LIBERTAD

Libertad

Libertad

(Del lat. libertas, -atis.).

Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos.
Estado o condición de quien no es esclavo.
Estado de quien no está preso.
Falta de sujeción y subordinación.
Facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres.

Fuente: Diccionario de la Real Academia Española

Su opuesto es: Cautiverio

Para felicidad de todos hace ya muchos años que la esclavitud dejó de existir en el mundo. Ya nadie puede apropiarse de otra persona y usarla para ganar dinero. Sin embargo esa no es la única forma de perder la libertad.

Existen muchas situaciones que limitan nuestra capacidad de actuar y decidir. Algunas de ellas proceden del mundo exterior: personas dominantes que nos fuerzan a cosas que no queremos o personas autoritarias que desean ordenar cada una de nuestras acciones. Otras situaciones proceden de nuestro interior: no pensar con claridad, guiarnos sólo por el instinto o, incluso, no reconocer la libertad de los demás. Varias conductas esclavizan a las personas: la ambición por el dinero, el uso de alcohol o drogas, la búsqueda constante de sexo o hasta el empleo excesivo de los video-juegos.

La mejor forma de prevenir todo ello es convertirte en dueño de tu vida: permanecer siempre en la «torre de control», pensar con cuidado qué decisiones tomas para avanzar por un camino de satisfacción y desarrollo.

Viviendo el valor

El valor de la libertad se refiere a la capacidad de actuar según nuestras propias decisiones y escoger cada uno de los pasos que queremos dar y sus diferentes aspectos. Su ámbito abarca asuntos muy importantes como la vida familiar, la elección de un oficio u ocupación, así como también temas de la vida diaria: ¿Qué deseo hacer en este momento? Se ejerce plenamente cuando la persona puede considerar con cuidado y objetividad sus decisiones y vive en un entorno que le permite llevarlas a cabo.

Un hombre libre es un hombre responsable

Cada persona es única y diferente. Cada una tiene planes propios para su vida. La libertad le permite esforzarse para cumplirlos y en ese esfuerzo ir creciendo cada vez más. Para lograrlo es necesario que nada nos sujete, que nadie nos impida dar pasos por ese camino. A veces tenemos que luchar para conquistarla. Pero esa lucha no implica pleitos constantes con los demás.

Requiere mucho mayor cuidado. El primer punto es aclarar nuestro pensamiento «¿Qué quiero hacer realmente»?. El segundo es considerar si eso nos ayudará a ser mejores y a estar más felices. Luego hay que tomar en cuenta a los demás: «¿Lo que voy a hacer no daña la libertad de los demás?» Cuando ya seguimos estos pasos podemos tomar una decisión y actuar. El cuidado que tenemos para guiar nuestra libertad se llama responsabilidad y es un punto muy importante porque de él depende nuestra vida.

Haz que tu voz se escuche. Expresa tus ideas. Cuando recibas una instrucción de alguien pregúntale con cortesía qué objetivo están buscando.

-Cuida la libertad de los demás. Cuando desees algo de ellos, pregúntales primero qué piensan y si están de acuerdo.
-Antes de imitar las conductas de los otros (su forma de vestir, de hablar o el deporte que practican) piensa si tú realmente quieres eso.
-Defiende tus puntos de vista y respeta los de los otros. Quizá de la combinación surja la mejor idea para todos.

Por el camino de la libertad

A veces parece cómodo que los otros decidan por ti. Trata de evitarlo siempre. Esfuérzate en pensar y crear tus propias ideas. Así tú sólo vas trazando el camino de tu vida.

Cuando tú mismo no tengas claro qué quieres busca la ayuda de alguien en quien confíes. Pregúntale qué haría en una situación semejante y aprende de sus experiencias.

No confundas la libertad con el olvido de tus obligaciones. Piensa que cuando éstas tienen sentido (por ejemplo, hacer a diario tu tarea escolar) te sirven para conquistar más libertad: elegir la ocupación que quieras, obtener los medios para vivir bien, etcétera.

Las personas y los grupos de personas luchan por su libertad.

Hay veces en que este deseo abarca a países enteros. Un buenejemplo es la guerra de Independencia en México.

Desde 1521 cuando los españoles conquistaron la gran Tenochtitlán, el territorio se convirtió en una colonia de la corona que tomaba todas las decisiones y recibía los mayores beneficios. Con el paso de los años (casi tres siglos), los habitantes de la llamada «Nueva España» ya querían tener un gobierno propio, dar forma a una gran nación.

Un grupo de hombres decidió que era momento de luchar por la independencia de México. Después de planear todo con cuidado, el 15 de septiembre de 1810 en el pueblo de Dolores, el padre Miguel Hidalgo y Costilla tocó las campanas de la iglesia para reunir a los habitantes y llamarlos a la lucha.

Empezaba así la guerra de Independencia. Para conquistarla fue necesario el esfuerzo y la vida de miles de personas. México lo logró once años después, el 24 de agosto de 1821.Había surgido un nuevo país que podía decidir su camino hacia el futuro

Frases

La libertad está en ser dueños de nuestra propia vida.

– Platón

La libertad es la esencia de la vida.

– José Martí

En la bandera de la libertad bordé el amor más grande de mi vida.

– Federico García Lorca

La raza humana se encuentra en la mejor situación cuando posee el más alto grado de libertad.

– Dante Alighieri

Nadie puede ser perfectamente libre hasta que todos lo sean.

– San Agustín.

La libertad es como la vida, sólo la merece quien sabe conquistarla todos los días.

– Johann Wolfgang von Goethe

Una persona libre toma decisiones propias para construir su vida. Lo hace con cuidado de sí misma y de las personas que la rodean.

– Anónimo

El hombre nace libre, responsable y sin excusas.

– Jean Paul Sartre.

La libertad significa responsabilidad; por eso, la mayoría de los hombres le tiene tanto miedo.

– George Bernard Shaw

La libertad es aquella facultad que aumenta la utilidad de todas las demás facultades.

– Immanuel Kant

Ser hombre es ser libre.

– Karl Jaspers

No hay en el mundo señorío como la libertad del corazón.

– Baltasar Gracián

Cuento

Una lección para el gallo

Aunque nadie olvidaba sus obligaciones, la vida en el pajar era muy divertida. Vivían en él doce gallinas con sus polluelos y una pareja de ratones con sus crías. ¡Se la pasaban tan bien! Las gallinas conversaban en voz alta, los polluelos corrían de un lado al otro y los ratones desordenaban los montones de heno. Todos entraban y salían a su gusto.

El dueño de la granja era un hombre de buen carácter pero no aguantaba tanto escándalo. Además, siempre se le hacía tarde para levantarse. Para resolver los dos problemas decidió comprar un gallo. Cuando éste llegó al corral todos pensaron que con él podrían divertirse aún más. Pronto se desilusionaron:

—No perdamos el tiempo —dijo el gallo. ¡A trabajar!

Exigió a las gallinas guardar silencio. Les prohibió a los polluelos salir a jugar y expulsó a los ratones.

—¡Déjalos seguir viviendo acá! —pidieron las gallinas.

—No. Y yo soy el que manda aquí.

El corral se volvió un lugar triste. No se permitían visitas, charlas o juegos. Todos se despertaban de madrugada. El orgulloso gallo salía a eso de las cuatro, se encaramaba en un palo y desde allí cacareaba “Quiquiriquí, quiquiriquí” hasta ponerles las plumas de punta. Poco a poco fue creciendo el disgusto.

—Es un tirano —comentaban en voz baja las gallinas.

Aprovechando un agujero en la esquina del pajar, se pusieron de acuerdo con los ratones. Cada quien dio su opinión y tramaron un plan. Una noche, cuando el gallo dormía, uno de los ratones untó con goma el palo donde se subía a cantar.

Como todas las madrugadas, el gallo se trepó: “Quiquiriquí, Quiquiriquí”, Pero al querer bajar no pudo mover las patas: las tenía pegadas.

Los habitantes del pajar reanudaron su vida de antes. El gallo pasó varios días a la intemperie, pegado a la percha, hasta que una noche les preguntó:
—¿Para qué me hicieron esto?
—Para que veas lo desagradable que es que alguien te imponga su voluntad —respondieron.
Tras pensarlo, el gallo les pidió perdón. Entre todos lo ayudaron a bajar de la percha y desde entonces nadie da órdenes en el pajar: los habitantes (incluyendo al gallo) se ponen de acuerdo para trabajar —y divertirse— juntos.

—Fábula popular.

Cuento

El autobús y el ferrocarril

En la plaza de la estación del ferrocarril, un autobús esperaba a los viajeros que debían llegar en el tren de las 9 de la mañana. Este llego con toda puntualidad y, durante los minutos en los que el tren aguardaba a que le dieran la salida y el autobús iba recibiendo a los pasajeros y sus equipajes, ambos entablaron esta conversación:

-Querido autobús, tu haces lo que te viene en gana; puedes circular con plena libertad; vas por donde te apetece; se te antoja girar a la izquierda o a la derecha , nadie ni nada te lo impide; tu eres libre de verdad . ¡Que suerte tienes! Yo, en cambio, siempre estoy sujeto a estas vías de hierro; ¡Que desgracia la mía si intentara salirme de estos rieles que marcan inexorablemente mi camino!
-¡Cuanta razón tienes, viejo amigo ferrocarril! Yo puedo escoger mi ruta y cambiarla cuantas veces lo desee; puedo descubrir lugares nuevos, horizontes insospechados; incluso, si me apetece, me detengo en una pradera verde y descanso un ratito mientras mis ocupantes toman su almuerzo. Es cierto, pero no todo es tan bonito.

¿Tú sabes la cantidad de peligros a los que estoy expuesto a cada instante?

Debo andar de ojo avizor en cada paso que doy; los otros vehículos me asaltan por todos lados. ¡Ay de mí, si me disgusto un segundo! ¿Y si me salgo de la carretera, y si me arrimo demasiado a la cuneta, y si me deslumbra el automóvil de enfrente? La catástrofe puede ser monumental.

-Es verdad, no se me había ocurrido. Mi sumisión a la vía reduce mi libertad, pero aumenta mi seguridad. Puedo circular kilómetros y kilómetros con los ojos cerrados y puedo alcanzar velocidades de en sueño…siempre que no me salga de mis pulidos rieles. No soy dueño de mi dirección: mi itinerario me lo marcan los demás; y los cambios de agujas me solucionan las encrucijadas que me podrían hacer dudar.

-Si, viejo tren. Nos ocurre como a las personas ¿sabes? A mas libertad, mas riesgos, mayores peligros, mas responsabilidad ante las decisiones. Es muy bello ser libre, pero también es muy difícil. El precio que hay que pagar por la libertad es altísimo, pero vale al pena.

El dialogo quedo interrumpido por el silbido del jefe de estación que daba la salida al expreso Madrid – Barcelona. Al mismo tiempo alguien, dentro del taxi preguntaba en voz alta:
-¿Por donde vamos a pasar?

—Cuento popular.

Cuento

El loro sabio

Existió un loro muy hermoso. Su lomo era verde, el pecho tenía tonalidades anaranjadas y amarillas, y su cabeza azul estaba rematada por un pico café oscuro. Había viajado por todos los reinos de Asia. Su belleza lo había hecho popular y decenas de hombres deseaban tenerlo como mascota. Pero él prefería vivir libre en la jungla de Malasia.

Un día fue avistado por el riquísimo Maharajá de Jaipur, quien envió a sus emisarios a entrevistarse con él. Tras prometerle grandes riquezas, lo convencieron de trabajar en el palacio.  Bueno, trabajar era un decir. Pasaba todo el día aburrido en su espaciosa jaula de plata pura, escuchando comentarios de admiración. Aunque compartía los lujos, las comodidades y los manjares del Maharajá -incluso recibía su sueldo en forma de zafiros y esmeraldas- anhelaba la brisa de la costa, la posibilidad de extender sus alas sobre los plantíos de flores, sus divertidos juegos con las otras aves…

Un día solicitó una entrevista con el Maharajá.

-Amo, quiero regresar a la selva ¿Puedes dejarme libre? -le pidió.
-Aquí no te falta nada. Allá pasarás frío y calor, y te mojará la lluvia -respondió el Maharajá.
Ante su resistencia el loro sabio planeó fugarse. Aprovechando un descuido del lacayo que limpiaba a diario su jaula, se salió de ésta. Voló por las estancias del palacio y alcanzó la ventana mayor. Los servidores salieron a perseguirlo, pero nada pudieron hacer. Pronto fue sólo un pequeño punto verde en la lejanía.

Cuando regresó a la selva, todos los animales le dieron la bienvenida.

-¿Y de qué vas a vivir ahora? -preguntaron sus vecinos.

-De mis historias. Me dedicaré a contar todo lo que he visto. Quienes escuchen mis relatos podrán darme algo a cambio.

Así fue. Por las mañanas, el loro salía a volar a su antojo: no le importaban ni el calor ni los aguaceros. Todas las tardes llegaban a verlo ardillas, conejos y hurones.

Unos le llevaban semillas de girasol, otros le ofrecían brotes frescos de bambú y bayas silvestres.

A cambio, él les describía la vida en la corte del Maharajá, las puestas de sol en Tasmania, y su escape de la jaula de plata, entre cientos de aventuras.

Sus seguidores se pusieron de acuerdo para nombrarlo el poeta oficial del reino de la jungla. Allí vive feliz desde entonces.

-Cuento malayo.

Actividades

Actividad 1

Para poder realizar esta actividad:

Leer el cuento: El autobús y el ferrocarril

En la plaza de la estación del ferrocarril, un autobús esperaba a los viajeros que debían llegar en el tren de las 9 de la mañana. Este llego con toda puntualidad y, durante los minutos en los que el tren aguardaba a que le dieran la salida y el autobús iba recibiendo a los pasajeros y sus equipajes, ambos entablaron esta conversación:

-Querido autobús, tu haces lo que te viene en gana; puedes circular con plena libertad; vas por donde te apetece; se te antoja girar a la izquierda o a la derecha , nadie ni nada te lo impide; tu eres libre de verdad . ¡Que suerte tienes! Yo, en cambio, siempre estoy sujeto a estas vías de hierro; ¡Que desgracia la mía si intentara salirme de estos rieles que marcan inexorablemente mi camino!
-¡Cuanta razón tienes, viejo amigo ferrocarril! Yo puedo escoger mi ruta y cambiarla cuantas veces lo desee; puedo descubrir lugares nuevos, horizontes insospechados; incluso, si me apetece, me detengo en una pradera verde y descanso un ratito mientras mis ocupantes toman su almuerzo. Es cierto, pero no todo es tan bonito.

¿Tú sabes la cantidad de peligros a los que estoy expuesto a cada instante?

Debo andar de ojo avizor en cada paso que doy; los otros vehículos me asaltan por todos lados. ¡Ay de mí, si me disgusto un segundo! ¿Y si me salgo de la carretera, y si me arrimo demasiado a la cuneta, y si me deslumbra el automóvil de enfrente? La catástrofe puede ser monumental.

-Es verdad, no se me había ocurrido. Mi sumisión a la vía reduce mi libertad, pero aumenta mi seguridad. Puedo circular kilómetros y kilómetros con los ojos cerrados y puedo alcanzar velocidades de en sueño…siempre que no me salga de mis pulidos rieles. No soy dueño de mi dirección: mi itinerario me lo marcan los demás; y los cambios de agujas me solucionan las encrucijadas que me podrían hacer dudar.

-Si, viejo tren. Nos ocurre como a las personas ¿sabes? A mas libertad, mas riesgos, mayores peligros, mas responsabilidad ante las decisiones. Es muy bello ser libre, pero también es muy difícil. El precio que hay que pagar por la libertad es altísimo, pero vale al pena.

El dialogo quedo interrumpido por el silbido del jefe de estación que daba la salida al expreso Madrid – Barcelona. Al mismo tiempo alguien, dentro del taxi preguntaba en voz alta:
-¿Por donde vamos a pasar?

2) Reflexiona sobre los siguientes puntos:

¿ Quien crees que es mas libre el autobús o el tren? ¿Por qué?
¿ Por qué cuando hay mas libertad, debe existir una mayor responsabilidad?
¿Cómo ejerces tu la libertad?

Actividad en grupo

Noticias y poema “LIBRE PARA..”
Los niños, solos o con ayuda de sus padres, deberán buscar una noticia en el periódico, revistas, boletines, etc., que se relacione, de acuerdo con los contenidos anteriores, con el valor de la libertad. Con los recortes de la noticia a la mano y con ayuda del maestro, los niños contestaran las siguientes preguntas:
En tu noticia ¿Quién o quiénes toman las decisiones?
¿Crees que se tomo la decisión adecuada? ¿Por qué?
¿A qué se comprometió en su decisión esa persona?
¿Qué consecuencias puede haber de esta decisión? ¿por qué?
¿Qué ventajas tuvo esta decisión?

Actividad 2

Formen grupos de 4 o 5 compañeros.
Lean el siguiente texto y elaboren 3 conclusiones.

Libertad de elegir

Tengo que aprender a elegir:
Veo la televisión o leo o repaso matemáticas.

Y saber porque elijo una actividad y rechazo otras.
Repaso matemáticas porque mi maestra me dijo que necesitaba practicar; luego leeré y dejaré la televisión para el día sábado.

Elige siempre con tu corazón y con tu inteligencia.
No olvides los buenos consejos
de las personas que te quieren bien.

No permitas que nadie te quite la libertad de elegir.

Escribe tus 3 conclusiones:

  1. ____________________________________
  2.  ____________________________________
  3.  ____________________________________

Para todos los días de esta semana practica tu libertad escogiendo entre dos opciones la mejor (por ejemplo: yo decido portarme bien o portarme mal en el salón de clases, yo decido poner atención a la maestra o no hacerle caso, yo elijo entre jugar bien con mis amigos o jugar brusco con ellos, etc.)

Mi desafío de esta semana: _________________________________________

Actividad

Una lección para el gallo

Aunque nadie olvidaba sus obligaciones, la vida en el pajar era muy divertida. Vivían en él doce gallinas con sus polluelos y una pareja de ratones con sus crías. ¡Se la pasaban tan bien! Las gallinas conversaban en voz alta, los polluelos corrían de un lado al otro y los ratones desordenaban los montones de heno. Todos entraban y salían a su gusto.

El dueño de la granja era un hombre de buen carácter pero no aguantaba tanto escándalo. Además, siempre se le hacía tarde para levantarse. Para resolver los dos problemas decidió comprar un gallo. Cuando éste llegó al corral todos pensaron que con él podrían divertirse aún más. Pronto se desilusionaron:

—No perdamos el tiempo —dijo el gallo. ¡A trabajar!
Exigió a las gallinas guardar silencio. Les prohibió a los polluelos salir a jugar y expulsó a los ratones.
—¡Déjalos seguir viviendo acá! —pidieron las gallinas.
—No. Y yo soy el que manda aquí.

El corral se volvió un lugar triste. No se permitían visitas, charlas o juegos. Todos se despertaban de madrugada. El orgulloso gallo salía a eso de las cuatro, se encaramaba en un palo y desde allí cacareaba “Quiquiriquí, quiquiriquí” hasta ponerles las plumas de punta. Poco a poco fue creciendo el disgusto.
—Es un tirano —comentaban en voz baja las gallinas.
Aprovechando un agujero en la esquina del pajar, se pusieron de acuerdo con los ratones. Cada quien dio su opinión y tramaron un plan. Una noche, cuando el gallo dormía, uno de los ratones untó con goma el palo donde se subía a cantar.
Como todas las madrugadas, el gallo se trepó: “Quiquiriquí, Quiquiriquí”, Pero al querer bajar no pudo mover las patas: las tenía pegadas.

Los habitantes del pajar reanudaron su vida de antes. El gallo pasó varios días a la intemperie, pegado a la percha, hasta que una noche les preguntó:
—¿Para qué me hicieron esto?
—Para que veas lo desagradable que es que alguien te imponga su voluntad —respondieron.
Tras pensarlo, el gallo les pidió perdón. Entre todos lo ayudaron a bajar de la percha y desde entonces nadie da órdenes en el pajar: los habitantes (incluyendo al gallo) se ponen de acuerdo para trabajar —y divertirse— juntos.

—Fábula popular.

Reflexiona:

¿Qué opinas de la actitud del gallo?
¿Qué implica ser libre?
¿Cómo podemos ejercer nuestra libertad sin afectar a otros?
¿Qué implica que ejerzamos con plenitud nuestra libertad?
Persona: ¿Por qué es importante expresar tus ideas y tener libertad de pensamiento?
Familia: ¿Cómo aprendemos a tomar decisiones y ejercer nuestra libertad?
Escuela: ¿Qué espacios existen en nuestra escuela para que nosotros ejerzamos nuestra libertad de expresión?
Comunidad: ¿Cómo se fomenta en la localidad el ejercicio de la libertad?

Fuente: www.valores.com.mx

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