CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

LECTIO SEPTIEMBRE 24 DE 2023

25 del Tiempo Ordinario

25 del Tiempo Ordinario

TRABAJADORES EN LA VIÑA DEL SEÑOR (I):
Comprender y agradecer la inmensa bondad y generosidad de Dios con los otros
Lectio de Mateo 20,1-16

Introducción

Este domingo comenzamos a leer una serie de tres parábolas que se desarrollan, todas ellas, en el ámbito de una viña: (1) la contratación y paga de los trabajadores para una viña (20,1-16); (2) el padre que manda a sus dos hijos a trabajar a la viña (21,28-32); y (3) los viñadores homicidas (21,33-43). Curiosamente, al menos, en el hemisferio norte del planeta, este mes de septiembre es el de las vendimias.

A partir de las tres parábolas, los temas del llamado al campo del trabajo, la responsabilidad, la justicia, la voluntad de Dios y la gratuidad/recompensa colorean el tema del discipulado que el evangelista Mateo nos viene perfilando en este año litúrgico.

Leyendo en este domingo la parábola “de los trabajadores de la viña” (Mateo 20,1-16), a partir de su énfasis de la paga de los empleados, nos encontramos con una bellísima enseñanza de Jesús que replantea nuestra forma habitual de pensar:

(1) con relación a Dios: la generosidad y la bondad de Dios está por muy encima de las matemáticas humanas que reclaman el premio a los méritos;
(2) con relación a los hermanos: no hay que compararse.

1. Anotaciones iniciales sobre el texto de Mateo 20,1-16

El contexto literario

Una vez que Jesús termina su cuarto gran discurso, sobre la “vida comunitaria” (ver Mateo 18,1-35), Mateo –siguiendo muy de cerca la versión de Marcos- nos presenta la vida del Reino en tres esferas de la vida:

(1) el matrimonio (19,1-9);
(2) el celibato opcional por Reino (19,10-12);
(3) los niños (19,13-15) y (4) el joven (19,16-22).

La actitud de los niños (“de los que son como éstos es el Reino”, 19,14) se contrapone al del joven rico (“difícilmente un rico entrará en el Reino”, 19,23).

Pedro interviene entonces y le dice a Jesús: “Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿Qué recibiremos, pues?” (19,27). Jesús le responde con el dicho sobre los tronos (ver 19,28) y con el anuncio de una recompensa “al ciento por uno” y la herencia de “la vida eterna” (19,29). Y al final agrega: “Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos serán primeros” (19,30).

Esta última frase de Jesús se encuentra antes y después de la parábola de los trabajadores de la viña (una “inclusión” de 20,1-16), permitiendo entender que la parábola intenta dar explicación de esta frase; con todo, la parábola va mucho más allá.

El contexto social

Todo se desenvuelve en torno a las acciones que debe realizar un propietario, parece ser de un latifundio (por la cantidad de trabajadores que necesita), para llevar a cabo la vendimia de su viña. Es el mismo propietario, y no su administrador, quien sale a hacer los contratos.

El tiempo del trabajo va de sol a sol (como en el Salmo 104, 22-23). Por ello se paga un “denario”, una moneda de plata romana (el equivalente para los judíos era medio “siclo”), que era la medida salarial para un día de trabajo pesado (¿Cuánto se paga hoy por un día de trabajo?). Los contratos parecían realizarse a primera hora de la mañana; hay un dicho rabínico tardío que decía que “el patrón tiene que levantarse un poco antes que los trabajadores, si quiere contratarlos” (Rashi).

Trabajar por un día ciertamente no daba estabilidad económica ni, por lo tanto, seguridad en la vida; de ahí la preocupación por una buena paga, como lo plantea esta parábola. De todas maneras ni siquiera un denario parecía ser una paga suficiente, en Tobías 5,15 se muestra que al dinero se le añadían los alimentos de la jornada.

Se muestra cierto interés del patrón por los desempleados: “¿Por qué estáis aquí todo el día parados?” (20,6). Y al mismo tiempo cuánto depende la sobrevivencia de algunas personas de este tipo de contratos: “Es que nadie nos ha contratado” (20,7).

Con estos elementos Jesús arma una parábola cuyo punto focal está en la segunda parte, en las palabras finales del patrón.

Estructura

El pasaje tiene tres partes:

(1) Primera parte de la parábola: el contrato de los trabajadores (20,1-7).

El ritmo temporal va estructurando esta parte:

20,1b-2: El patrón “salió” a la “primera” hora de la mañana
20,3-5a: El patrón “salió” a la hora “tercia” (las 9 de la mañana)
20,5b: El patrón “salió” a las horas “sexta” y “nona” (las 12 y las 3 de la tarde)
20,6-7: El patrón “salió” a la hora “undécima” (las 5 de la tarde).

(2) Segunda parte de la parábola: la paga de los trabajadores (20,8-15). Tiene tres momentos:

El pago (20,8-10).
La protesta de los de la primera hora (20,11-12)
La explicación del patrón (20,13-15)

(3) Un dicho conclusivo de Jesús que enmarca la parábola (20,16; ver 19,30)

Con este criterio, leamos cuidadosamente el pasaje completo de Mateo 20,1-16, de manera que lo percibamos mejor:

Primera parte: El contrato de los trabajadores

“1 En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario…

Primera salida del patrón

…que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. 2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Segunda salida del patrón

3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, 4 les dijo: «Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.»
5 Y ellos fueron.

Tercera y cuarta salida del patrón

5b Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.

Quinta salida del patrón

6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’
7 Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado’.
7b Díceles: ‘Id también vosotros a la viña’.

Segunda parte: la paga de los trabajadores

El pago

8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros’.
9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.
10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno.

La protesta de los trabajadores de la primera hora

11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, 12 diciendo: ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor’.

La explicación del patrón

13 Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario?
14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti.
15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero?  ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’.

Dicho conclusivo de Jesús

16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos”.

Primeras observaciones

En una primera aproximación al pasaje notamos que:

(1) El patrón es el protagonista de todo el relato. Notemos, además, que en el v.8 se le llama “señor (kyrios) de la viña” y en los vv.1.11 “dueño de casa” (oikodespots; la Biblia de Jerusalén traduce “propietario”).

(2) Todo ocurre en el marco de una jornada laboral. En la Palestina de los tiempos de Jesús, ésta iba desde el amanecer hasta que aparecían las primeras estrellas.

(3) La jornada se subdivide a la manera grecorromana: 12 horas, subdividas en 4 partes, es decir, cada tres horas: la “prima” (amanecer), la “tertia” (las 9 am), la “sexta” (las 12m), la “nona” (las 3 pm) y se completa así el fin del día a las 6 pm (dependiendo de la estación). Con todo, en la parábola hay un anticipo a la hora “undécima” (5 pm), que es la hora del pago de los trabajadores.

(4) Cada una de las dos partes de la parábola comienzan con una indicación temporal: “a primera hora de la mañana” y “al atardecer”.

(5) En la segunda parte de la parábola, a la hora de la paga de los trabajadores, tienen un rol solamente los primeros y los últimos que fueron contratados. Aquí el diálogo con el patrón se concentra en un trabajador tomado del grupo de los primeros. Las lecciones de la parábola se deducen del juego de contraposiciones que surge de ahí.

Detengámonos ahora, brevemente, en algunos puntos sobresalientes para que captemos el mensaje.

2. Primera parte de la parábola (20,1-7)

Lugar: la plaza y la viña.
Personajes: dueño de la viña y desempleados parados en la plaza.
Acción: el patrón busca y contrata, en cuatro ocasiones, los trabajadores para la vendimia.

Como ya hemos anotado, la primera parte, se desarrolla de forma rítmica.

Con la escala de tiempo descendente, queda claro que la duración del trabajo de cada grupo de llamados es muy diferente. Llama la atención que el cuarto grupo sea reclutado una hora antes de la puesta del sol. Una acción aparentemente absurda.

También es curioso ver cómo en la medida en que pasa el tiempo se va diluyendo la definición de la paga:

(1) Con los primeros se concuerda claramente “un denario al día” (20,2).
(2) Con los siguientes “lo que sea justo” (20,4).
(3) Enseguida se dice en términos genéricos “hizo lo mismo” (20,5).
(4) Y de los últimos ya no se dice nada, simplemente se les invita a ir a la viña (20,7).

Tres acciones aparecen remarcadas:

(1) El patrón “sale”
(2) El patrón “dice” (para contratar)
(3) El patrón envía: “Id vosotros a mi viña”

La atención se enfoca ahora hacia lo que hará el patrón a la hora de la paga.

3. Segunda parte de la parábola (20,8-15)

Lugar: la viña.
Personajes: dueño de la viña, administrador y trabajadores.
Acción: tres momentos:

(1) el patrón ordena a su administrador que proceda al pago de los obreros,
(2) se levanta una polémica, en el grupo de los primeros, por el monto de la paga y
(3) viene la respuesta del patrón.

3.1. El pago (20,8-10)

El patrón le pide al administrador que pague a todos, “empezando por los últimos hasta los primeros” (20,8), la misma recompensa, o sea, un denario (“un jornal”). Los que solamente trabajaron una hora “cobraron un denario cada uno” (20,9). Cuando se llega a los primeros, aquí viene el problema, “pensaron que cobrarían más” (20,10) pero también recibieron un denario.

3.2. La protesta de los trabajadores de la primera hora (20,11-12)

El problema revienta precisamente aquí: “los primeros pensaron que cobrarían más” (10,10ª).

¿Por qué critican al propietario?

Es claro que los primeros, de donde proviene insatisfacción y la crítica, han “aguantado el peso del día y el calor” (20,12c), es decir, han trabajado 12 horas; en cambio los últimos solamente se han esforzado una hora.

Si se procede en estrecha correspondencia de trabajo realizado y recompensa:

(1) los últimos deberían recibir la duodécima parte del pago recibido por los primeros;
(2) o al contrario, si a los últimos se les pagó un denario completo (ver 20,9), de lógica los primeros deberían recibir doce denarios.
Pero el patrón no hace ni lo uno ni lo otro.

Los primeros trabajadores solamente miran el principio según el cual la prestación de un servicio debe ser correspondida por la recompensa. Por eso, enseguida el dueño de la viña les va a ampliar su visión estrecha de las cosas, dándoles un nuevo enfoque que les permitirá –si lo quieren- reconsiderar su actitud.

3.3. La explicación del patrón (20,13-15)

El patrón le responde a uno solo del grupo de los críticos, si bien la murmuración proviene de la masa. Esto es interesante: los siervos no deben dejarse determinar por la opinión de la masa, sino que cada uno debe considerar personalmente el punto de vista del patrón.

La respuesta del patrón es la parte más importante de toda la parábola, por eso es más extensa y esquematizada. Tiene dos partes:

La primera parte se subdivide en tres:

(1) Constatación, en primera persona singular: “Amigo, no te hago ninguna injusticia”
(2) Pregunta retórica: “¿No te ajustaste conmigo en un denario?”
(3) Imperativo: “Pues toma lo tuyo y vete”.

La segunda parte también se subdivide en tres. Se sigue el mismo esquema anterior, pero con una variante:

(1) Constatación en primera persona singular: “Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti”.
(2) Pregunta retórica: “¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero?”
(3) Otra pregunta retórica: “¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”.

Como anotamos, sorprende al final, el cambio de estructura. Lo último no se dice en imperativo –tal como se esperaría- sino en forma de pregunta. El patrón no da por sí mismo respuesta final sino que invita al oyente a deducirla. Por una parte, no es posible darla porque ya la paga está hecha, pero por otra parte, también al lector le corresponde la respuesta, en la cual –por la fuerza del argumento- se le pide pensar con la lógica contundente del patrón.

¿Cuál es ese punto vista?

(1) Al comienzo de su argumentación, el patrón menciona su “justicia”: “no te hago ninguna injusticia” (20,13), es decir, le da a los primeros la recompensa que pactaron con él. No les roba nada, no les hace ninguna trampa.

(2) Luego el patrón le recuerda su libertad: “quiero dar a este último lo mismo que a ti” (20,14b). Es decir, él puede disponer libremente de sus cosas, puede darlas a quien quiera y nadie se las puede pretender.

(3) La motivación de esto último es la bondad del patrón: “yo soy bueno” (20,15b). Es decir, no procede así porque lo hayan merecido, no porque tengan derecho, sino porque es “bueno”, quiere hacer el bien, dar y ayudar.

(4) El patrón no sólo habla de su motivación, sino que también retoma la actitud de quien lo critica y lo pone en guardia sobre su “envidia”: “¿Va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?”; es decir: ¿No puedes ver con buenos ojos el que otro reciba un beneficio? ¿No estás en capacidad de unirte a la alegría de los otros? ¿Eres envidioso porque el otro puede gozar de la bondad del patrón? ¿Lo único que se te ocurre es comparar, con visión estrecha, y reclamar la paridad total en el trato?

El amor al prójimo excluye la envidia y exige que se le permita recibir una ventaja y un don inmerecido, como si uno lo hubiera recibido para sí mismo.

En fin…

La parábola enseña que uno no debe ponerse a hacer cálculos con Dios, diciéndole qué es lo que tiene que hacernos a nosotros y a los otros. No hay que hacer comparaciones con los dones de Dios ni nos quejemos ante él porque nos parece que hemos recibido poco.

Lo que se espera es que cada uno haga bien y con confianza su trabajo y que reciba con gratitud lo que se le da. Hay que respetar la bondad y la generosidad de Dios y, sobre todo, alegrarse por cada signo de su cariño, aún cuando no lo recibamos nosotros directamente sino nuestro prójimo.

4. Releamos el evangelio con un Padre de la Iglesia

San Juan Crisóstomo nos hace un comentario sobre “las horas de la llamada”:

“Me preguntarán por qué razón el patrón no mandó a trabajar a todos los trabajadores en la viña al mismo tiempo.

No es algo que dependiera del patrón, él los llamó a todos juntos, a la misma hora, pero no todos obedecieron enseguida.

Y esto se debe a las diversas disposiciones de los llamados. Por eso algunos son llamados al comenzar la mañana, otros a las nueve, otros al medio día, otros a las tres de la tarde, incluso a las cinco de la tarde, cada cual en el momento en que está preparado para oír la llamada.

Lo mismo dice también Pablo: “Cuando quiso Dios, quien me separó desde el vientre de mi madre” (Gálatas 1,15). ¿Cuándo fue que quiso Dios? Cuando Pablo estaba preparado para obedecer. Ciertamente el Señor habría deseado llamarlo desde el comienzo de su vida, pero sabiendo que entonces Pablo no habría cedido, esperó para llamarlo en el momento en que estaría dispuesto.

Por esto también  llamará en el último momento al ladrón, quien, de otra manera, no hubiera respondido a la llamada.

Pablo no habría respondido antes; y, mucho menos, le habría obedecido el ladrón”.

(San Juan Crisóstomo, Comentario sobre el evangelio de Mateo, 64,3s)

5.  Para cultivar la semilla de la Palabra en el corazón

5.1. ¿Cuál es el contexto literario y social de la parábola?

5.2. ¿En que consiste la “visión estrecha” de los que critican al patrón? ¿Qué significado tiene el punto de vista del patrón?

5.3. ¿Tengo la impresión de que Dios se ha olvidado de mí y que, en cambio, si quiere más a los otros? ¿A propósito de qué lo he pensado? ¿Con relación a qué persona?

5.4. ¿Sé ponerme contento y estar agradecido por el bien que reciben los otros?

5.5. ¿Qué enseña esta parábola para las relaciones familiares y comunitarias?

P. Fidel Oñoro, cjm
Centro Bíblico del CELAM

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