CONGREGACIÓN DE MISIONEROS OBLATOS DE LOS CORAZONES SANTÍSIMOS

Para esta semana marzo 27 de 2022

Cuarto domingo de Cuaresma

Mis queridos amigos de santa Teresita, de san José, del Carmen de La Habana, del Carmelo de Quito, Carmelitas Cúcuta y de tantas partes del mundo. Un abrazo y bendiciones para la semana que comenzamos. Que lleguen días de paz y sobre todo que nazca en nosotros el deseo de regresar a la casa del Padre, de recobrar la dignidad y de entender el amor. El corazón de Dios nos espera y cuando ve en nosotros el deseo del amor y del perdón sale a nuestro encuentro, nos abraza, besa y nos invita a participar del banquete preparado para cada uno.

Este domingo IV de Cuaresma la liturgia nos presenta el texto del Evangelio de Lucas (15, 1-3.11-32) que nos presenta una hermosa descripción del amor que el Padre nos tiene, el amor con el que nos ama. Jesús conoce el corazón de su Padre y por eso con naturalidad nos cuenta sobre el amor con el que nos está amando.

Un amor que deja en libertad, que permite que tomemos decisiones sobre nuestra vida

Un amor que sabe esperar, que se alegra y hace fiesta. Un amor que abraza, que besa, que acoge a quien regresa después de haber recapacitado. El amor del Padre es el referente que tiene el corazón del pecador. El amor del Padre no nos deja solos ni deja que nos perdamos.

En Jesús el Padre misericordioso se sienta con los pecadores, come con ellos. Jesús genera en sus oyentes la conversión y el deseo de ser cada día mejores. Jesús quiere enseñarnos que el amor con el que Dios nos ama es incondicional. Que si el pecado nos aleja y nos hace llegar a situaciones límites en la vida, el arrepentimiento nos acerca de tan manera a Dios que Él mismo corre a nuestro encuentro y nos prepara fiesta. Un país lejano nos muestra la distancia que existe entre nosotros y la casa del Padre; distancia que debemos recorrer para regresar de nuevo.

Dios nos espera y no solo a los que literalmente se han ido sino también a los que aunque corporalmente están en la casa, su corazón está lejos del amor del Padre.

No logran entender en que consiste su amor y dejan de gozarse de las cosas lindas y grandes que se encuentran a su lado, en la casa del Padre. Dios tiene todo dispuesto para manifestar su alegría al recibirnos. Nos abraza, nos besa, nos devuelve la dignidad perdida y hace fiesta con comida abundante ya que Él mismo es salud y comida.

Aprendamos a alegrarnos con los que regresan al corazón del Padre, con aquellos que pareciera que lo perdieran todo por su pecado y a los que Dios espera para devolverles lo que por esencia les pertenece: ser hijos amados.

Muchas veces, como el hijo mayor de la parábola nosotros nos perdemos, nos alejamos del corazón del Padre sin darnos cuenta.

Con mi bendición:
P. Jaime Alberto Palacio González, ocd.

Para esta semana marzo 27 de 2022

Fuente: http://ow.ly/KDgs50Fe8gz

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